La desaparición de un símbolo
- La lagartija de las pitiusas está en grave peligro de extinción a causa de la introducción de la serpiente de herradura
- Para los ibicencos, este pequeño reptil es el emblema de su isla
La situación de la lagartija de las pitiusas es preocupante. En apenas una década ha pasado de liderar la isla con grandes densidades a ser casi imperceptible para sus habitantes. “La llegada de la serpiente de herradura, ha hecho que lo que antes era el paraíso para las lagartijas, estos muros de piedra, donde estaban tan seguras, pase a ser un infierno” cuenta el investigador y biólogo Oriol Lapiedra, del CREAF.
Los símbolos están por todas partes, siempre hemos estado rodeados de ellos, desde los petroglifos de las cuevas prehistóricas hasta los actuales logotipos de marcas comerciales. Y algunos de estos símbolos que nos encontramos a lo largo del camino, los hacemos nuestros.
En Ibiza, sus ciudadanos decidieron hacer “suya” la lagartija, un reptil que llegó a la isla antes que ellos. Pero ahora, acostumbrada a campar a sus anchas por la isla durante años, la introducción de una especie invasora la ha cogido totalmente desprevenida.
Serpientes y teoría evolutiva
En 2003 se detectó al primer ejemplar de esta serpiente en Ibiza. Nunca antes habían convivido con ellas, así que para la lagartija, fue toda una sorpresa encontrarse con un depredador. No estaba preparada. A lo largo de los años, habían desarrollado un carácter dócil y, por lo tanto, no tenían que estar alerta ni preparadas para competir.
“La mansedumbre de isla es un fenómeno que describe lo que les sucede a las especies que habitan en islas” explica Lapiedra. “En su historia evolutiva no han necesitado dar una respuesta eficiente a los depredadores. Entonces, ¿la selección natural qué hace? Poco a poco elimina las cosas que no son útiles”, añade el biólogo.
Con o sin ayuda humana, los organismos siempre han viajado por tierra, mar y aire sin ser conscientes de lo que es de aquí o es de allá. Simplemente, con el paso del tiempo, lo autóctono y lo alóctono acaban confluyendo y encontrando un equilibrio. Pero con la intervención humana, todos los procesos naturales han adaptado ritmos frenéticos. Ritmos que obligan a la naturaleza a adaptarse a marchas forzadas. Y ahora, en Ibiza, la lagartija se encuentra en una encrucijada.