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¿Cómo se siente alguien que vive permanentemente con dolor?

Por
De seda y hierro - Dolor, femenino singular

Convivir con el dolor, no es vivir

Nuria Osorio lleva años aprendiendo a "convivir" con el dolor, aunque, como ella misma dice en el programa ‘De Seda y Hierro’, “convivir con el dolor no es vivir.” Desde que a los 11 años comenzó a sentir los primeros síntomas de la endometriosis, Nuria ha tenido que batallar con todas las facetas del dolor. “Los primeros años fueron horribles”, recuerda con voz suave y seria, “me vino la regla a los 11 años y, aunque me diagnosticaron más de 20 años después, sé que tenía endometriosis desde entonces”, afirma. 

Esta enfermedad afecta a millones de mujeres, pero para Nuria, el verdadero drama no estaba solo en el dolor físico, sino en una sociedad que se empeñaba en hacerla sentir “loca” o “exagerada”. “No soy la única a la que han enviado a un psiquiatra diciendo que ese dolor era imaginario” comenta entre lágrimas. Por eso, las afectadas suelen callar. Sin embargo, la protagonista de ‘De Seda y Hierro’ salió del armario y se topó con esa incomprensión social que acompaña a las enfermedades silenciosas. Esta impercepción genera frustración y sufrimiento emocional en aquellas personas que viven los 365 días al año con dolor.

El equilibrio mental para la curación

Un proceso de curación no es solo físico

A pesar de las dificultades, Nuria encontró refugio en el arte y en la amistad. La danza y el taichí se convirtieron en escapes donde podía hallar paz y desconectar del dolor. “La danza, para mí, fue mi salvación” explica. Gracias a estas disciplinas, Nuria no solo cuida su cuerpo, sino que también trabaja en su estabilidad mental, algo crucial para ella, porque como bien destaca: “Un proceso de curación no es solo físico. La parte emocional es muy importante, y tener una enfermedad crónica te exige encontrar un equilibrio mental y emocional para seguir adelante”.

La lucha de Nuria contra la endometriosis le brindó la oportunidad de conocer a su amiga Lucía. “Para mí, Nuria es mi segunda hermana. La endometriosis me quitó mucho, pero también me la dio a ella”, afirma Lucía en ‘De Seda y Hierro’. Con una sonrisa cómplice, las dos recuerdan el momento en el que Lucía, después de años sin saber qué tenía, recibió su diagnóstico: “Cuando me dijeron que era endometriosis, lloré de alivio. Por fin. No estaba loca”.

La fuerza de la medicina

Otra de las personas clave en la vida de Nuria fue el doctor Francisco Carmona, su médico. “Él ha sido mi mecánico, ha sido mi salvador”, comenta emocionada, con una voz que se quiebra ligeramente. Con él, Nuria experimentó algo tan básico como revolucionario para una paciente crónica: ser escuchada. “Si quieres ayudar al paciente tienes que escucharlo para saber lo que le pasa y tienes que creértelo”, afirma el ginecólogo.

El doctor comparte sus propias reflexiones al respecto en ‘De Seda y Hierro’, convencido de que, si la enfermedad afectara a los hombres, la sociedad reaccionaría de otra manera: “Estoy seguro de que, si los hombres tuvieran dolor de testículos tres días al mes, el mundo se pararía”.

Para Nuria, la endometriosis ha sido una prueba de resistencia y una manera de conocerse mejor a sí misma. “Esta enfermedad me ha dado el valor de luchar, no solo por mí, sino por todas aquellas mujeres que no han podido, las que están en ello y las que vienen, que esperemos que sean pocas”, sentencia.