El sector del vino lucha a contrarreloj contra el cambio climático
- La sequía en Catalunya ha afectado ya al 20% de la viña en denominaciones de origen prestigiosas como Penedès
- En La Rioja, nuestra DO más internacional, ya aplican soluciones para avanzarse a las consecuencias
Hablamos de un producto que se ha convertido en gastronomía, cultura y economía en países como el nuestro. España es el tercer productor de vino del mundo. Ahora una amenaza se cierne sobre el sector, el cambio climático, que consume o azota a un cultivo que ocupa casi un millón de hectáreas. La tierra lanza un S.O.S también para la producción de vino.
Están sufriendo especialmente en Catalunya, donde están sufriendo desde hace 3 años el período más duro y largo de sequía desde que hay registros. Este año, de febrero a mayo, ha sufrido restricciones al entrar en fase de emergencia.
Las lluvias de primavera y otoño han dado un respiro, pero hay mucho daño hecho. Incluso la vid, la planta que menos riego necesita, la más resiliente, ha sucumbido.
Joan Rubió, viticultor y productor del Penedès explica que ha perdido el 20% de las plantas. Han muerto las más valiosas, las viejas, que tienen las raíces más profundas y ya no encuentran la humedad necesaria en las capas más profundas del suelo. Su bodega es muy pequeña, producen 35.000 botellas al año de vinos naturales ecológicos. Después de generaciones produciendo vino, no saben si la siguiente podrá continuar con el negocio familiar.
La Familia Torres, visionarios en la adaptación al cambio climático
A escasos kilómetros de la casa de Joan, también en el Penedès, está la todopoderosa bodega Torres. La historia es más o menos la misma, cinco generaciones de viticultores-productores se han dedicado a cultivar la viña. Aunque en este caso, han conseguido construir una de las empresas más grandes del sector: producen 44 millones de botellas al año.
Sí, la facturación es abismalmente diferente. La preocupación, la misma.
Se lo preguntamos al patriarca de la familia. Miguel Torres es la memoria viva de su historia. Es sabido que la crisis de la filoxera, un parásito que se comió gran parte de las plantas de Europa, casi destruye el sector. Para Miguel Torres la situación es incluso peor. “Hace años ya notábamos que se avanzaba la vendimia, pero no le dábamos tanta importancia. Pero en 2008 fui a ver la película de Al Gore “Una verdad incómoda” y fue cuando me di cuenta de que el cambio climático es verdad y viene a por nosotros porque vivimos de la tierra, de las cepas, y vamos a tener problemas. Tenemos que adaptarnos porque no vamos a poder luchar, no mientras haya petróleo y sigamos con esta locura”, explica Torres.
Los Torres son decanos en apostar por la cubierta vegetal (las antes conocidas como malas hierbas), el riego controlado, y limitar el número de plantas por hectárea para mitigar los efectos de la sequía. También en recuperar variedades ancestrales más resilientes a las altas temperaturas y la escasez de agua.
I+D+I aplicada a la viticultura
Los Torres están involucrados en proyectos de innovación y desarrollo como el Vitigeos, del centro tecnológico privado Eurecat. Nacido al amparo de la Unión Europea, ha desarrollado una plataforma aprovechando la Inteligencia Artificial para conseguir una viticultura de precisión y una gestión sostenible de la viña ante el cambio climático. Xavier Domingo, director de IA aplicada de Eurecat, explica que “la inteligencia artificial ayuda en todos los sectores, pero, si nos centramos en el viñedo, nos ha ayudado a mejorar los modelos climáticos para hacer agricultura de precisión, entender mejor cómo se comportará una finca meteorológicamente hablando y optimizar los recursos”.
El centro tecnológico del vino, Vitec, situado en el corazón de la DO Priorat, en Falset, es una fundación privada sin ánimo de lucro, gestionada por un patronato en el que están varias instituciones implicadas, entre ellas la Universidad Rovira i Virgili, el instituto catalán de la viña y el vino y casi todas las denominaciones de origen catalanas. Se dedica a experimentar para ofrecer soluciones a los viticultores. El aumento de las temperaturas provoca vinos con mayor grado alcohólico. Aquí, por ejemplo, prueban levaduras capaces de contenerlo. Su director, Sergi de Lamo, explica que colaboran con el Parque Natural de la Sierra del Montsant y con el Ayuntamiento de Cabasés para montar una finca experimental de 10 hectáreas centrada en viticultura sostenible, teniendo en cuenta los efectos de cambio climático y “eso nos permite tener parcelas de 350 a 650 m de altura con distintas orientaciones y estamos viendo cómo unas mismas variedades, unos mismos clones, se comportan de manera distinta según en qué orientación estén plantados. Antes siempre íbamos a buscar orientación sur para que tocara el sol todo el día y ahora ya hace tiempo que no, que están buscando otras orientaciones para evitar esa insolación”.
La situación de la DO Rioja, la más internacional
“En La Rioja los efectos del cambio climático en la viticultura son innegables", nos explica Gonzaga Santesteban, catedrático de la Universidad Pública de Navarra responsable del grupo de investigación en Viticultura. “Es verdad que aunque hemos tenido episodios de sequía, no han llegado en estos años a los niveles de dramatismo que han tenido en Cataluña y en otras zonas, pero es verdad que el impacto del cambio climático en la actividad de los viticultores es muy grande”. Así que antes de llegar a la situación de Catalunya, ya hay quien está aplicando soluciones. Santesteban habla de retro-innovación, volver a práticas tradicionales, “porque en las últimas décadas del siglo XX y primeras décadas del siglo XXI hemos ido tomando decisiones que iban en contra de adaptarnos al cambio climático y hemos hecho nuestros viñedos más vulnerables de lo que eran”. Así encontramos que la bodega Roda, en Haro, ya planta en línea clave para aprovechar mejor el agua de lluvia, la bodega Arizcuren apuesta por plantar en vaso antes que en espaldera o que en Ostatu priman integrar el viñedo al curso natural del paisaje.