Elvira Siurana: “Hay poca cultura feminista, realmente nuestra historia no se conoce”
- Elvira Siurana, referente feminista desde los años 70, recuerda aquella época con Objetivo Igualdad
- Siurana fue una de las fundadoras del Partido Feminista y participó en la emblemática revista 'Vindicación Feminista'
Elvira Siurana es una mujer afable y sonriente, de discurso reposado pero enérgico que subraya con gestos de manos. Esta pionera de la tercera ola del activismo feminista desgrana sus recuerdos de una forma vívida, que nos transporta a la defensa de los derechos de las mujeres de los años 70 del siglo XX. Era un momento en que el movimiento feminista había dado un paso de gigante en cuanto a teoría política y avanzaba en países como EE.UU., Francia o Reino Unido. En España, se salía de la dictadura franquista, que había instituido el papel secundario y sumiso de la mujer.
PREGUNTA. ¿Cuándo te surgió la conciencia feminista?
RESPUESTA. Mira, este es el primer libro de feminismo que yo leí: “Hablan las women’s lib”. Es del año 72 y lo escribió María José Rodríguez, que luego sería compañera de luchas en el Partido Feminista, una de las fundadoras, y que me abrió bastante la cabeza, aunque luego continúe con otras cosas. En realidad, yo entré en el feminismo a raíz de un congreso en Bruselas sobre la reunión del Tribunal de Crímenes contra la Mujer. Era el año 1976 y me encontré que las españolas, y sobre todo las catalanas, las de mi pueblo, estaban dominando el Congreso, eran las más heavys, con mucha fuerza, con mucha furia. Y entendí que tenía que regresar y trabajar con ellas.
P. Y al volver a España se integró en la revista ‘Vindicación Feminista’
Era espectacular, estaba muy bien hecha y estaban todas, escribía todo el mundo allí. Lidia Falcón y Carmen Alcalde eran las promotoras, pero estaba Colita, Anna Moix, Rosa Montero escribió allí. Es que era jovencita. Claro, Montse Roig, desde luego, todas las catalanas. … Tuvo un éxito tremendo, llegó a tirar 36.000 ejemplares y era mensual y duró tres años.
“Vindicación Feminista fue un bombazo, sobre todo en una España que salía en aquel momento de la dictadura“
R. Entonces había muchas revistas críticas o de humor satírico. ¿Aportaba Vindicación Feminista una nueva perspectiva?
Era muy claramente feminista y causaba mucho susto, pero, por otro lado, un respeto también, porque tenía impacto en aquel momento y tenía calidad. También se hacían entrevistas algunos hombres progresistas o no progresistas. Yo creo que se la conoce poco por lo que significó. Recuerdo que en el año 80 que fui a Copenhague a un Congreso de Naciones Unidas, cuando hablé de Vindicación, se me pusieron de rodillas —y ya había quebrado— para darme las gracias las europeas. Vindicación fue un bombazo, sobre todo en una España que salía en aquel momento de la dictadura. Franco murió en noviembre de 1975 y esto salió en junio de 1976. Marcaba línea, lo que quizá pasaba es que marcaba una línea demasiado radical para lo que la sociedad quería absorber en aquel momento.
P. En el feminismo de los 70 en Estados Unidos hubo diferencias sobre la inclusión de las reivindicaciones lesbianas dentro del movimiento feminista. ¿Qué pasó aquí?
R. Algo que yo siempre cuento es que había una visión diferente en Madrid que en Barcelona. En Madrid dicen que el feminismo oficial se sacudía un poco a las lesbianas porque no quería que las identificaran. En cambio, mi experiencia en Barcelona cuando entré el movimiento feminista es que ser lesbiana era lo que molaba y que incluso las que no lo eran lo probaban, lo intentaban. Estábamos muy unidas. También trabajábamos con el movimiento gay que en aquel momento surgía, con Jordi Petit Hernández. Hicimos muchas manifestaciones juntos. . Luego se fueron más a las organizaciones más claramente LGTB. Se fue apartando un poco del feminismo. Claro, no significa que ser lesbiana te haga feminista. Se puede ser lesbiana y ser fascista. Entonces hay matices que nos pueden separar.
P. ¿Y cómo ha evolucionado? ¿Hay una agenda conjunta o agendas separadas?
R. Yo creo que ha evolucionado fatal, porque ahora estamos con la cuestión del feminismo y el lesbianismo. Se han decantado más hacia el transfeminismo, hacia el movimiento trans. Entonces, todas estas contradicciones que apuntaba sobre que puede ser trans o puede ser lesbiana y ser fascista. No significa que el compromiso ideológico que tiene el feminismo venga por la opción sexual, sino que puede coincidir y lo bueno sería que coincidiera, porque realmente el enemigo es común, es el machismo, pero la manera de abordarlo puede ser diferente. También es verdad que el movimiento gay ha tenido mucho más dinero y más simpatía y más fuerza en los medios que el movimiento feminista, que ha sido muy denostado y como dejado por rancio y pesadas y cosas de mujeres. Suele pasar en las “cosas de mujeres”, que siempre suelen quedar a la cola de las reivindicaciones. Entonces el feminismo se ha tenido que plantar y defender los espacios que hemos conquistado.
“Decidimos que no teníamos que escuchar consignas de nadie y fue como un sacarse de encima los popes de los partidos“
P. Otra de las grandes cuestiones que se planteaban entonces era si las mujeres podían mantener su activismo feminista y, a la vez, un activismo de partido. Lo que se conocía como la doble militancia.
R. La mayoría de las mujeres que entraron en el feminismo ya tenían una cierta conciencia, venían de partidos antifranquistas que había en aquel momento. Esos partidos sí que asumieron un poco el feminismo, porque también tenían menos espacio, ¿no? Teníamos una coordinadora donde se decidían las cosas en la asamblea feminista. Pero si el partido daba consigna de que esto no se podía llevar adelante, pues las mujeres de ese partido obedecían la consigna de su partido. Y nos encontramos, yo lo recuerdo, en la Coordinadora de Barcelona en el año 79 ú 80, que el Partido Comunista, el PSUC, se opuso a que lleváramos una pancarta pidiendo el aborto porque dijo que no era oportuno, que se echaba la gente para atrás y tal. Y las mujeres del PSUC acataron esto. Y entonces, claro, siempre nos encontrábamos que era como un freno porque que nosotras lo pedíamos todo y ellas iban como un poco atadas a las consignas de su partido.
P. ¿Y entonces surgió la idea de fundar un Partido Feminista?
R. Decidimos que no teníamos que escuchar consignas de nadie, que teníamos que ir por lo directo, que ya se habían hecho colectivos feministas que eran solo de mujeres. Y fue como un sacarse de encima los popes de los partidos y empezar a trabajar desde nosotras mismas. Escucharnos. También hubo un trabajo muy intimista de poner en común las situaciones que vivíamos.
“Nadie cuenta quién fue Federica Montseny, la primera ministra en Europa de un país en un momento difícil, que además hizo medidas feministas“
P. ¿Somos conscientes de toda esta evolución, de toda esta historia?
R. Yo tengo la sensación de que hay poca cultura feminista y que realmente nuestra historia no se conoce. Mucha gente no sabe lo que es ‘Vindicación Feminista’, no sabe lo que es ‘Poder y libertad’, que duró 20 años. La gente lo desconoce. Las que empiezan vuelven a empezar por el principio. Y en todo caso, también tiene parte de culpa la Academia, porque traduce los estudios de feminismo del extranjero, de Inglaterra y de Estados Unidos, fundamentalmente. Pero nadie cuenta quién fue Federica Montseny, la primera ministra en Europa de un país en un momento difícil, que además hizo medidas feministas. Nuestra propia historia, la nuestra, que todavía estamos vivas. Hay como una falta de cultura. Y en eso yo sí que hago un llamamiento a las académicas a que cuenten nuestra historia. Es verdad que ahora están saliendo bastantes memorias de amigas mías. Y siempre son subjetivas. Yo he decidido que voy a escribir unas memorias y las titularé: “Memorias subjetivas”.