Felipe II y Felipe III: reinado, personalidad y curiosidades
- Descubre en qué se diferenciaron los reinados de Felipe II y Felipe III
- ¿Sabías que Felipe II tenía pánico a bañarse? Descubre esta y otras curiosidades sobre el monarca
Año 1598, esa es la época en la que se adentra hoy Crónica de España. Arranca el reinado de Felipe III, un mandato que no se entiende sin antes conocer la herencia que dejó su padre Felipe II. ¿Quieres saber cómo eran estos dos monarcas en la intimidad y qué sucedió durante su regencia? ¡Dale al play o sigue leyendo!
Así fue el reinado de Felipe II
Definido por muchos como rey prudente, otros como rey burócrata, lo que no se puede negar es que Felipe II fue un icono de la España negra. A pesar de no contar ni con la postura ni con la seguridad de su padre Carlos I, con quien fue constantemente comparado durante todo su reinado, su extensa cultura y lo trabajador que era le permitió mantener los dominios heredados de Carlos V, una tarea cuanto menos complicada teniendo en cuenta las dimensiones del Imperio y a su larga lista de enemigos.
Luchó arduamente contra el protestantismo y llevaba por bandera la idea de que era obligación de la Corona salvar a la humanidad de cualquier herejía. En algunas batallas triunfó, como en Lepanto o San Quintín, pero en otras fracasó estrepitosamente como en la expedición de la Armada Invencible.
Cuando este murió a los 71 años a causa de la gota y otras complicaciones, los enemigos del monarca alimentaron un relato oscuro sobre su mandato y su persona, proclamando que Felipe II había hecho de España una nación cruel, vil e inculta. Se suele señalar a su antiguo Secretario de Estado Antonio Pérez como único propulsor de esta idea, pero hubo más.
Por ejemplo el Príncipe de Orange, quien acusó a Felipe II de haber matado a su hijo Carlos. Otro de ellos fue un fraile portugués, quien escribió una obra con enorme difusión en Inglaterra que recogía y empeoraba todas las acusaciones a Felipe II.
Un rey sumamente culto
En lo personal, Felipe II era sumamente culto. Prueba de ello es la biblioteca privada que dejó como legado en El Escorial, la más grande de Occidente, o su trabajo defendiendo a grandes artistas del momento como Tiziano.
Exceptuando la vez en que encerró a su hijo Carlos en sus aposentos del Alcázar de Madrid, Felipe II era un hombre cariñoso con su descendencia, en especial con sus hijas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. También lo fue con sus cuatro mujeres aunque solo estuvo enamorado de dos de ellas: María Manuela de Portugal e Isabel de Valois.
Algunas curiosidades sobre Felipe II
El monarca era una persona muy maniática, por lo que dejó unas cuantas anécdotas para la posteridad. Un ejemplo de ello era su pánico a bañarse: a Felipe II le daba miedo que se le abriesen los poros y le entraran las enfermedades. Pero a su vez era muy limpio, tan pulcro que se aseaba con paños húmedos y perfumados. Su dieta tampoco era muy variada que digamos. No tomaba ni fruta, ni verdura, ni hortalizas: únicamente comía carne roja.
Con su segunda mujer no empezaron las cosas con buen pie. El rey no se acudió a la boda y tuvo que ser representado por un conde flamenco, sustituyéndole este mismo en el lecho nupcial. Eso sí, solo se tumbó junto a ella vestido con una armadura de pies a cabeza. Meses después se repitió la boda, en esta ocasión con Felipe II presente, y María I de Inglaterra se enamoró por completo, aunque el flechazo no fue mutuo.
Encerró a su hijo Carlos I porque trataba mal al servicio. Es más, se dice que arrojó por la ventana a un paje y que perdió totalmente la cabeza al enamorarse de su madrastra, la reina Isabel de Valois.
Felipe III no era el heredero al trono
Obligado a gobernar la extensa y compleja monarquía hispánica, lo cierto es que Felipe III no contaba ni con la sabiduría ni con la experiencia de su padre Felipe II. Y decimos obligado porque el monarca no era en primera instancia el heredero al trono. Sin embargo, acabó siéndolo tras fallecer sus hermanastros Diego y Carlos, colocándose de esta manera en el primer puesto de la línea sucesoria.
Por lo que el monarca tuvo una exhaustiva formación de la mano de su instructor García de Loaysa y Girón. Una de sus primeras medidas fue nombrar a Francisco Gómez de Sandoval y Rojas como Duque de Lerma, una decisión que no fue muy bien acogida por sus seguidores debido a su extremada ambición política y personal. Pero supo calmar rápidamente las aguas afirmando que él seguiría teniendo la última palabra a pesar de haber nombrado un ministro principal.
Así fue el reinado de Felipe III
Cuando Felipe III se sentó en el trono en 1598 la situación política del Imperio español era de todo menos fácil. Su padre había dejado una herencia grandiosa en lo territorial, pero con grandes desequilibrios políticos y económicos ya que las arcas no podían abastecer a unos dominios tan extensos.
Además, tenían por delante la guerra con los Países Bajos y una crisis económica y hacendística. Resulta que todas las riquezas procedentes de América alimentaban las arcas de una nobleza que buscaba vivir de las rentas en vez de invertirlas en los medios productivos, fomentando el aprecio desmedido por el lujo y una visión nefasta del trabajo. Los datos apuntaban que solo había un campesino trabajando por cada 30 personas no productoras.