Dos casos reales de ataques de ovnis que te pondrán los pelos de punta
- María Paredes y Juan Gómez nos adentran en el escalofriante mundo de los ovnis con estos casos reales
- Martín Rodríguez y Dionisio Llano son solo dos de todas las víctimas que narran en Terror en blanco
El misterio de los objetos volantes no identificados, también conocidos como ovnis, sigue desafiando nuestra comprensión. Más aún cuando escuchamos historias reales sobre ataques a personas como las que nos traen hoy Terror en blanco. Aquí te dejamos dos, pero hay muchas más. ¿Estás preparado para descubrir estos escalofriantes casos? ¡Dale al play!
El ataque le cambió su vida para siempre
A la víctima de este suceso le cambió la vida con ocho años. Nos encontramos en los años 70 en la localidad de Tordesillas, Valladolid. Martín había quedado con un amigo a jugar a tirar piedras en una zona boscosa a la que solían ir a menudo, pero ese día pasó algo diferente.
A lo lejos vieron como un objeto plateado con forma de cono descendía del cielo para aterrizar en un corral cercano a ellos. La curiosidad les pudo, así que decidieron que era buena idea lanzarle también piedras para ver lo que pasaba.
"Pegó un golpe en algo que no era normal, era un ruido muy raro. Nosotros teníamos el oído ya de haber tirado más piedras otras veces y nunca habíamos oído ese golpe. Nos extrañó", contaba Martín Rodríguez décadas después al investigador Nando Domínguez.
El protagonista de esta historia no había vuelto a hablar del tema hasta ahora, pues el colaborador Juan Gómez ha conseguido que cuente a la audiencia de Terror en blanco qué fue lo que vio: "Era un aparato en forma de lágrima terminándolo muy puntiagudo. Tenía tres patas, una puerta como si fuera la de un ascensor y tres círculos. Yo siempre dije ventanas".
Según Martín, el ovni cerró la puerta y soltó por lo que él define como "tubos de escape" unos haces de luz con tan mala suerte que uno de ellos le dio en el vientre. "Yo me sentía agarrado, como si estuviera pinchado en algo, sujetado. Eso sí, también muy relajado pero sin poder moverme. Solo sentía del cuello para arriba", contaba el protagonista.
Después desapareció dejando una especie de vapor en el aire y emitiendo un sonido similar a cuando te zumba el oído. "Yo empecé a notar con esos sonidos como que perdía la vista como cuando tienes un vértigo, pero en todo momento tranquilo, sin dolor y sin nada", señalaba Martín.
Al parecer las consecuencias no fueron inmediatas, pero tampoco tardaron mucho en llegar. A los 15 o 20 días de este terrorífico suceso empezó a sentir mareos y a vomitar y sus padres, asustados, decidieron llevarle al médico. Este no se creyó la historia del chico y llegó a decirles "que estaba mal de la cabeza".
Tras una serie de pruebas le diagnosticaron hidrocefalia, una enfermedad que convirtió su vida en un infierno: "Me llegaron a hacer 14 operaciones, tuve que ser trasladado varias veces a diversos hospitales". De hecho, sus compañeros de clase llegaron a recaudar dinero para que su familia pudiese pagar el entierro del pequeño.
La prensa tampoco lo puso fácil, Martín y su familia fueron acosados por los periodistas y la sociedad llegándole a causar esta situación una depresión. "Yo era como como un coco para la sociedad. Entonces yo en ese aspecto casi lo he pasado más mal socialmente que lo que me han hecho, porque he contado muchísimas veces esta historia y no me molesta contarlo otra vez, porque es una cosa que es cierta, que yo he visto y que me voy a morir con ello, que eso no era de aquí", confesaba.
Una vuelta a casa que acabó en pesadilla
Viajamos hasta la localidad de Anolaima, Colombia, para contar esta escalofriante historia. Cuando Francisco Pacheco y su primo Dionisio Llano acabaron su jornada laboral en el campo la noche del 4 de julio de 1969 no se esperaban para nada que ese día no llegarían juntos a casa.
Durante el trayecto todo parecía normal, hasta que de repente ambos vieron una luz intensa en el cielo que se aproximaba hacia ellos. Era un resplandor inusual, tal como la definía Pacheco, y les daba la sensación de que les estaba persiguiendo.
El miedo empezó a brotar en ellos y de repente Pacheco sintió como una especie de quemadura en la piel, como si estuviera expuesto a una energía intensa. Salió corriendo pero cuando se dio la vuelta se percató de que su primo Dionisio estaba tirado en el suelo, aparentemente sin vida, bajo el resplandor de esa luz.
Aterrorizado ante tal imagen escapó al pueblo más próximo para buscar ayuda y cuando las autoridades encontraron el cuerpo no podían creer lo que estaban viendo: la piel de algunas partes de cuerpo presentaba quemaduras inusuales con un aspecto inexplicable.
Los forenses que evaluaron el cuerpo determinaron que no había señales de una causa de muerte común ni había signos de agresión física convencional que explicaran el fallecimiento. Solo informaron de que su piel parecía haber estado expuesta a una fuente de calor intensa o a una suerte de radiación, sin encontrar qué fue lo que pudo provocar dichas lesiones.
Las autoridades dijeron que se trataba de un evento de origen natural, algo con lo que su primo nunca estuvo de acuerdo. "Había muerto de manera inequívoca con la aparición de un extraño objeto que parece que de manera intencionada acabó con la vida de su primo Dionisio Llano", cuenta el colaborador que afirmó Pacheco.
Algunos investigadores locales y ufólogos consideran el caso de Anolaima como uno de los ejemplos más intrigantes de presunta agresión de un ovni, cuya fatal consecuencia fue la muerte de este inocente hombre.