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¿Por qué es tan fácil creer en las conspiraciones? Esta es la explicación científica

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Psicología, Laura Morán: ¿Por qué creemos en conspiraciones?

¿Qué factores psicológicos pueden hacer que creamos en las conspiraciones o seamos más proclives a hacerlo? Podríamos decir que hay varios elementos que satisfacen las necesidades humanas más básicas, como la de sentirse seguro.

En este sentido, este tipo de teorías de la conspiración sirven para reducir el sentimiento de incertidumbre que nos provoca lo aleatorio. También nos genera un sentimiento de pertenencia al grupo, un entorno afín.

Más allá de la seguridad, como detalla la psicóloga Laura Morán en Órbita Laika -programa disponible en RTVE Play- entran en juego otros atractivos factores como el sentimiento de superioridad que se genera al creer que se tiene información privilegiada.

Además, Laura Morán explica que existen dos sistemas mentales de toma de decisiones que, en cierto modo, también intervienen en nuestra predisposición ante estas teorías conspirativas.

Búsqueda de Patrones

A los seres humanos nos gusta pensar que somos criaturas racionales y que siempre tomamos decisiones basadas en la lógica y la información objetivamente recopilada. Pero, como demostraron los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky, eso está lejos de ser lo que realmente sucede.

Kahneman y Tversky investigaron durante décadas el comportamiento humano y llegaron a conclusiones muy interesantes como, por ejemplo, que somos buscadores compulsivos de patrones.

Tendemos a buscar conexiones entre elementos que puede que no tengan nada que ver y, además, les damos sentido. ¿Por qué nos pasa esto? Porque reconocer patrones ha sido una capacidad crucial para nuestra supervivencia, al permitirnos anticipar peligros y oportunidades.

En la actualidad, creer en conspiraciones puede entenderse como una extensión de esta habilidad, que nos sirve para reducir la incertidumbre y para dar explicaciones a eventos que de otro modo parecen aleatorios o injustos.

Por ejemplo, como explica Laura Morán, es lo que a muchas personas les pasó con el COVID – 19: “¿Cómo va a ser que una “sencilla” mutación genética genere tal nivel de caos y sufrimiento a nivel mundial? ¿Tan vulnerables somos? Tiene que ser algo mucho más 'gordo'”.

Sentimiento de Pertenencia al grupo y Sentimiento de Superioridad

Esta no es la única necesidad humana que satisfacen este tipo de teorías. También alimentan el sentimiento de pertenencia a un grupo. Creerlas te conecta automáticamente con otros que comparten esa creencia. Esto genera una comunidad que se retroalimenta.

Muchos movimientos que difunden conspiraciones cuentan, además, con una figura de autoridad que hace de líder o portavoz

Por otro lado, tal y como cuenta el psicólogo Ramón Nogueras, la sensación de superioridad también desempeña un papel crucial. Creer que se tiene acceso a información privilegiada que otros desconocen y no pueden obtener. Esto te hace sentir especial, inteligente, único e importante.

Sistemas de toma de decisiones

Hacer frente o darse cuenta de lo que realmente esconden este tipo de teorías y movimientos no es una tarea fácil. Ni siquiera es una cuestión de inteligencia, educación o cultura, el quid de la cuestión reside en cómo “pensamos” los seres humanos.

Kahneman y Tversky concluyeron que no somos tan infalibles y racionales como nos gustaría debido a cómo procesamos la información y tomamos decisiones. Ellos lo ilustraron a través del siguiente modelo formado por dos sistemas.

Sistema 1:

  • Rápido y automático
  • Basado en heurísticos y experiencia
  • Decisiones rápidas
  • Propenso a sesgos

Sistema 2:

  • Lento y analítico
  • Esfuerzo consciente
  • Decisiones trascendentes
  • Consume recursos

El sistema 1 es rápido, automático. Lo que solemos llamar intuición. Opera de manera inconsciente y se basa en heurísticos (atajos de pensamiento) y experiencias pasadas. Es muy útil para decisiones rápidas, pero también propenso a errores y sesgos.

El segundo es más lento, deliberado y analítico. Y claro, requiere de esfuerzo consciente ya que lo utilizamos para tareas más complejas y decisiones muy importantes. Y con respecto al primero, consume más recursos cognitivos, pero resulta más preciso.

La Teoría Prospectiva de Kahneman y Tversky también describe cómo las personas toman decisiones en situaciones de riesgo

A la hora de aceptar o rechazar una teoría conspirativa el sistema que predomina es el primero. Por eso es más fácil caer en sesgos y errores que facilitan o nos hacen más proclives a la hora de dejarnos seducir y embaucar por este tipo de 'explicaciones', por muy locas que sean a veces.

El sesgo de confirmación y el efecto de verdad ilusoria

Uno de estos sesgos en los que es muy fácil caer y más hoy en día, es el sesgo de confirmación. Se trata de la tendencia a buscar, interpretar y recordar información que confirma nuestras creencias preexistentes.

Por ejemplo, como cuenta Laura Morán en Órbita Laika, si he escuchado que las vacunas causan autismo y no me suena mal, tenderé a buscar y recordar solo los artículos y testimonios que respalden esa creencia, llegando a ignorar los estudios científicos que demuestran que no existe tal vínculo.

Además, en la actualidad estamos hiperconectados a través de Internet, las redes sociales y la mensajería instantánea, con lo que, lo que hace siglos podría tardar semanas o meses en extenderse, ahora tarda unos minutos.

Internet permite que se multiplique tanto la velocidad de trasmisión como la cantidad de información generada sobre ese tema y la exposición repetida a ella. Lo que da lugar al conocido como “efecto de verdad ilusoria”: cuanto más se repite una información, más creíble parece, aunque sea completamente falsa.

¿Cómo luchar?

Los algoritmos no siempre juegan a nuestro favor y esto no es baladí. Está teniendo consecuencias serias como la polarización política y los desafíos en la salud pública con los movimientos “antivacunas”, por ejemplo.

Es importante entender por qué creemos en estas teorías e intentar prevenir más que curar. ¿Cómo? Fomentando el pensamiento crítico y la educación científica desde una edad temprana.

Practicando el escepticismo saludable y cuestionando las fuentes de información para saber diferenciar entre hechos y ficción.

Y evitando propagar en redes información que, aunque parezca interesante, atractiva o alarmante, pueda tratarse de un bulo.

Más ciencia y veracidad antibulos y conspiraciones en el programa de Órbita Laika dedicado a Conspiraciones. Órbita Laika, los martes a las 22:00h en La2 y siempre disponible en RTVE Play.