Gladiadores en Hispania, la verdad: que no te cuenten películas del Imperio Romano
En la cúspide del esplendor romano, Tarraco (actual Tarragona), se erigía como una de las joyas de Hispania. Con su anfiteatro como testimonio del pasado, Ingeniería Romana permite descubrir que la historia real de los gladiadores y los espectáculos que ofrecían dista mucho de la narrativa de sangre y muerte perpetuada por el cine durante décadas.
Hace 2.000 años, la parte alta de Tarraco constituía el centro neurálgico de la política y la economía local. Este espacio, ahora ocupado por el casco antiguo de Tarragona, estaba adornado con jardines, fuentes y estatuas de mármol que reflejaban la gran riqueza de la ciudad. Pero el tiempo no se portó del todo bien con ella, y muchas de estas estructuras fueron saqueadas para reutilizar sus materiales en construcciones posteriores. ¿El resultado? Vestigios que requieren de multitud de estudios para ser interpretados correctamente.
Tarraco y su legado arquitectónico
Una excepción es el anfiteatro, cuyo estado de conservación y restauración permiten que imaginemos con facilidad la grandeza de este espacio de espectáculos. Con capacidad para unos 12.000 espectadores, contaba con elementos técnicos avanzados, como una gran carpa, que protegía del sol a los asistentes, y un sistema de fosos y bóvedas que sostenían el complejo.
Los gladiadores de Hispania
En este anfiteatro se celebraban las famosas luchas de gladiadores y la caza de animales salvajes. Sin embargo, la vida de los gladiadores en el Imperio Romano no era tan breve ni brutal como nos hicieron creer las películas. Durante gran parte del Imperio, ser gladiador era una ocupación lucrativa y de gran prestigio. Muchos de estos luchadores, además, formaban familias y disfrutaban de carreras sobre la arena de este tipo de recintos.
La verdad detrás del mito
Antes de cada combate, los gladiadores invocaban a Némesis, la diosa de la venganza, en pequeños espacios de culto bajo la arena. La puerta triunfal permitía la entrada majestuosa de los contendientes, mientras que otra salida más discreta, conocida como la puerta de la muerte, daba paso a los gladiadores derrotados.
El anfiteatro no era el único edificio monumental de Tarraco. Aunque de su teatro romano apenas quedan las cimentaciones y unas pocas gradas, la ciudad tuvo una vida vibrante como una de las tres capitales de Hispania romana, junto con Cartago Nova (actual Cartagena) y Córdoba. Estos lugares eran epicentros de la administración, la cultura y el espectáculo, donde las decisiones estratégicas, como las del general Escipión en la Segunda Guerra Púnica, marcaron el curso de la historia.
Los gladiadores, el anfiteatro y la ciudad de Tarraco nos muestran que la historia real del Imperio Romano es más compleja y fascinante que la ficción. Más allá de las batallas épicas y los enfrentamientos a muerte, encontramos un mundo sofisticado donde los espectáculos eran una muestra de poder, ingeniería y cultura, no solo de violencia. Así, Tarraco invita a mirar más allá de las imágenes populares y descubrir el auténtico legado romano que aún pervive en Hispania.
Ingeniería Romana al completo, en La 2
Con motivo del estreno de este noveno episodio, La 2 recupera la serie al completo con un doble capítulo cada jueves a las 22:00 horas. Además, el próximo año está prevista la emisión de la segunda parte de Puertos. Gracias a su innovador formato y a la gran calidad de su producción, que incluye numerosas recreaciones virtuales y efectos digitales de alto nivel, Ingeniería Romana es una de las series documentales con mejor aceptación por parte de la audiencia con gran potencial para promover la historia, nuestro patrimonio cultural y turístico.