'Volaverunt': del erótico significado del título al asesinato de la duquesa de Alba. ¿Quién la mató?
- El director Bigas Luna convirtió a Aitana Sánchez-Gijón en la duquesa de Alba
- En este enlace puedes ver Volavérunt, ya disponible en RTVE Play
Bigas Luna llevó al cine la nove la de Antonio Larreta con la soltura que le proporcionaba un presupuesto de 1200 millones de pesetas, uno de los más grandes de nuestro cine. El libro ganó el Premio Planeta y la película 'regaló' la Concha de Plata de San Sebastián a Aitana Sánchez-Gijón, que interpreta a María del Pilar Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, una duquesa de Alba moderna y liberal.
Su carácter, su forma de pensar y su libertad no siempre juegan a su favor y tiene amigos y enemigos. Entre las paredes de los salones de su palacio se cuecen los tejemanejes del poder y los sentimientos pasan del deseo a los celos. En torno a la vida de la duquesa se mueven pululan, como polillas hacia la luz, tres personajes: el primer ministro Manuel Godoy, Pepita Tudó y Francisco de Goya. Tras una noche de fiesta, la duquesa aparece muerta. ¿Es un asesinato?
Aitana Sánchez-Gijón acababa de trabajar con Bigas Luna en La camarera del Titanic y ambos quisieron repetir. Lo mismo pasaba con Penélope Cruz, a la que descubrió en Jamón, jamón y ahora le propuso ser Pepita Tudó. Para Godoy se apostó por Jordi Mollá, de quien el director llegó a decir que era el Robert De Niro español.
Para interpretar a Francisco de Goya se llamó a Jorge Perrugoría, que tuvo que tomar clases para adoptar el acento zaragozano. El actor cubano estaba en pleno auge y en 1999 estrenó Volavérunt y otras tres películas, entre ellas Cuando vuelvas a mi lado, de Gracia Querejeta. Entre los cuatro personajes tejen una tela de araña que será la trampa para uno de ellos.
El significado del título
En la película, la duquesa ha posado vestida para Goya, pero cuando acude a su estudio se descubre desnuda en la otra versión de la obra, para la que ha posado Pepita Tudó. Acaricia el cuatro y pasa su mano por las distintas partes del cuerpo, reafirmándose. "Estos son mis pechos, mi sofá, mi volavérunt", termina diciendo cuando toca el vello púbico pintado sobre el lienzo.
Volavérunt es, además, el título de uno de los Caprichos de Goya, el grabado número 61. El origen de esta palabra es el término latino volavērunt: volaron, la tercera persona de plural del pretérito de indicativo de volar. En este caso hace referencia a todo lo que falta, a lo que ha volado o terminado.
Según los manuscritos de Ayala y la Biblioteca Nacional, este grabado representa a la duquesa de Alba sobre tres toreros que llevan volando, o en volandas. Pero en el que se guarda en el Museo del Prado se lee que es "un grupo de brujas que sirve de peana a la petimetra". La Fundación Goya en Aragón apunta en varias direcciones: "Por un lado sería una crítica al carácter voluble de las mujeres y a la superficialidad con que acometen las relaciones sentimentales. Incluso podría interpretarse como una visión satírica de la brujería aunque, a su vez, se podría tratar de una alusión a la Duquesa de Alba y a sus romances con algunos de los toreros a los que protegía. También se ha planteado la posibilidad de que esta estampa naciese en la mente de Goya por despecho ya que la Duquesa le habría abandonado".
Un vestuario fastuoso
Es justo, y necesario, detenerse para hablar del vestuario y del trabajo excelente que hizo Franca Squarciapino, ganadora del Oscar por vestir el Cyrano de Bergerac de Jean-Paul Rappeneau. Durante toda la película, la cámara de Bigas Luna parece estar obsesionada con los colores y los tejidos, pero también con el significado de cada prenda: en todas ellas hay una intencionalidad que resulta asombrosa.
El director español había quedado muy contento con el trabajo de la italiana en La camarera del Titanic, ambientada en 1912, y ahora recrearon las modas de principios del finales del XVIII y principios del XIX. La película arranca en 1797, con una calesa que lleva a la duquesa de Alba y Francisco de Goya por el campo extremeño. Se detienen al ver una procesión y ella desciende y en señal de respeto se arrodilla mientras suena una saeta. La escena tiene una potente carga visual, es muy teatral, y los planos cortos enmarcan el rostro de la mujer, de la que apenas vemos el sombrero, el velo y las perlas.
Los escotes, esas ventanas del deseo, tienen mucho protagonismo y siempre están enmarcado por los tejidos: desde los lujosos de la duquesa a los sencillos de Pepita. Si el vestuario de los personajes masculinos habla de su ocupación y rango, los de las mujeres hacen más referencia a su personalidad y siempre acentúan su sensualidad. Esa sensualidad se lleva al límite cuando la duquesa se desnuda tras el biombo y el corsé que lleva le roba el protagonismo.
Las dos majas de Goya
La duquesa posa para el pintor con un vestido gris tiza que no dice nada, parece querer despojarla de sus títulos, parece querer pintar solo a la mujer. Pero Pepita posa con una falda de un rojo intenso y un cuerpo en tono negro y salmón, que parece el mismo de la piel desnuda. Es una de las pocas veces que Bigas Luna recurre a los planos generales, ya que a lo largo de la cinta vemos a los protagonistas en planos medios o cortos, incluso cuando la duquesa y la reina se encuentran: solo vemos sombreros, pendientes, cuellos... planos cortos porque lo que interesa es lo que ambas sienten: odio. Aquí la duquesa utiliza la moda para atacar a la reina y viste a las niñas del cortejo de bienvenida con el mismo tejido que ha usado la soberana para su vestido.
A lo largo de toda la película, la ropa es un arma de seducción, de poder y de guerra. Cuando Pepita Tudó escala en la sociedad, validada por Godoy, sus vestidos cambian. En la bella escena en la que ella y la duquesa bailan una sevillana goyesca, coreografiada por Marisa Ruiz, no solo danzan ellas, también lo hacen los vestidos. Es la primera vez que vemos a la protagonista con un vestido negro, un presagio de lo que le espera: la mortaja.
El equipo de vestuario contó con una veintena de profesionales, entre ellos Pierre-Jean Larroque, Angelo Poretti y Alberto Luna.
Otras curiosidades
Aitana Sánchez-Gijón acudió a un encuentro en la Academia de Cine y contó una anécdota ocurrida años antes del rodaje. "Estábamos en el Festival de San Sebastián, tras todo un día de actos, me senté en un sillón del Hotel María Cristina y me descalcé, estaba completamente agotada. Entonces Bigas Luna me dio un masaje en los pies y me dijo que algún día haría una película en la que sacaría mis pies, y así fue. Es en Volavérunt".
Un Goya para Aitana Sánchez-Gijón
La película llegó a los Goya con cuatro nominaciones: Mejor dirección artística, para Luis "Koldo" Vallés; Mejor dirección de fotografía, para Paco Femenía; Mejor maquillaje y peluquería, para Lourdes Briones, Paillette, Manolo Carretero y Annie Marandin; y Mejor diseño de vestuario, para Franca Squarciapino.
Curiosamente Aitana nunca ha ganado un premio Goya, hasta ahora. A lo largo de toda su carrera tan solo ha recibido una nominación: fue a mejor actriz de reparto por Madres paralelas, de Pedro Almodóvar. Pero todo cambia en 2025, ya que en Granada recibe el Goya honorífico. Volavérunt llega al RTVE Play junto a Alta Costura, de Luis Marquina, y ambas películas se analizan en Historia de nuestro cine a través del vestuario.