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Florian Illies y la Europa de Caspar David Friedrich en 'La magia del silencio'

  • El historiador de arte Florian Ilies narra dos siglos de la historia de Europa a través de la obra de Caspar David Friedrich
  • Una minuciosa investigación que habla de pintura, política, desapariciones y redescubrimientos de iconos culturales

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Página Dos - Florian Illies narra la vida de Caspar David Friedrich

La imagen se ha convertido en un símbolo de la soledad del ser humano, de la dimensión metafísica de la relación entre el hombre y la naturaleza, además de una representación icónica de lo sublime. La obra Caminante sobre un mar de nubes (1818) de Caspar David Friedrich es uno de los máximos exponentes del romanticismo. Un instante de recogimiento ante un paisaje majestuoso. La importancia de este pintor en la historia del arte justifica que el historiador Florian Illies lo haya escogido como protagonista de su reciente ensayo La magia del silencio (Salamandra).

Si bien las obras de Caspar David Friedrich son muy populares —incluso quien no le sabe poner nombre al autor ha visto la imagen reproducida en infinitos formatos y contextos cotidianos—, Illies creyó que aún quedaba mucho por decir sobre el pintor alemán. Y pensó que su vida le iba a servir, además, como vehículo para narrar la historia de Europa y de Alemania en los últimos siglos. Este año se cumplen 250 años del nacimiento del pintor, y esta biografía sui generis se acerca a su parte más humana.

En La magia del silencio se habla de su boda con una mujer más joven que él, con quien formará una extraña pareja; de su relación con otros artistas, como el noruego Johan Christian Clausen Dahl; de sus procesos creativos y sus inspiraciones; de las adhesiones que encontró entre sus contemporáneos, y las no pocas enemistades.

La Europa del siglo XIX

Florian Illies establece lazos narrativos entre Friedrich y algunos de los personajes clave de la vida alemana de la época, como Thomas Mann, Adolf Hitler o Richard Wagner. Combina con agilidad el conocimiento histórico —erudito pero no apabullante— y la anécdota curiosa, como las menciones a Samuel Beckett o Walt Disney.

La relación del pintor con su joven esposa Line se describe con especial ternura: «Acaban de pasar su luna de miel en Rügen. En el velero reina el silencio, sólo se oye el enérgico batir de las alas y el graznar de las gaviotas. Line jamás había subido a un barco. Friedrich está colmado de anhelo y devoción. 'Tengo que pintar este momento', piensa lleno de ardor, 'quizá sea realmente feliz por primera vez en la vida, con el agua debajo, la tierra delante, el aire alrededor y mi mano entre las suyas'».

El pintor fue venerado por Adolf Hitler o Rainer Maria Rilke, odiado por Iósif Stalin y por los movimientos contraculturales del sesenta y ocho, tan codiciado por la mafia como por Leni Riefenstahl. Goethe no soportaba la enigmática melancolía de sus pinturas. Friedrich pintó unas 310 obras. Algunas desaparecieron en el incendio que destruyó el Palacio de Cristal de Múnich en 1931; otras lo hicieron en el bombardeo de Dresde, en la Segunda Guerra Mundial. 

La obra de Friedrich resultaba extraña para la gente de su época

El libro, estructurado en forma de collage, resulta tan entretenido en su lectura como una novela de aventuras. «Lo fascinante de Friedrich», cuenta Florian a 'Página Dos', «es que su obra no resonó en su época, porque resultaba extraña para la gente. Con los años, después de su muerte, los secretos y detalles de su arte se han convertido en una fuente de inspiración».