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Álvaro de Diego, un transportista con Alzheimer que lucha contra el olvido

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Álvaro de Diego, un transportista con Alzheimer que lucha contra el olvido
Álvaro de Diego en un momento del rodaje del programa 'De Seda y Hierro'

Álvaro de Diego siempre había tenido un rumbo claro en la vida. Transportista de profesión y amante de las carreteras, encontró en el asfalto una manera de ganarse la vida y de disfrutar al mismo tiempo. Pero un día, con las manos sobre el volante, Álvaro se dio cuenta de que estaba desorientado. Su camión varado fue el prólogo de una enfermedad que cambiaría su vida para siempre. El diagnóstico llegó con la brusquedad de un frenazo. “Fuimos al médico y ya nos dijo lo que había, que tenía principios de Alzheimer”, recuerda Álvaro en ‘De Seda y Hierro’.

Fue un golpe fuerte

A pesar de todo, Álvaro afronta cada día con una sonrisa. “Bueno, fue un golpe fuerte, pero yo soy tranquilo, y las cosas vienen y hay que aguantarlas y nada más”, reflexiona, mostrando esa filosofía que le permite sostenerse frente a un futuro incierto. Aunque Álvaro admite que tiene miedo al dolor, sigue mirando al frente. “Que venga lo que tenga que venir”, sentencia.

Con el Alzheimer, la vida de Álvaro dio un giro de 180 grados. Su permiso para conducir, símbolo de su independencia y su pasión, fue retirado de inmediato. “Yo tenía todos los permisos de conducción, incluso el de mercancías peligrosas”, dice con un dejo de orgullo, pero también de resignación. “Y lo primero que hicieron -tras el diagnóstico- fue cortarme el carné con unas tijeras. Eso me dolió”, afirma en ‘De Seda y Hierro’. “Es lo que más le ha costado de la enfermedad, asumir que no podía conducir. Que le quitaran el carné le dolió en el alma”, admite su mujer, Montserrat. Eso sí, aunque cortado, “pidió que se lo devolvieran”, recuerda su esposa.

La voz de su memoria

Montserrat es la compañera de vida de Álvaro y se ha convertido en algo más que su mujer. Es la guardiana de sus recuerdos y su brújula en los momentos más difíciles. “Para controlar la enfermedad es muy metódico, tiene todas sus cosas y necesidades a la vista y para no confundirse se prepara la ropa de cada día”, cuenta Montserrat, quien ha asumido un rol activo en su cuidado.

La enfermedad te va borrando poco a poco

Sin embargo, para ella, el Alzheimer es una pérdida constante y dolorosa: “La enfermedad de Alzheimer te va borrando poco a poco. Es muy dura para la persona que está al lado porque no es una pérdida brusca en la que tienes tiempo para asumirlo y asimilarlo, sino que es una pérdida día a día”.

Lo que más duele, -admite Montserrat-, es la posibilidad de que llegue un día en el que Álvaro no recuerde su vida. “Para mí, los recuerdos son mi vida. Eso sí que me da mucha pena: que llegue un momento en el que no recuerde su vida”. Por este motivo, Montserrat y Álvaro se sientan junto a un gran mapa del mundo de corcho y van colocando fotografías de sus viajes en aquellos países que Álvaro recuerda que han estado. “¿Te acuerdas de todos los países que hemos visitado?”, le pregunta Montserrat. Y Álvaro responde: “No, de todos no”.

La ayuda profesional

Montserrat encuentra consuelo en terapias de grupo para familiares, aunque sabe que la carga emocional sigue siendo suya. “El apoyo que necesitas, además del profesional que te oriente, es de mucha dedicación personal: eres tú quien estás diciéndole lo que ha vivido. Eso es muy complicado”, afirma.

Álvaro también acude a la Asociación de Familiares de Alzheimer de Madrid, un centro especializado donde trabaja día a día para que la enfermedad no le cause más alteraciones en su vida cotidiana, o al menos de la manera más lenta posible.

Pero a pesar de todo, en esta travesía juntos, hay algo que permanece inmutable: el amor. Ambos se conocen desde que eran niños porque sus casas, en Tapia, Burgos, estaban separadas por un pequeño camino. “Nuestra relación como pareja comenzó cuando yo tenía 17 años y él aún no había cumplido los 19, hasta hoy”, cuenta Montserrat. Ambos intentan valorar el tiempo que les queda juntos. “El tiempo, cuando estás en esta situación, lo valoras mucho más porque se te escapa. Entonces intentas tener vivencias y estar aprovechando que todavía es la persona que está al lado, que es él, porque se te escapa poco a poco”, reflexiona la mujer de Álvaro en ‘De Seda y Hierro’.

La historia de Álvaro y Montserrat no es solo un retrato de una lucha contra el olvido, sino un recordatorio de que, aunque el Alzheimer borre recuerdos, el amor tiene memoria eterna.