Enlaces accesibilidad

María Osorio, con Parkinson: "Soy valiente porque he aprendido a vivir con miedo"

Por
De seda y hierro - Con la certeza

El elefante azul de María Osorio siempre está presente. Es un símbolo poderoso, una representación de la enfermedad que llegó a su vida cuando tenía 47 años: el Parkinson. Hoy, con 51, María no solo convive con esta realidad, sino que ha encontrado en ella una fuente inesperada de creatividad y propósito.

“El elefante azul es el Parkinson, tiene el mismo significado que la enfermedad. Es muy grande, es algo que siempre está presente. Ese elefante no pretende ser bonito. Para mí, es algo constante en mi vida, y si me lo encuentro estando sola en la sabana, me arrasa”, cuenta María en el programa ‘De Seda y Hierro’, con la claridad de quien ha hecho las paces con sus propios miedos, pero no se engaña respecto a la dureza de la enfermedad.

Para ella, la valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión de seguir adelante a pesar de él. “Me describiría como una persona alegre, a mi manera valiente. Digo que soy valiente, pero en realidad no lo soy. Lo que pasa es que, en su momento, tienes que hacer frente a eso. He aprendido a vivir con miedo, y al final creo que es valiente quien se atreve a vivir con miedo”, explica.

“Yo creo que tenía en torno a 43 o 44 años cuando de repente empecé a tener problemas para caminar. Pero eso no sucedió en unos días; ocurrió en 2 o 3 años. Al principio empecé a cojear, tenía más rígida la pierna izquierda, luego sentí que no podía mover los dedos y al final que el brazo se quedaba pegado al cuerpo”, cuenta María sobre los inicios del Parkinson.

Soy mucho más fuerte de lo que creía

Hoy, con una amplia y fuerte red de apoyo, María ve más allá de su diagnóstico. “De mí, he aprendido que soy mucho más fuerte de lo que creía. De las personas que están a mi lado y me apoyan, estoy aprendiendo lo que es el amor con mayúsculas, porque es una cosa increíble”, afirma con la voz entrecortada por la emoción en ‘De Seda y Hierro’.

El descubrimiento de una vocación

En medio de esa nueva realidad, María encontró en la ilustración una forma de contar su historia y dar sentido a su experiencia. “Ilustrar para mí es superbonito porque me permite unir mis dos pasiones, que son la educación y el arte. Por otro lado, me ayuda un montón a contar mi propia historia, quién soy yo, lo que me ha pasado”, explica la ilustradora.

Así nació la imagen del elefante azul, un retrato que simboliza la omnipresencia del Parkinson en su vida, pero también su lucha para encontrar espacio, equilibrio y esperanza en medio de esa convivencia.

Una red de apoyo con enfoque femenino

Además de la ilustración del elefante azul, hay muchas otras obras de María, como la de un grupo de mujeres apoyándose, que se han convertido en el emblema de la asociación 'Con P de Parkinson', el primer movimiento en redes sociales que aborda la enfermedad desde una perspectiva de género. María decidió compartir su obra como un gesto de agradecimiento a la labor de la asociación y para visibilizar la enfermedad y tender la mano a otras mujeres en situaciones similares. Nunca imaginó que su dibujo acabaría identificando al colectivo de mujeres bajo el nombre ‘Women support women’.

La perspectiva de género es importante en todo

“Yo creo que la perspectiva de género es importante en todo. A muchas de nosotras nos diagnostican en torno a los 45 o 46 años, cuando la menopausia ya ha llegado o está a punto de llegar. Hay no solo coincidencia en los síntomas, sino también en la medicación o en cómo la enfermedad impacta psicológicamente. Muchas mujeres se dedican a cuidar y, de repente, tienen una enfermedad en la que tú tienes que ser cuidada. ¿Cómo aceptas ese cuidado? ¿Cómo lo pides?”. Con estas preguntas, María invita a la reflexión en ‘De Seda y Hierro’.

María también ha encontrado en la red de mujeres un refugio y un impulso para seguir adelante. “Las personas que me rodean tienen tanta fuerza que me impulsan a seguir porque no queda otra. Lo guerreras que somos las mujeres cuando nos queremos poner guerreras… y eso a mí me ayuda mucho”, sentencia.

Ralentizar el tiempo con creatividad y ejercicio

María sabe que el Parkinson no tiene cura, pero también que puede ralentizar su progresión a través del ejercicio físico y el estímulo mental. En su rutina diaria, alterna entre actividades físicas, como el ping-pong y paseos en bicicleta, y horas dedicadas a la ilustración, una disciplina que se ha convertido en su vocación.

Me he dado cuenta de que puedo aportar

“Me he dado cuenta de que puedo aportar algo, aunque sea un granito de arena”, asegura María y, por eso, quiere crear un taller relacionado con la creatividad y la psicomotricidad para mujeres con Parkinson. Así se lo explica a una amiga en el programa ‘De Seda y Hierro’. A través de sus dibujos y proyectos, María no solo lucha contra el impacto personal de la enfermedad, sino que también inspira a otros a encontrar un propósito en sus propias batallas.

En cada trazo de sus ilustraciones, en cada conexión que establece a través de la red, María transforma el impacto de su diagnóstico. Su vida con Parkinson no está definida por las limitaciones, sino por el arte, la solidaridad y una voluntad férrea de hacer visible lo invisible. El elefante azul, más que una presencia inevitable, es ahora un símbolo de resistencia, creatividad y esperanza.