El acueducto romano más misterioso de España que no tuvo nada que envidiar al de Segovia
- Una preciosa ruta de senderismo, muestra parte de sus vestigios
- Su antiguo trazado, que pasa por Chelva (Valencia), muestra parte de su imponente construcción
El acueducto de Segovia tiene una fama más que merecida, es uno de los más impresionantes y mejor conservados de todo el mundo, pero no fue el único que se construyó en la península. Entre los muchos vestigios del Imperio romano que aún pueden visitarse en nuestro país, destaca uno por el misterio que entraña. Se trata del conocido como Acueducto de Chelva o Acueducto de Peña Cortada, situado en la región de Valencia.
Sobre su construcción hablan en el último episodio de Ingeniería romana. Los vestigios, la historia y la documentación de los historiadores ha permitido trazar y conocer parte de su estructura, pero aún hay varios enigmas por resolver en el caso del acueducto que pasa por Chelva. De hecho, recibe el nombre de este pequeño pueblo de España, que es donde se encuentra la parte conocida del trazado, pero todavía se desconoce en qué ciudad se asentaba originariamente en tiempos del Imperio Romano.
Una joya en Chelva y un oasis en mitad del desierto
Declarado Bien de Interés Cultural, esta colosal obra de ingeniería hidráulica fue construida por los romanos en el siglo I d.C. El acueducto es uno de los más relevantes del país y conserva tramos a lo largo de 28km. Los elementos más espectaculares son: el Puente de la Rambla de Alcotas, el del Barranco del Gato y la Peña Cortada en término de Calles, un impresionante corte vertical seguido de una galería tallada en la roca que se puede recorrer.
Lo curioso de Chelva es que, a pesar de situarse en un territorio geográfico caracterizado por la escasez de agua, es una ciudad privilegiada en la zona, dado que contiene tantas fuentes naturales que incluso hay una ruta turística creada desde hace unos años para poder visitarlas. Actualmente, se sabe que, con toda probabilidad, alguna o todas estas fuentes fueron aprovechadas por los romanos para alimentar al acueducto, una de ellas es la Fuente de la gitana.
¿De dónde trajeron las piedras con que fue construido?
Perdidos entre los montes y las montañas que rodean a Chelva podemos encontrar los restos romanos de arquerías. Muchas están de ellas están destruidas, pero al contrario de lo que se pueda pensar, esto no se debe al paso del tiempo, sino al espolio que han sufrido durante siglos. Unas de las mejores conservadas, se encuentran en el barranco del Gato que durante años fue usado como puente, un uso que le salvó del espolio y que la mantiene aún con vida.
Los enormes bloques de piedra con los que fueron construidos se trajeron desde muy lejos. Esto se sabe porque el tipo de roca con el que fue construido no se corresponde con las rocas del lugar. Un poco más adelante, de ese desfiladero, se encuentra la falda de una montaña para la que decidieron atravesarla con un túnel, sin embargo, los peligrosos agrietamientos de la roca, obligaron a cortar toda la cresta hasta arriba, en toda la altura de la montaña. Algo poco habitual.
Actualmente, existen varias rutas en las que se pueden recorrer algunos de sus túneles, con ventanas naturales (los antiguos pozos de mantenimiento) desde donde se pueden vislumbrar unos paisajes impresionantes. Los motivos por los que el acueducto de Chelva fue construido, las fuentes de las que se alimentaba y gran parte de su trazado y la ciudad a la que suministraba, son todavía un misterio. Los historiadores sospechan que la ciudad de destino pudo ser la antigua Ereta, la actual población de Liria, donde se han encontrado importantes complejos de agua. Pero la verdad es aún es un misterio. Puedes descubrir más detalles y curiosidades de su construcción en el programa Acueductos de Ingeniería Romana.