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Diego Soliveres, un empresario ciego que abraza la inclusión laboral de personas con discapacidad

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Diego Soliveres, un empresario ciego que abraza la inclusión laboral de personas con discapacidad
Diego, junto a trabajadores de Timpers, en su sede de Valencia

En un mundo donde las barreras aún limitan oportunidades, algunas historias inspiran a romper moldes y avanzar hacia la equidad. “Hay que cambiar las palabras inclusión e integración por normalización y convivencia, si no estamos dando por hecho que hay algo fuera”, dice en 'De Seda y Hierro' Diego, un empresario ciego que impulsa el acceso laboral para personas con discapacidad a través de su propia experiencia. Un emprendedor que demuestra que la normalización no es solo posible sino también exitosa.

Diego, de 43 años, tiene una discapacidad visual por una enfermedad en la retina. Es un apasionado de la música, un comunicador nato y, desde hace algunos años, cofundador de Timpers, una marca de zapatillas que redefine el concepto de diseño e inclusión. La empresa, pionera en su sector, no solo crea calzado innovador con palabras en braille, sino que se caracteriza por algo aún más profundo: su plantilla está compuesta al 100% por personas con algún tipo de discapacidad.

La discapacidad humaniza los equipos de trabajo

“La discapacidad enriquece y humaniza los equipos de trabajo. Como yo digo, hace que la gente tenga sentido de pertenencia”, apunta Diego en ‘De Seda y Hierro’. En Timpers “sabemos lo que es el trabajo en dos sentidos: en el de que la unión hace la fuerza y en el sentido de que allá donde no llegue la capacidad mía, está la del compañero”, explica el empresario con determinación.

Un proyecto nacido de la pasión y la amistad

El origen de Timpers tiene una historia especial. Todo comenzó cuando los dos socios de Diego, que fabricaban zapatillas normales, llevaron algunas de ellas a un entrenamiento de fútbol para ciegos en Alicante, en el que los tres eran compañeros de equipo, con la idea de venderlas. "Nos juntamos tres personas con discapacidad por puro azar: yo soy ciego, Roberto es trasplantado de riñón, y Aitor tiene fibrosis quística. Decidimos contratar a personas tan capacitadas como nosotros para demostrar que una empresa así podía ser tan rentable como cualquier otra", cuenta Diego. Porque “entre probar y no probar, hay que probar siempre”, sentencia el emprendedor.

El impacto de la marca se vio reflejado en 2020, cuando sus zapatillas fueron elegidas por la delegación española para los Juegos Paralímpicos de Tokio, llevando su mensaje de convivencia y normalización al mundo. Este mensaje trasciende el ámbito empresarial. Cada par de zapatillas cuenta una historia: diseño táctil, mensajes en braille y un equipo que refleja la diversidad en su máxima expresión. Con Diego al frente, la marca ha demostrado que las personas con discapacidad no necesitan caridad, sino oportunidades. En un país donde el acceso laboral para este colectivo sigue siendo un desafío —con tasas de empleo significativamente más bajas que la media—, historias como la de Diego son un faro de esperanza.

La faceta personal de Diego

Para mí la música es lo más grande

Abordando la faceta más personal de Diego, uno se acerca a la música y, más concretamente, a Queen. “Queen siempre ha sido mi grupo preferido y será mi grupo preferido. Queen creo que para mí es tan importante porque siempre he sido muy fanático de los buenos cantantes”, afirma Diego, que recuerda estar tocando Bohemian Rhapsody y emocionarse.

Hubo un momento en el que el empresario pensó en ganarse la vida con la música y, de hecho, su destreza tocando la batería la deja patente en el programa ‘De Seda y Hierro’. “La música para mí significa lo más grande que hay y aunque parezca a lo mejor un poco exagerado, me lo ha dado todo", afirma Diego. "Me ha dado el desplazarme y el viajar mucho para tocar por ahí, autonomía porque cuando tú llegas a tocar a un sitio y tienes que hacer tu prueba de sonido no te pueden ayudar y en el día de hoy pienso que me ha dado algo muy importante para mi trabajo actual, que es perder el miedo escénico”, añade.

No cabe duda de que otro amante de la música de Queen será su hijo recién nacido. Cada día al despertarse, Diego le pone alguna canción del grupo británico y junto a su mujer, Jenny, empieza un día de trabajo en equipo también en casa. Diego estuvo preparándose para la paternidad y, tal y como cuenta su pareja, hizo un curso para aprender a cambiar pañales, a hacer biberones, bañar y dar medicación a bebés. Por eso, Jenny no duda en afirmar que “no solo él necesita de mí, yo también necesito un montón de él”. Son un tándem perfecto que aúna esfuerzos para realizar tareas en común.

Jenny define a Diego a la perfección: “Él es muy consciente de que va a necesitar ayuda en más de un momento de su vida, entonces cree que tiene que ser bueno con la gente porque él necesita que la gente sea buena también con él, que le echen una mano. Y él es bondad”. De Jenny, Diego valora sobre todo sus agallas. “Siempre digo que ella es mi amiga, mi mujer, mi compañera de batallas, es un terremoto, pero sobre todo si algo valoro es su valentía”, afirma.