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'Un lío de millones', la comedia con la que te preguntarás si se puede comprar el amor de los hijos

  • Aunque es una comedia familiar, Un lío de millones aborda una realidad muy presente en la época navideña: discusiones, dinero y amor
  • Está protagonizada por Antonio Resines, Gracia Olayo, Alberto Olmo, Itzan Escamilla, Lucía Caraballo, Raúl Cimas y Clara Lago

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Celebración del primer premio de lotería (15538) con una mujer con tocado verde y un hombre con gorro de Papá Noel. Ambiente festivo navideño.
Unos padres que sufren el síndrome del "nido vacío" intentarán conseguir la atención de sus hijos estas Navidades fingiendo que han ganado el Gordo.

Pagar la hipoteca, comprar un coche, hacer el viaje soñado o tapar algún que otro agujero. No hace falta casi ni formular la pregunta para saber que estas respuestas corresponden a la famosa pregunta de "¿Qué haría yo si me tocara la lotería?"

Una cuestión que todos, en algún momento, nos hemos planteado y que, en esta época navideña, con el Sorteo Extraordinario de Navidad y con el del Niño, se vuelve más presente que nunca. Es una especie de sueño recurrente para la mayoría que, precisamente por ser un anhelo, nos permite desarrollar la imaginación hasta límites insospechados. Y nadie se libra, porque todos hemos fantaseado con esa lluvia de millones.

Sin embargo, no siempre es necesario ser el agraciado para que nuestra vida vida cambie a causa del sorteo. El resultado que dicta el bombo es solo una excusa. Al menos lo es para Bego (Gracia Olayo) y Agustín (Antonio Resines), unos padres que fingirán haber ganado la lotería para comprar aquello que no tiene precio: la atención, el cariño y el amor de sus dos hijos, Miguel (Alberto Olmo) y Carla (Clara Lago). Así lo cuenta Susan Béjar, guionista y directora de la película de comedia familiar, Un lío de millones, junto a Clara Lago, en la sección "Amor, tinta y cicatrices" de Las mañanas de RNE con Mamen Asencio.

Las mañanas de RNE - Mamen Asencio - Estrenamos la Navidad con "Un lío de millones" - Escuchar ahora

Pongámonos en situación. En un pueblo de la Sierra de Madrid, Bego y Agustín viven su jubilación de manera pausada entre recetas y el cuidado de su huerto, pero con la marcha de sus hijos, Miguel y Carla, a la gran ciudad empieza a surgir el sentimiento de soledad.

"Cuando su hijos se van de casa se encuentran con que no saben quiénes son –explica Susan Béjar–. Eran padres, entonces al irse los hijos siguen mendigando o comprando su amor, mandando táperes, planchando la ropa... Esto es la fuente del conflicto".

Y este sentimiento, el del "nido vacío", no hace sino agravarse cuando Miguel y Carla deciden no asistir a casa por Navidad, lo que obliga a sus padres a llamar su atención fingiendo que han ganado Gordo de Navidad.

"El vínculo que se genera entre padres e hijos es bidireccional, y esta dinámica que vemos en la película la han generado también los padres con la sobreprotección y con el comprar y hacer muchas cosas para que sus hijos los quieran. Es algo terrible, pero sucede", asegura Clara Lago. "Todo va bien siempre hasta que se mete la pasta de por medio. El dinero y el tema emocional están muy vinculados".

Y aunque la historia de Bego, Agustín, Miguel y Carla no es real, tampoco es ficción en le sentido estricto de la palabra. Este tipo de situaciones no solo existen, sino que cada vez parecen ser más habituales en nuestra sociedad.

"Al principio, los niños parecen los malos, pero luego te das cuenta de que los padres, inconscientemente, manifiestan favoritismo por uno y por otro. Creo que hay un montón de capas en la película para que todos nos sintamos identificados en los momentos de comedia y en los de drama", cuenta la directora.

Porque ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Así, al igual que le sucede a Clara Lago con sus personajes, en el día a día "hay que aprender a no prejuzgar" al de al lado.

"Como actriz lo primero es que jamás debes juzgar a tu personaje. Tienes que buscarte la vida para intentar entender su motivación y que sea creíble ya que, al final, el egoísta no se siente egoísta cuando lo está siendo. Tiene sus razones para hacer lo que hace".