¿Cómo ha sido la salud mental de este 2024?
- En Mente abierta repasamos, con la experta Rocío García, los principales acontecimientos que han dejado huella este 2024
- La devastación de la DANA, el uso de las redes sociales o la educación contra la violencia de género centran el debate
A lo largo de los 366 días que nos ha dado el 2024, la sociedad no ha parado. Los acontecimientos se han ido sucediendo de forma rápida y constante y, aunque con el fin de año llega el momento de hacer balance del pasado, no debemos perder de vista ni el presente ni el futuro.
De momento, sin embargo, este 2024 que se acaba pone su punto final casi como lo empezó, al menos en lo que a salud mental se refiere. Aún queda mucho por hacer, por aprender y por entender. Para repasar esto y más, en el programa Mente abierta de RNE, presentado por María Torres, nos acompaña la Doctora en Psicología y profesora de la Universidad Villanueva de Madrid, Rocío García Torres, junto a varios de sus alumnos.
Porque sí, vivimos en la "era de la salud mental", pero, como asegura la doctora García, estar bien todavía hoy es algo que no todo el mundo se puede permitir. "Hay que tener dinero para poder ir al psicólogo". Pese a que más de un tercio de los españoles padece o ha padecido algún trastorno de salud mental, la atención psicológica sigue dándose casi exclusivamente en la sanidad privada. En la sanidad pública hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, y para ir a una consulta toca esperar incluso meses.
Estas cifras, combinadas con situaciones socioeconómicas y políticas, así como sucesos inesperados o catástrofes naturales, por ejemplo, terminan afectando a nuestra salud.
El impacto de la DANA en la salud mental
Uno de los acontecimientos que ha marcado este 2024 ha sido la terrible DANA que asoló Valencia y otras regiones del sur y del este peninsular, cobrando más de 200 vidas y arrasando casas, negocios y proyectos de multitud de personas.
"Las crisis de este tipo son como los golpes. En caliente, muchas veces no duelen, y uno, por pura supervivencia, tiene que seguir. No se puede plantear qué es lo que le duele –explica la doctora–. Es mucho tiempo después, a medio y a largo plazo, cuando surge la sintomatología psicológica. A esta gente hay que ayudarla longitudinalmente también".
Pero las víctimas no son, ni serán las únicas que deberán enfrentarse a problemas de salud mental derivados de la DANA.
"Existe lo que se llama la culpa del superviviente y, en este caso concreto, ocurre que las personas que se van a ayudar a la vuelta no encuentran su sitio", asegura la la doctora García. La sensación de tener que estar allí colaborando sí o sí, puede afectar de tal manera a los voluntarios que termina por impactar y repercutir en su día a día. Ellos también precisan, por lo tanto, de atención y ayuda.
El suicidio infantojuvenil, primera causa de muerte no accidental en España
Y si bien la solidaridad hacia las víctimas de la riada llegó de todos los rincones, de todas las maneras posibles y desde todos los grupos poblacionales, la labor de los jóvenes fue especialmente destacada.
Sin embargo, esa misma juventud, volcada en auxiliar al pueblo valenciano, también necesita ayuda. El incremento de suicidios en la etapa infantojuvenil es demoledor: se trata de la primera causa de muerte no accidental en nuestro país de este colectivo.
"Lo primero es muy importante dejar claro que se sale de todo siempre. No hay nada en esta vida que el ser humano no pueda superar", afirma la psicóloga. De hecho, entender esto es clave. Según la experta, tan solo se pueden buscar los porqués una vez esté bien asimilada esta máxima.
"La sobreprotección de los padres es tan negligente como la ausencia. Hacer por otro lo que es capaz de hacer por sí mismo es convertirlo en un incapaz". Por suerte, existe solución. "Hay que estar cerca y emocionalmente disponibles. ¿Esto que significa? Que hay que estar atentos a lo que los hijos puedan necesitar, pero sin intentar evitarles constantemente el dolor, ya que el dolor es inherente a la vida. Es algo normal. Un niño va a sentir dolor y hay que enseñarle a gestionarlo", explica.
Redes sociales: aislamiento camuflado de cercanía y conexión
Como también es fundamental enseñar a los pequeños a usar y consumir responsablemente las redes sociales. Porque son un arma de doble filo. Así lo consideran Lucía Ribas, Lucía Catena, Ginés Gutiérrez, José Ángel Martín, cuatro jóvenes estudiantes de Psicología y usuarios de dichas plataformas.
Para Lucía Catena, por ejemplo, la conexión que generan las redes sociales es una farsa. No es más que una cortina de humo que pretende tapar un aislamiento que puede derivar en un bucle de tristeza. "Esta es la generación en la que estamos más conectados y en la que más solos nos sentimos. Siempre estamos rodeados de personas y, al final, nos cuesta establecer vínculos de calidad, y eso hace que sintamos soledad y desesperanza", cuenta.
"Tiktok e Instagram, por ejemplo, son versiones hiperestimuladas y anabolizantes de la realidad", opina, por su parte, Ginés Gutiérrez.
Además, las falsas expectativas y la imagen distorsionada de la realidad que se ve a través de la pantalla del móvil tampoco ayudan. "El suicido sin nombre es una situación en la que se encuentran muchos adolescentes que tienen grandísimas aspiraciones y unos ideales muy elevados, pero a los que no les acompañan los recursos y las competencias. Todos quieren ganar mucho dinero teniendo un canal de YouTube y no se les ha enseñado la tolerancia a la frustración", indica la doctora.
Violencia de género: un problema multidisciplinar
Otro de los temas que, desgraciadamente, también ha estado presente en este 2024 es la violencia de género. "Los papeles dicen que los maltratadores cada vez son más jóvenes", recuerda María Torres. Y aquí, aunque estamos ante un "problema multidisciplinar", explica la doctora García, casi todo gira entorno a la educación.
"Hay un problema muy grande de no educar a tiempo y de no enseñar a un hombre a tratar a una mujer –indica–. Pero también suele haber una conjunción de factores de rasgos antisociales en el victimario, que no ha sido educado adecuadamente y que tiene un problema con el control de los impulsos. Esto explica, pero no justifica. Afortunadamente, cada vez hay más recursos, entre ellos los psicólogos, tanto para los victimarios como para las víctimas, a quienes debemos proporcionar las herramientas necesarias para no revictimizarlas".