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Los personajes reales de Zipi y Zape eran un niño y una niña

  • Imprescindibles estrena el documental sobre el creador de Zipi y Zape
  • Josep Escobar: el dibujante que creo a Carpanta y otros 39 personajes más

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Fotografía de Josep Escobar, con gafas y expresión pícara, sobre fondo con pared y reja.  Texto superpuesto: "Imprescindibles".

En 1923 publicó sus primeras viñetas y hasta sus últimos días, internado en una residencia, nunca dejó de pintar. Josep Escobar disfrutaba con el lápiz en la mano y supo, peleando mucho, vivir de un arte poco valorado en España. En el siglo XX el cómic era algo de niños, pero sus miles de viñetas retrataron los cambios del país década tras década. Imprescindibles estrena el documental de su obra y vida. El padre de Zipi y Zape "fue un rebelde amable. Plantó cara a la injusticias, pero desde la amabilidad y la bondad y derribó así muchos muros."

Zipi y Zape: los verdaderos eran un niño y una niña

Sergi Escobar es el nieto del autor y busca resucitar a los dos hermanos que encandilaron a varias generaciones de pequeños lectores. ¿Por qué no hacer volver a Zipi y Zape con un móvil en la mano y subidos a un patinete? Busca autor que continúe el legado de su abuelo. Pocos en España saben el nombre del hombre que creó a dos hermanos, uno rubio y uno moreno, pero todos sabemos quiénes eran y todas las trastadas que cometieron. Quizás ha llegado la hora de que lo lean también nuestros hijos.

No sólo era entretenimiento infantil. Escobar, con humor y mucho tino, usó la tinta para denunciar la miseria social de cada época. Desde el hambre de la posguerra, hasta el consumismo de los 80. Su crítica le costó cara. Ingresó dos años en prisión tras la Guerra Civil. Allí se valió de la caricatura para ganarse unas 'perrillas' y mantener a su mujer mientras él estaba encarcelado.

Vivió por y para el dibujo. Y poco más. Sus hijos y nietos sólo lo recuerdan como creador de contenido. Sergi reconoce: "Me siento más próximo hoy que cuando era niño a mi abuelo." Sus hijos también: "Recuerdo que, a veces, venía del colegio y quería explicarle alguna cosa que me había pasado y nuestra madre estaba siempre allí: Cuidado, no entréis ahora . Dejadlo. Ya se lo contaréis después. No se le podía molestar".

Pero eso no le impedía observar y lo que esos niños vivían en casa, luego se lo encontraban en el quiosco. "Las historietas, antes de presentarlas al editor, pasaban por nuestras manos y nos dábamos cuenta. Y entonces decíamos Uy, eso he dicho yo." Aprovechaba todo, como dice su familia. Hasta la caída en monopatín de una de sus nietas, se convirtió en portada. Montse y Carles, los hijos de Escobar, presumen orgullosos de haber sido en realidad los Zipi y Zape que a tantas casas llegaron.

Era el padre de Zipi y Zape, pero no tenía los derechos

Empezó trabajando por 125 pesetas. Al final la historia de que Carpanta pasaba hambre, era la realidad de su autor. Escobar luchó por el reconocimiento de su arte. Llegó a plantarse ante su editorial y, junto a otros compañeros, huyeron de Bruguera para fundar el tebeo Tiovivo. No les salió la jugada. Bruguera boicoteó sus impresiones y hasta su distribución en los quioscos. No les quedó más remedio que claudicar y aceptar la oferta de Bruguera que les compró la publicación para que volvieran de nuevo. Josep Escobar se llevó 40.000 pesetas. Un buen pellizco que nunca le quitó la sensación de fracaso.

Tenía además otra espinita. Los derechos sobre sus personajes, no le pertenecían: "Yo solamente sé que soy el padre. Yo soy el padre y que me han raptado unos hijos", denunciaba en una entrevista. Murió sin conseguirlo. Años después, la familia sí logró llegar a un acuerdo con la editorial Bruguera y recuperaron los derechos sobre algunos de los personajes.