'Ocaña, un retrato intermitente', de Ventura Pons: la mirada descarnada y salvaje a hombre libre y al artista inclasificable
- El director, fallecido en 2024, entrevistó a José Pérez Ocaña, artista inclasificable
- En este enlace puedes ver 'Ocaña, un retrato intermitente', ya en RTVE Play
"¡Que sigan pasando mis películas!", dijo Ventura Pons cuando un periodista de La Vanguardia le preguntó sobre cómo quería ser recordado. Fue en 2017 y ahora, un año después de su muerte, RTVE recupera dos títulos de su filmografía. Animales heridos y Ocaña, un retrato intermitente, su primera película. El barcelonés arrancó profesionalmente en los 60 y 70 en el terreno de los documentales y como director de teatro y en 1977 rodó esta peculiar obra, que es una mezcla de géneros. Las Ramblas de Barcelona se transforman en las tablas de un teatro en el que Ocaña, como todos conocían a José Pérez Ocaña, se desnuda en varios actos.
La cámara, la cuarta pared, le acecha, sigue y persigue. Y a la vez atrapa momentos que son piezas de un puzle: solo conocemos al personaje cuando se todos se unen. Detrás de cada frase, de cada recuerdo, de cada reflexión hay un retazo de su vida que surge de forma intermitente y que, en muchos casos, transcurre de forma paralela a las vidas de una ciudad, Barcelona, y una sociedad, la del postfranquismo, que empezaba a cambiar y abrirse a otras libertades.
Para referirse a Ocaña se dice que fue pintor, activista, performer, artista multidisciplinar, gay, rebelde con muchas causas, revolucionario en lo cultural, combativo en lo social. Nació en Cantillana, Sevilla, en 1947, y renació, como Ave Fénix, en la Barcelona que inauguraba los años 70. Salió del armario vestido de libertad y con libertad se expresó artísticamente. Cuando el lienzo se le quedaba pequeño, se pintaba la cara y los labios y salía a la calle para seguir expresándose, luciendo un vestido que no dudada en airear para mostrar que no llevaba ropa interior.
“Me preguntaba el por qué me desnudo por la calle. Bueno, a mí me gustaría saber por qué la gente lleva ropa. ¿Por qué no ir por la calle desnudo? Es como romper algo, y a mí me gusta romperlo", dice Ocaña al inicio de la película, donde recuerda su primer streptease, "el primero es España ante siete mil personas", muchas de ellas pensaron entonces que veían a una mujer, ya que el artista escondió sus genitales para la performance. "¡No soy travesti, soy teatrero!”. Ocaña habla de machismo y misoginia, del maltrato a la mujer, de la necesidad de no poner etiquetas. Temas de absoluta actualidad. Todavía.
Habla tumbado en la cama, junto a un espejo, y la cámara capta a los dos seres que habitan en Ocaña, el hombre y el artista. Los recuerdos le llevan a la infancia y pubertad, a los juegos eróticos, a veces perversos, los primeros encuentros sexuales con los chicos del pueblo en las viñas, el río o los pajares. "Yo no había oído la palabra homosexual hasta que llegué a Barcelona".
Ocaña, lo tuyo es puro teatro
La vida y la obra de Ocaña están fuertemente relacionadas: la una bebe de la otra para enriquecerse. En su 'teatro' no hay falsedad, no hay disfraz, solo verdad y la búsqueda de la identidad. Era un artista esponja, que absorbió de todo lo que le rozó, desde su tierra y su familia hasta sus demonios internos. Trató, sin pudor ni temor, temas como la estética y el fetichismo religioso, las tradiciones culturales y el folclore, la homosexualidad, la muerte. En un momento de la película dice ser "una libertataria”, término que acuñó para unir su libertad y su actitud contestataria con las que ondeaba su bandera.
Fue un personaje atractivo para la prensa, porque incitaba al escándalo: Ocaña no tenía filtros, ni frenos. Reinó en Las Ramblas y la Plaza Real, lejos de la zona alta de Barcelona donde residía la burguesía. "Soy un marginado como las putas, los chulos, los maricones, como los ladronzuelos que roban motos. Aunque soy pintor, puedo meterme en su mundo. Me siento identificado entre esa gente".
La película, que en 1979 no pudo emitirse en la Segunda cadena de Televisión española por la censura, es hoy una cinta de culto, y las nuevas generaciones se acercan a la leyenda de Ocaña con su propio lenguaje: Ocaña era un outsider, un icono de la cultura underground, no era un artista mainstream. La cinta se emite ahora en Historia de nuestro cine, junto a Animales heridos, para rendir con ellas un pequeño homenaje a Ventura Pons en el primer aniversario de su muerte. Ambas películas se incorporan al catálogo de RTVE Play, que se refuerza con nuevos títulos de cine, series, documentales y programas.