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'Justicia para Diego': las 4 teorías que desmontaron el caso

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Hombre en paddle surf sobre tabla roja y blanca, con remo, cabalgando una ola. Lleva pantalones cortos estampados y el pelo recogido.

Conmocionó a España y Filipinas, pero el caso de Diego Bello continúa su lucha por descubrir la verdad. Justicia para Diego es el documental, disponible en RTVE Play, que arroja luz sobre la ejecución del joven empresario. Además, expone las múltiples inconsistencias que desmontan una a una las versiones oficiales de la policía filipina.

El 8 de enero de 2020, Diego Bello, un exitoso empresario gallego afincado en la isla de Siargao (Filipinas), fue abatido en una operación antidroga organizada por la policía local. Las autoridades lo acusaron de ser el mayor narcotraficante de la isla, una narrativa que la familia, amigos y defensores de derechos humanos han rechazado desde entonces rotundamente. Cuatro años después, la búsqueda de justicia continúa, y también las cuestionables prácticas sistemáticas de las fuerzas de seguridad filipinas.

Teorías desmontadas y hechos que claman justicia

Desde el inicio, el informe policial presentó multitud de irregularidades. Un documento de apenas dos folios describía una redada antidroga con la muerte de Diego como resultado, pero omitía detalles esenciales como la secuencia de los hechos, los responsables directos de la operación y las pruebas que sustentaran las acusaciones.

La versión oficial sostenía que "Diego disparó primero al ser sorprendido vendiendo droga en su domicilio", lo que "justificaría" la respuesta de la policía. Sin embargo, esta narrativa fue desmontada en múltiples puntos:

1) Ausencia de pruebas incriminatorias reales: No se presentaron evidencias que vincularan a Diego con una red de narcotráfico. Ni su casa ni sus negocios fueron registrados, una práctica habitual en casos de esta naturaleza.

2) Cámaras de seguridad reveladoras: Las grabaciones mostraron que, un minuto y medio antes de morir, Diego no portaba la riñonera ni el arma que la policía alegó que llevaba. Además, el análisis forense indicó que la riñonera no tenía restos de sangre, contradiciendo la versión policial.

3) Resultados forenses contundentes: Las heridas de bala en la oreja, pecho y abdomen evidenciaban una intención de matar, descartando cualquier disparo de advertencia. Además, el análisis demostró que Diego llevaba al menos seis meses sin consumir drogas, desmontando así las acusaciones de la policía.

4) Arma incriminatoria sin trazabilidad: Cuando se pidió aclaración sobre la procedencia del arma supuestamente utilizada por Diego, las autoridades no ofrecieron ninguna respuesta.

Un patrón sospechoso y sistemático

El periodista de investigación Mike Navallo destaca que casos como el de Diego encajan en un patrón repetido durante la guerra contra las drogas en Filipinas. Según estimaciones de grupos de derechos humanos, alrededor de 30.000 personas han muerto en operaciones similares. Las cifras oficiales de la policía, que reconocen más de 6.000 muertes, reflejan un procedimiento estandarizado donde se alegan "resistencias al arresto", a menudo sin pruebas consistentes.

Navallo añade en el documental que estos informes suelen ser “copiar y pegar”, con mínimas variaciones entre los casos. La falta de estándares legales y éticos en estas operaciones ha terminado convirtiendo a las ejecuciones extrajudiciales en una preocupante práctica que cada vez es más común.

La movilización por justicia

El 31 de julio de 2020 se creó la plataforma #JusticiaParaDiego, impulsada por la familia Bello y respaldada por activistas de derechos humanos. Esta organización ha logrado mantener el caso en el ojo público y presionar para obtener investigaciones independientes. La Comisión de Derechos Humanos de Filipinas y un informe del NBI (National Bureau of Investigation) concluyeron que lo ocurrido fue una ejecución extrajudicial y una violación flagrante al derecho a la vida.

Justicia para Diego: Una herramienta para la verdad

Justicia para Diego no solo narra la tragedia personal de la familia Bello, sino que también denuncia las profundas fallas del sistema policial en Filipinas. Este caso se ha convertido en un símbolo de lucha contra la impunidad y un llamado global a la protección de los derechos humanos. El camino hacia la justicia sigue siendo largo, pero la familia y quienes los apoyan no cesarán hasta que los responsables enfrenten las consecuencias. El documental, disponible en RTVE Play, es un recordatorio de que, incluso frente a sistemas corruptos, la verdad y la memoria tienen el poder de transformar realidades.