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Las últimas horas de Diego Bello en Filipinas, contada por su amigo y socio Arturo

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La Santa, local de Diego, Arturo y Pedro en Filipinas
La Santa, local de Diego, Arturo y Pedro en Filipinas

Diego Bello, un joven empresario gallego, perdió la vida hace cinco años en Filipinas, abatido por tres policías durante una falsa operación antidroga. Su historia, marcada por el dolor y la búsqueda de justicia, cobra vida en la película documental Justicia para Diego, ya disponible en RTVE Play.

La cinta, dirigida por Jorge Valcárcel y Eduardo Mendoza, tiene una misión doble: limpiar el nombre de Diego y lograr justicia. En ella se recoge el incansable esfuerzo de su familia durante estos cinco años, respaldado por la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas y el apoyo de la Embajada y el Consulado de España en el país asiático.

Arturo García, amigo cercano y socio de Diego, es una de las voces más conocedoras de los hechos que rodearon aquel trágico día. Hemos hablado con él, quien nos ha relatado cómo fueron las últimas 24 horas de Diego en Siargao, la paradisíaca isla filipina donde ambos vivieron y compartieron sueños y proyectos durante más de tres años.

Así fueron las últimas horas de Diego Bello

Esa mañana, como todas las demás, Diego se reunió con sus socios, Arturo y Pedro, para planificar lo que les esperaba: saber si habría fiesta esa noche en La Santa, el local que regentaban, revisar el stock de la tienda, hacer inventario del bar… Arturo recuerda perfectamente que, después de la reunión, se fueron a surfear juntos: "La última vez que surfeé en esa isla fue ese día, con él, lo recuerdo muy bien. Luego comimos y seguimos con nuestra rutina", cuenta.

Por la tarde, las cosas empezaron a ponerse raras. En el documental, Arturo recuerda cómo Diego les contó que al realizar el cierre de su tienda, Mamon, tres hombres le abordaron y le dieron el alto. El gallego intuyó que algo tramaban contra él, por lo que se dirigió directamente a casa sin detenerse. Una vez allí, llamó a Arturo, preocupado, y le compartió su inquietud, aunque su amigo intent tranquilizarlo. "Me acerqué a su casa, pero no vi nada fuera de lo normal. Intentamos buscar una explicación, a ver si realmente alguien lo estaba siguiendo", cuenta Arturo. Al final, Diego se calmó, y después de salir de su casa, el grupo volvió a su local de La Santa.

Asesinado a escasos metros de Arturo

Arturo, Pedro y Diego pasaron la noche juntos, y alrededor de la medianoche, Diego decidió irse. Los tres salieron en la misma dirección, pero sus socios se desviaron un momento para ir a un cumpleaños cercano. Sin embargo, pocos minutos después de llegar al evento, la novia de Diego llamó a Arturo para decirle que había escuchado disparos. "Salí corriendo con la moto, estábamos a unos 400 metros de su casa", cuenta Arturo. Al llegar, se encuentra con un grupo de policías con linternas, apuntándole con una pistola y pidiéndole que se tirara al suelo. "En ese momento empecé a pensar lo peor", recuerda.

Un minuto más tarde llegó Pedro, el otro socio de Diego, junto a Jennifer, su pareja de aquel entonces. La chica, que era enfermera, atendió al gallego a petición de Arturo. "Le tomó el pulso y vio que tenía varios impactos de bala", cuenta. Junto al cuerpo había una pistola y una riñonera que no pertenecían a Diego, aunque la policía insistió en atribuirlas a él. "Los policías estaban muy nerviosos, les sorprendió que llegáramos tan rápido y no pudieron manipular nada", relata Arturo. Minutos después, llegó una ambulancia que trasladó el cuerpo de Diego al hospital. "Cogí la moto y me dirigí directamente al hospital, pero no fui el único; todo el grupo salió hacia allí", cuenta. Al llegar, vieron el cuerpo de Diego y se dieron cuenta de que estaba muerto. "Fue en ese momento cuando avisamos a su hermano Bruno para contarle lo que había sucedido", añade.

"Mucha gente nos dejó de lado por miedo"

"El documental ha recibido muy buenas críticas, y muchas personas de Filipinas me han escrito, aunque no pueden hacer pública su opinión por miedo. Tienen miedo por sus negocios, por sus vidas, no quieren exponerse", nos cuenta Arturo. Desde que Diego fuera asesinado, muchos se alejaron, prefirieron desentenderse para preservar sus propios intereses.

Arturo, sin embargo, no se rinde y sigue luchando para que la verdad salga a la luz. "Desde el primer momento, Diego fue como un hermano para mí. Pasábamos mucho tiempo juntos, ya fuera surfeando, de fiesta o cenando. Me aportaba muchísimo". Arturo solo ha vuelto una vez más a la isla, aunque lo sabe muy poca gente. En esa isla, tuvieron muchos sueños, pero de eso ya no queda nada.

Justicia para Diego: Una herramienta para la verdad

Justicia para Diego no solo narra la tragedia personal de la familia Bello, sino que también denuncia las profundas fallas del sistema policial en Filipinas. Este caso se ha convertido en un símbolo de lucha contra la impunidad y un llamado global a la protección de los derechos humanos. El camino hacia la justicia sigue siendo largo, pero la familia y quienes los apoyan no cesarán hasta que los responsables enfrenten las consecuencias. El documental, disponible en RTVE Play, es un recordatorio de que, incluso frente a sistemas corruptos, la verdad y la memoria tienen el poder de transformar realidades.