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'Custodia repartida', la serie de Javier Fesser que muestra el doloroso y gracioso proceso de separarse

  • El director de Campeones presenta en Mañana más su primera serie: Custodia repartida
  • La ficción contará con 8 capítulos y se estrenará el 24 de enero en Disney+

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Rosalía y dos periodistas sonríen en una foto con fondo dividido en azul y rosa, donde se lee "Motomami".
Los actores Ricard Farré y Lorena López serán los protagonsitas de la primera serie que dirigirá Javier Fesser, 'Custodia repartida'.

Cada familia es un mundo y, cada historia única. Cada cual tiene sus particularidades, tradiciones e incluso formas. Las hay de todos tipos: más grandes o más pequeñas, tradicionales o modernas, con dos madres, dos padres, ambos o solo uno. No hay dos iguales porque, nunca mejor dicho, cada familia es de su padre y de su madre.

Sin embargo, cuando llega una separación, cuando el amor se transforma en ruptura, todas suelen atravesar caminos muy similares: acuerdos, desacuerdos e intentos para salir adelante sin perder el norte.

Así lo muestra Custodia repartida, la nueva serie de Disney+ que llega a la pequeña pantalla el 24 de enero. De la mano de los actores Ricard Farré y Lorena López, y bajo la dirección de Javier Fesser, esta comedia dramática ofrece una mirada sincera y llena de humor sobre la reconstrucción de una familia después de un divorcio. Una historia que, como le han contado a Ángel Carmona en Mañana más, es tan real como las familias que busca representar.

Mañana más - Ricard Farré, Lorena López y Javier Fesser presentan 'Custodia repartida' - escuchar ahora

La trama, creada por Juanjo Moscardó y María Mínguez, gira en torno a Cris y Diego, una pareja recién separada de mutuo acuerdo que intentará criar a su hija de cinco años de la manera más adulta posible... hasta que los problemas empiezan a surgir.

Porque el plan no es tan fácil de seguir como habían pensado en un primer momento. A las dificultades económicas y emocionales que surgen tras cualquier divorcio, pronto se le irán sumando nuevos ingredientes. Unos ingredientes que, gota a gota, y por muy absurdos que puedan parecer, irán llenado un vaso que se colma demasiado rápido y se vacía, sin embargo, muy lentamente.

¿Por qué? La explicación es muy simple. Como resume Fesser, "discutir es fácil si sabes cómo". "Dos sí discuten si uno quiere", opina. Y en Custodia repartida, son muchos los personajes que buscan tener siempre la última palabra. "Los padres que se divorcian deben tener una inteligencia emocional enorme, pero la realidad es que también se dan bastantes torpezas emocionales con las que es muy fácil reconocerse y empatizar", explica el director.

Las discusiones por temas aparentemente insignificantes, los malentendidos y la necesidad de reinventarse tanto como individuos y progenitores, se convierten en la tónica diaria. Son la rutina perdida. "Cuando estás en pareja –sostiene Fesser– se dan circunstancias en las que ni siquiera piensas. Las cosas van fluyendo y se van solucionando en el día a día y en el apoyo del otro. Es justo en el momento de la separación cunado uno afronta que realmente existe un problema, bien sea económico, de conciliación, laboral o de educación".

No es para menos, pues un divorcio no es solo cosa de dos. "Aparecen una serie de daños colaterales, que pueden ser personas, situaciones o ambas, con los que no se contaba pero que igualmente se deben reconstruir", comenta Fesser.

Y es que, cuando el amor se acaba y las emociones están a flor de piel, las expectativas chocan con una realidad y una sociedad que, aún hoy, parece no estar del todo preparada para aceptar según que situaciones.

El estigma de la separación

A pesar de que las separaciones y los divorcios son cada vez más comunes y están más normalizados, todavía cuentan con un cierto estigma. Los prejuicios continúan. Los padres de ambos personajes, de Cris y de Diego, por ejemplo, no entienden esa "manía de la juventud de no aguantar un compromiso y de salir huyendo en el momento en el que la cosa se pone fea".

Si bien se trata de una cuestión "generacional", tanto los actores como el director, se mantienen firmes con su posición: la educación es fundamental para entender que más vale cortar por lo sano que seguir por pura inercia cuando nadie es realmente feliz en la relación.

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Porque hay vida más allá de ese "fracaso de algo que no ha funcionado", apunta Lorena López. Dejando pasar el tiempo necesario, incluso, un divorcio puede llegar a ser positivo. Puede ser realmente sanador. "Se puede vivir como una oportunidad para hacer cosas nuevas en nuestra vida, desde conocer gente hasta casarnos con nosotros mismos y aceptarnos tal y como somos", reconoce.

Por eso, a juicio de Fesser, como "sí o sí la vas a cagar en algún momento de la vida", el mejor consejo que se puede dar y, aplicar, a la hora de afrontar un divorcio o cualquier otra eventualidad negativa, insiste Fesser, es "ponerse en la piel del otro, sea quien sea". "Se trata de un buen comienzo para arreglar algo y poder reconstruirlo de verdad", añade.