'Antes que nada', las memorias del escritor argentino Martín Caparrós
- El escritor argentino Martín Caparrós presenta las memorias Antes que nada, que hablan de su trayectoria profesional y personal
- El libro también aborda su relación con la ELA tras su diagnóstico, y la necesidad de poner en orden sus recuerdos
El escritor Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) ha dedicado toda su vida al periodismo, con esa entrega absoluta y espiritual que solo algunas personas otorgan a la profesión. Con 17 años empezó a publicar; le ha dedicado, pues, cinco décadas al oficio de contar. Sus crónicas son la historia del último medio siglo de Occidente. Antes que nada (Random House) es el título de unas memorias que hablan de viajes, guerras, personajes ambiciosos, detalles minúsculos, conflictos y acuerdos, injusticias y momentos de amistad.
Caparrós ha publicado ensayos, crónicas y novelas. De estas últimas, las más conocidas son La Historia (1999), A quien corresponda (2008), Los Living (2011) o Los abuelos (2022). Latinoamérica ha sido la protagonista de sus ensayos. En El hambre (2014) denuncia «el mayor fracaso del género humano: la desnutrición no depende de la capacidad de producir alimentos, sino de la voluntad política». En cuanto a las crónicas, el lector recordará las dedicadas al viaje por la India en busca de Sathya Sai Baba, a la militancia revolucionaria argentina, al milagro económico de Corea del Sur o su reflexión contra el cambio climático (Contra el cambio. Un hiperviaje al apocalipsis climático, 2010).
Escribir con la enfermedad
De forma inevitable, en las memorias también aparece la parte más personal de Martín Caparrós; sus recuerdos familiares, sus paisajes, sus impresiones más hondas y las personas —célebres o anónimas— que ha ido conociendo en el camino. Con la transparencia y humanidad que caracterizan sus crónicas, a finales de 2024 compartió con el público el diagnóstico de la enfermedad que había recibido un tiempo antes: ELA.
«Un hombre joven detrás de un escritorio, su casaquita blanca, su mascarilla puesta, su voz de circunstancias. Un momento casi banal: un hombre amable en una charla muy amable, que ni siquiera resultó dramática. Me lo dijo, dijo que no, que no tenía ninguna cura y lo sentía, que era mejor que me viera un especialista en esas cosas, me derivó a uno de ellos, me despidió con afecto. Acababa de decirme lo peor que había oído en mi vida y no sabía qué hacer con eso: él sí sabía —pasar al siguiente—; yo era el que no. Yo era el que sigue sin saber.»
Era importante que en Antes que nada los capítulos más emotivos e intensos, los que describen su relación con la enfermedad, no opacaran al resto, a lo que ha sido importante de verdad en su vida: sus afectos y su profesión. La ELA es un capítulo más, pero no era justo que fueran lo más relevante de las memorias.
“He querido mostrar un boceto del mundo que he vivido“
En 'Página Dos', Óscar López comenta a Martín Caparrós ese equilibrio óptimo en el texto entre la vida, la obra y la enfermedad. El escritor afirma que tampoco quiso darle ese protagonismo a la ELA: «Era uno de mis temores. Iba tomando notas sobre el miedo a la muerte y esas cosas, y así me contaba a mí mismo cosas que son difíciles de oír. Pero ante todo he querido mostrar un boceto del mundo que he vivido. He dejado cosas fuera. Pocas por censura, muchas porque era difícil elegir.».