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Los magos lo saben, el truco está en el cerebro

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Curioseando - El sistema cognitivo ante un truco de magia

Una carta que aparece y desaparece, un vaso que deja al descubierto la bolita del color que habías elegido, una misteriosa caja en la que se parte en dos a una persona… Cada truco de ilusionismo encierra una sorprendente acción-reacción que tiene como objetivo deslumbrarnos y dejarnos boquiabiertos.

La llamada ‘magia escénica’ esconde mucho más de lo que podamos imaginar. La percepción que los espectadores tienen de cada número de ilusionismo y las emociones que generan estos shows en los individuos parten siempre de un testigo de excepción: nuestro cerebro. Todo está ideado para que la varita del mago funcione de la forma más sorprendente y espectacular… ¿Dónde está el truco? Nada por aquí… ¿Nada por allá?

Neurociencia, más allá de la magia

Cuando presenciamos cualquier truco de magia, nuestro cerebro interpreta esa información de acuerdo a unas expectativas previas. Unos parámetros creados ex profeso en la mente humana con la ayuda, la destreza y el ingenio del ilusionista que quiere sorprendernos y que, en realidad, pone a prueba nuestra percepción. Aquí entra en juego una disciplina científica que implica al sistema nervioso y todo lo que le rodea: la neurociencia.

“A lo largo de todo el truco, el mago crea una especie de historia que nosotros, como espectadores, somos capaces de predecir gracias a sus movimientos, a su manera de hablar, de interactuar con nosotros…”, explica en ‘Curioseando’ Luis Martínez, neurocientífico e investigador del CSIC. Cuando el cerebro descomprime toda esa información, quedan huecos o espacios sin rellenar, precisamente los que aprovechan los ilusionistas: “El mago sabe de qué manera vas a rellenar esa información y lo utiliza a su favor, haciendo sus trampas”, prosigue el neurocientífico.

El científico Dani Jiménez sorprendiendo a Marc Santandreu con un truco de cartas, con Marc Santandreu

El científico Dani Jiménez sorprendiendo a Marc Santandreu con un truco de cartas

Una selección ‘de cine‘

Cada segundo, llegan al ojo humano unos 70 gigabytes de información. Sería algo así como ver, en ese tiempo, siete películas de principio a fin. De este ingente volumen de información, seleccionamos solo 1 megapíxel para completar después los datos que no tenemos. Dicho de otro modo, el cerebro humano selecciona solo lo que considera más relevante y, para rellenar el contenido que falta, hace predicciones continuamente. Esto es de lo que se aprovechan los ilusionistas. Cuando alguna de esas predicciones se altera por la interlocución y acción del mago, se produce la magia. Nadie cuestiona que lo que estamos viendo es real; pero, en realidad, nuestro cerebro nos engaña sin que seamos conscientes.

Ceguera al cambio

Otro de los mecanismos neurocientíficos más sorprendentes y recurrentes en el ámbito del ilusionismo es también un “fallo” que afecta a nuestro sistema nervioso y de percepción cognitiva. Una vez más, el cerebro “nos la juega” al presenciar un número de magia. Es lo que, desde finales de la década de los años 90, se conoce como ceguera al cambio.

La ceguera al cambio es un fenómeno que se puede lograr, si el discurso del mago es lo suficientemente atractivo, sorprendente y se hace con maestría. Se consigue realizando cambios que pasan totalmente desapercibidos para el ojo humano. Modificaciones de colores, formas, prendas e, incluso, participantes en un número de magia en tiempo real y en el mismo set donde se desarrolla el truco. Es en definitiva, un “mágico” artificio que, en otro contexto y sin un buen ilusionista que se precie, habríamos sido capaces de detectar de forma casi instantánea. En ‘Curioseando’ hemos comprobado y experimentado todo esto con un sorprendente número llevado a cabo por nuestro mago de la ciencia, Dani Jiménez.

No te pierdas ‘Curioseando’, cada martes a las 23:40 horas en La 2 y siempre en RTVE Play.