Melodías malditas: ¿Puede la música conducir a la muerte?
- Terror en blanco dedica su nuevo capítulo a las historias de melodías misteriosas
- Manuel Jesús Palma y Luis Antonio Muñoz nos hablan de canciones prohibidas


A lo largo de la historia han existido canciones envueltas en misterio, melodías que han traído desgracias a quienes las escucharon. Melodías que han sido prohibidas o silenciadas para siempre.
En el podcast Terror en blanco de RNE Audio, con la ayuda del músico y escritor Manuel Jesús Palma y el director musical Luis Antonio Muñoz, exploramos las leyendas que giran alrededor de estas composiciones, historias de músicos que intentaron crear belleza pero que al hacerlo abrieron puertas que no deberían haber tocado.
El misterio del "rap maldito" de Memphis
En la década de los 90, la ciudad de Memphis vivió uno de los momentos más críticos en su historial delictivo. Solo en 1993 se registraron 198 homicidios, lo que representaba casi un asesinato cada dos días.
En ese contexto, emergió un subgénero musical dentro del rap local que más tarde sería conocido como el "rap de Memphis", caracterizado por sus sonidos sombríos similares a efectos de películas de terror.
Algunos sostienen que este estilo musical ejercía una influencia hipnótica sobre quienes lo escuchaban, llegando a estimular impulsos violentos a nivel subconsciente.
Se llegó a rumorear que detrás de este género se encontraban personas involucradas en actividades ocultas. Con el tiempo, el fenómeno fue bautizado como rap sigils o "rap sigiloso", en referencia a la creencia de que sus sonidos penetraban en la mente de forma imperceptible hasta que era demasiado tarde.
Uno de los casos más escalofriantes vinculados a esta teoría fue el conocido como "crimen de los tres de Memphis Oeste". En 1993, tres niños fueron asesinados en lo que se describió como un ritual satánico llevado a cabo por tres jóvenes.
El hecho, documentado en registros judiciales, cobró aún más notoriedad cuando se reveló que los responsables escuchaban este "rap sigiloso", convencidos de que la música captaría la energía del alma de sus víctimas.
I-Doser: el sonido que altera la percepción
En los últimos años, un extraño sonido conocido como I-Doser ha generado controversia debido a los supuestos efectos que provoca en quienes lo escuchan.
El I-Doser se diferencia de los conocidos sonidos binaurales, que han sido estudiados por su capacidad para estimular ciertas áreas del cerebro. Quienes han experimentado con este audio aseguran que puede generar desde una leve sensación de bienestar hasta efectos comparables a los de ciertas drogas alucinógenas.
Sin embargo, no todo es positivo. También se ha reportado que el I-Doser puede causar efectos secundarios preocupantes, como dolores de cabeza, mareos, náuseas e incluso dificultades para respirar.
En casos extremos, hay quienes lo vinculan con episodios graves de salud, incluyendo la muerte, aunque no existen estudios científicos que respalden esta afirmación.
A pesar de las advertencias, el fenómeno sigue ganando popularidad en internet. En redes sociales ha surgido un reto en el que los participantes escuchan el sonido mientras son grabados para documentar sus reacciones.
En algunos de estos experimentos, se observa a personas que comienzan en un estado de relajación pero que, con el tiempo, muestran signos de angustia e incluso llegan a entrar en un estado de trance.
La 'sustancia' existe
La película La sustancia explora el impacto de drogas que alteran la percepción y el comportamiento humano. En este sentido, surge una pregunta inquietante: ¿existe realmente el adrenocromo, la sustancia que en la cultura popular se ha relacionado con estados alterados de conciencia?
Lo cierto es que el adrenocromo sí existe, y estudios realizados en las décadas de los 50 y 60 sugieren que su mal uso podría desencadenar reacciones psicóticas e incluso síntomas similares a la esquizofrenia.
Esta teoría ha llevado a algunos a especular que esta sustancia podría estar detrás de los erráticos comportamientos de ciertos cantantes, algunos de los cuales han terminado internados en centros de salud mental.
La canción vinculada al suicidio
"Gloomy Sunday", compuesta en 1993, es una de las canciones más envueltas en misterio. La versión más famosa de esta canción llegó en los años 40 de la mano de Billie Holiday, dándole reconocimiento global y alimentando aún más el mito. De hecho, la BBC prohibió su emisión durante décadas por precaución.
El mito se refuerza con casos de suicidios vinculados a la canción, incluyendo el del compositor de la canción Rezső Seress en 1968 y el de Billy McKenzie, vocalista de The Associates, años después de versionarla.
El músico que vendió su alma al diablo
Robert Johnson, considerado uno de los padres del blues, pasó de ser un músico mediocre a un virtuoso en un corto período de tiempo, lo que dio origen a una de las leyendas más famosas de la música. Se dice que desapareció durante dos años y, al regresar, su talento había crecido de forma inexplicable.
La historia cuenta que hizo un pacto con el diablo en una encrucijada, donde una figura misteriosa afinó su guitarra y le otorgó su don musical. Su ascenso fue meteórico, pero su destino estuvo marcado por la tragedia.
Murió en extrañas circunstancias tras beber un whisky presuntamente envenenado por el dueño de un local celoso. Su cuerpo fue hallado cerca de una encrucijada, lo que reforzó aún más el mito. Además, falleció a los 27 años, uniéndose al enigmático "Club de los 27".