Annette Herfkens, superviviente de una tragedia aérea que encontró la fuerza para vivir: "Si algo aprendí en la selva, es que la vida sigue. Y nuestra misión es seguir con ella"
- Annette Herfkens fue la única persona que sobrevivió a un accidente aéreo ocurrido en 1992 en Vietnam
- Su libro "Turbulencias. Una historia real de supervivivenvia" regresa con una edición revisada de su impactante testimonio


Annette Herfkens, de origen neerlandés, tenía 31 años cuando su vida cambió para siempre. En 1992, el avión en el que viajaba junto a su prometido se estrelló en la selva de Vietnam. Él no sobrevivió. Ella, con múltiples heridas y completamente sola, resistió ocho días en medio de la naturaleza sin agua ni comida. Aquel episodio marcó su existencia y la llevó a plasmar su experiencia en el libro, "Turbulencias. Una historia real de supervivenvia", cuya reedición ha motivado su visita a "No es un día cualquiera".
La historia de Annette Herfkens es un relato de superación ante una de las tragedias más inimaginables: un accidente aéreo que la dejó sola en la jungla mientras perdía a su prometido, Willem Van Der Pas, quien era directivo de banca al igual que ella. Herfkens no solo habla de su lucha por sobrevivir físicamente en un entorno hostil, sino también del proceso de sanación emocional que siguió a la tragedia.
La supervivencia en la selva y el poder del presente
En su libro la autora relata el momento en el que fue consciente de que estaba atrapada en el avión, debajo de un asiento rodeada de cadáveres y malherida: "Fue como estar dentro de una secadora", describe gráficamente la experiencia del impacto y su posterior caída en la selva. "Rodé y rodé hasta que todo se detuvo", explica Herfkens.
"Todos están muertos. Estoy sentada aquí. En una selva. Sola. Muevo los ojos. Veo las hojas, las partes rotas del avión, los cadáveres...", relata Annette en su libro.
Annette recuerda concentrase en la naturaleza que le rodeaba, que parecía un lugar casi idílico y eso fue lo que la ayudó a seguir hacia delante: "Escuchaba la selva, la observaba. Me di cuenta de que la naturaleza no tenía intenciones, no me castigaba ni me salvaba. Simplemente era". Además decidió centrarse en lo que estaba sucediendo, en vez de pensar en la nostalgia o en la pérdida de su prometido, su mejor estrategia fue abstraerse de cualquier sentimiento: "No pensaba en el futuro ni en el pasado, solo en el momento presente".
En un entorno hostil, la mente se convierte en el mayor refugio. "No tenía comida ni agua, pero tenía pensamientos", explica. "Y en vez de dejar que fueran pensamientos de desesperación, los dirigí hacia lo que me mantenía en calma. Recordaba la música de mi infancia, recreaba conversaciones con mi madre, me imaginaba flotando en el agua".
Durante aquellos ocho días, su instinto fue el de la adaptación, donde sobrevivió gracias a beber agua de lluvia: "El cuerpo duele, pero la mente puede calmarlo. Me concentraba en la belleza del cielo, en el sonido de la lluvia. Me abstraía del dolor físico para centrarme en la vida que aún tenía dentro".
La pérdida del amor de su vida
El accidente no solo la dejó aislada en la selva, sino que le arrebató a Pasje, como llamaba de manera cariñosa a su prometido: "Estaba a mi lado cuando el avión cayó, y en un instante, ya no estaba. Fue la mayor soledad que he sentido jamás". Sin embargo, en medio del duelo, encontró consuelo en sus recuerdos: "No tenía tiempo de llorar, pero lo sentía conmigo. Su amor seguía en mí, y eso me ayudó a seguir adelante".
"La muerte no significa desaparición total", reflexiona. "Sigo hablando con él, sigue presente en mi vida de alguna manera. No es fácil, pero es parte de mi proceso". Herrfkens también destaca cómo el amor puede ser una fuente de fuerza incluso en la adversidad. "Pensar en él me ayudó a no rendirme. Le prometí, aunque fuera en silencio, que si salía de allí, viviría con intensidad por los dos".
Lo más difícil para ella, una vez que había sobrevivido, fue darse cuenta de que había perdido a su pareja: "Tenía que enfocar en seguir mi vida sin amor, sin el amor de mi vida, con quien tenía un futuro planificado con él. Justamente ese fin de semana eran unas vacaciones románticas para para hablar de nuestros planes de boda y todo eso. Y de repente tengo que seguir sin él, ese fue el verdadero trauma". Incluso hubo una confesión en el momento de trasladar los cuerpos de los fallecidos en el accidente, lo que lo hizo el doble de duro: "Tuve que asistir a dos funerales", confiesa, refiriéndose al error de identificación del cuerpo de Pasje. "Fue un golpe devastador, una herida que tardó en cicatrizar".
El trauma después de la tragedia
Reencontrase con su familia y hermanos se convirtió en el momento más impactante que vivió Annette después de ser rescatada, en un hospital de Singapur donde había sido trasladada y atendida, nunca olvidará volver a ver a su madre después de la tragedia: "Después de ver al médico vino mi mamá y cuando la miré a sus ojos casi me muero"
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El proceso de sanación fue largo y lleno de altibajos: "La gente esperaba que estuviera feliz por haber sobrevivido, pero yo sentía culpa, tristeza, confusión. Fue un viaje muy solitario". Respecto a sus secuelas Annette hizo una confesión: "Hasta hoy, siempre llevo una botella de agua conmigo. También Necesito espacio extra en los aviones y me costó volver a volar. Pero lo hice, porque mi trabajo lo requería".
Imagen de Annette Herfkens después del accidente en el hospital
Sin embargo, con el tiempo, encontró maneras de resignificar su experiencia: "Decidí que mi historia no debía ser un peso, sino un regalo. Si mi testimonio podía ayudar a alguien más, entonces tenía sentido haber pasado por todo aquello".
La reedición de "Turbulencias" con un nuevo prólogo
La reedición de su libro no solo trae consigo un nuevo prólogo, con la editorial "Boldletters", sino también reflexiones más profundas sobre lo que significa seguir adelante después de un trauma: "No es una historia sobre muerte, sino sobre vida", enfatiza. "Durante mucho tiempo me pregunté por qué yo. Ahora me pregunto: ¿para qué?".
"No quería escribir el libro en un principio", explica Annette: "Hablar del accidente me hacía revivirlo, pero entendí que al compartirlo podía ayudar a otros". Su testimonio se ha convertido en una fuente de inspiración para quienes han atravesado situaciones extremas: "Cada persona sobrevive a su propia manera. Lo importante es encontrar un propósito más allá del dolor".
Pepa Fernández junto a Annette Herfkens
El prólogo de esta nueva edición ha sido escrito por Nando Parrado, superviviente del accidente de Los Andes de 1972. "Annette es una luchadora, su historia nos recuerda que la fortaleza humana no tiene límites", escribe Parrado.
Annette Herrfkens sigue viajando por el mundo, impartiendo conferencias sobre resiliencia y adaptación: "El miedo no desaparece, pero aprendes a moverte con él. Y cuando miras atrás, te das cuenta de que eras más fuerte de lo que creías".
Imagen de la reedición de "Turbulencias"
Con esta nueva edición de "Turbulencias" Annette invita a los lectores a recorrer con ella un camino de introspección y esperanza: "Si algo aprendí en la selva, es que la vida sigue. Y nuestra misión es seguir con ella".