La educación reglada de Ciudad K es exquisita, no en vano los niños aprenden a leer con ensayos de Jürgen Habermas. El problema es que, como toda educación oficial, está supeditada a las tradiciones intelectuales, a los dogmas y a eso que el profesor de clases particulares denomina "herencia judeocristiana". Este atípico profesor (hippie, neurótico y bipolar) considera que la educación tradicional capa la creatividad y la libertad de pensamiento de los infantes, por lo que ha emprendido una particular cruzada para limpiar de propaganda bienpensante las mentes de sus alumnos.
En sus clases descubriremos porqué los poderes fácticos insisten tanto en que El Quijote es un buen libro, porqué Marx, Darwin y Mozart eran una panda de farsantes y porqué la teoría de la selección natural no mola si eres enclenque y feo. Escepticismo y crítica mezclados con trastornos y adicciones varias.