Nos dijeron que en siglo XXI los coches volarían, que tendríamos sirvientes robots y que nos teletransportaríamos para ir de vacaciones. No es ya que nada de eso se haya cumplido, es que el pan de molde apenas aguanta una semana sin moho.
En Ciudad K los inventores no ponen límite a su imaginación¿ ni a la paciencia de los funcionarios de patentes. Es lo que tiene el entusiasmo científico cuando uno es un maldito demente.
El principal inventor de Ciudad K intentará patentar los más alucinantes inventos: desde una puerta interdimensional (con su marco y todo) hasta la Suprema Inteligencia Artificial. Porque si el futuro no se decide a venir a nosotros, habrá que ir a buscarlo.