En tiempos de liderazgos frustrantes, de respuestas facilonas a cuestiones complejas, de retos globales que solo encuentran soluciones provisionales... En estos tiempos, echamos de menos la sonrisa de Mandela.
Añoramos al estadista, al político dialogante, al líder generoso. Al hombre amado por su pueblo y a veces olvidado por su familia. Al líder con una fe ciega en los jóvenes. Echamos de menos su voz timbrada y sus discursos (en ocasiones templados, contundentes en otras). Y su bracear en los bailes al son de Asimbonanga. Y su caligrafía detallista. Su perfeccionismo. Su puntualidad. Su exquisita educación. Y sobre todo, echamos de menos su sonrisa.
Hace cien años, el bebé Rolihlahla Mandela, del clan de los Madiba, nacía en la aldea Mvezo, en el bello Transkei sudafricano. Han pasado cien años y, entre tanta turbulencia, no atisbamos a alguien de su talla.
José A. Guardiola
Director de En Portada