40 años. Cabo de la Guardia Civil y Comandante del puesto de Monteperdido. Su carácter campechano y su actitud comprometida con la pequeña comunidad de Monteperdido le han granjeado la simpatía y el respeto de sus compañeros y vecinos. La investigación le situará en una situación difícil: quiere ayudar a los agentes de la UCO, pero también le duele cuando se pone en el punto de mira a sus vecinos, a los que considera prácticamente su familia. La relación con la sargento Sara Campos tampoco será fácil. Pero, aunque parezcan condenados a ser enemigos, poco a poco descubrirán cuánto se necesitan el uno al otro.

36 años. Sargento de la UCO. A pesar de su edad, tiene amplia experiencia en casos de secuestro infantil y abuso de menores. Obsesiva, profesional, tiene una capacidad especial para conectar con las víctimas, tal vez porque ella misma lo fue. Un pasado del que se resiste a hablar, hermética, y que sólo conoce Santiago Baín. Alguien que, para ella, es casi como un padre. El caso de Ana y Lucía pondrá a Sara contra las cuerdas. Tendrá que enfrentarse a sus propios fantasmas para conseguir resolverlo. La complicidad del cabo Víctor Gamero resultará fundamental para que Sara no se pierda en el laberinto que es Monteperdido.

58 años. Teniente de la UCO. Todo un veterano. Ha dedicado su vida a la Guardia Civil, pero el caso de las dos niñas desaparecidas en Monteperdido será uno de los más difíciles a los que se ha enfrentado en su larga carrera. Es metódico, tranquilo y muy culto. No tiene familia, salvo Sara, que es casi como una hija para él y a la que intenta proteger. Pero Santiago se siente cansado. Esa parte oscura de la condición humana con la que tiene que lidiar día a día puede resultar desoladora. Tal vez ésa sea la razón por la que Santiago ha ido acercándose a la religión durante los últimos años.

16 años. La niña desaparecida que reaparece tras 5 años convertida en una adolescente. Tras cinco años atrapada en un zulo, sin contacto con el mundo exterior, la personalidad de Ana no es como la de las demás chicas de su edad. Es una extraterrestre en un mundo que va demasiado rápido y que le cuesta reconocer. Además, sus lagunas de memoria y miedos, hacen entrever que ha vivido un infierno difícil de comprender.

41 años. Es la madre de Ana. La desaparición de su hija provocó el hundimiento de su matrimonio con Álvaro. Ahora, Raquel es una mujer activa que, tras sufrir el duelo de la pérdida de su hija, intenta retomar el pulso a la vida. Tiene un pequeño negocio de reformas y una aventura amorosa con Ismael, el joven ebanista que trabaja con ella. La reaparición de su hija le generará un doble sentimiento: alegría, por tenerla a su lado de nuevo, y culpa, por haber intentado pasar página. La vida que había empezado a planear, ha perdido todo su sentido. Porque no sólo ha vuelto Ana, también lo ha hecho su ex marido, Álvaro.

42 años. El padre de Ana. Profesor de ciencias en el instituto. El único que estuvo detenido como sospechoso hace cinco años al mentir repetidamente en sus declaraciones. La pérdida de su hija y los rumores que lo relacionaban con Elisa, una alumna del instituto de 16 años, le pasó factura. Rompió su relación con Raquel y tuvo que alejarse de Monteperdido. Sin embargo, y aunque nadie lo sabía, nunca estuvo demasiado lejos: se instaló en un pueblo cercano, Posets, trabajando en el negocio de excursiones de su amigo Gaizka. La aparición de su hija hará que intente recuperar su antigua vida con Ana y con Raquel.

47 años. Padre de Lucía. Joaquín es el hijo de una de familia adinerada de la comarca. Tiene una empresa de transportes que ha ido a menos porque él ha volcado toda su atención en crear una Fundación para que el caso de su hija no se olvidara. Tiene un carácter orgulloso y fuerte y ha hecho del duelo y el dolor la razón de su existencia. Esto ha deteriorado el ambiente familiar, en especial con su hijo, Quim, con el que apenas tiene relación. No puede evitar sentir que el destino ha sido injusto con él. Ana ha regresado y su hija, por la que él se ha dejado la piel, sigue desaparecida. Joaquín no cejará en su empeño de encontrar a Lucía cuestionando siempre el trabajo de los investigadores.

43 años. La madre de Lucía. Es una mujer abnegada que vive a la sombra de su marido y que nunca ha logrado recuperarse de lo que pasó. Ha seguido a Joaquín en todas las movilizaciones por la memoria de las niñas. Pero el desgaste y los años están empezando a cambiar eso y, Montse, cada vez se siente más cansada: empieza a sentir que Lucía jamás regresará con vida. La aparición de Ana, que enturbia su relación con Raquel, a la que siempre ha considerado su amiga, las decisiones egoístas de su marido, entre otros, harán que poco a poco Montse acumule el valor necesario para plantar cara a Joaquín y tomar sus propias decisiones.

16 años. Desaparecida junto a Ana cuando tenía 11 años. Su imagen está muy presente en la casa familiar. Su pérdida creó un vacío que los Castán aún no saben cómo llenar. Era la hija mimada, la admirada en Monteperdido. ¿Regresará con vida como ha hecho Ana?

18 años. El hermano de Lucía. Una de las víctimas colaterales de la desaparición de las niñas. Sus padres convirtieron la casa en un mausoleo de Lucía y su búsqueda ha sido su única obsesión, dejando de lado a Quim. El chaval se ha convertido en un chico introvertido y rebelde, que sueña con escapar algún día de Monteperdido. Encuentra comprensión en Ximena, una especie de novia de la no está enamorado. Tolera a su madre, pero no soporta a su padre. Con él único que se lleva bien es con su tío Rafael, que ahora dirige como puede la empresa de su cuñado. Cuando Quim conozca a Ana, poco a poco, irán surgiendo sentimientos entre los dos jóvenes, a pesar de que al chico le cueste reconocerlos.

48 años. El hermano de Montse. Camionero de profesión. Soltero. Sin pretenderlo, ha tenido que hacerse cargo de Transportes Castán. Ha asumido esa responsabilidad lo mejor que ha podido, pero no le importa. Siempre ha querido ayudar a su hermana desde que regresó al pueblo después de las inundaciones que asolaron el valle. Aficionado a la caza y al monte, ha ejercido también de padre con Quim y cuando era un poco más joven solía llevarse al chaval con él a las batidas de jabalís. Su carácter débil le impide enfrentarse a Joaquín, aunque no le gusta ser testigo de cómo éste destruye a su familia en la búsqueda de Lucía.

16 años. Fue amiga de Ana y Lucía y estaba con ellas el día que las secuestraron. En el pueblo la llaman "La Colombiana" porque su madre era colombiana y ella tiene la piel morena. Una rara avis en aquel pueblecito de los Pirineos. Nicolás, el veterinario, que tuvo una especie de affaire con su madre, la adoptó como hija suya. Pero la chica nunca se ha sentido como tal y no tiene una relación afectuosa con él. Ximena está enamorada de Quim desde que era una niña. Es una adolescente que oculta sus problemas bajo un tono superficial y divertido. La realidad es que la desaparición de sus amigas le afectó. Pasó a ser la niña que había tenido suerte. Eso le decían, "la afortunada", aunque Ximena piensa que mucha gente hubiera preferido que se la llevaran a ella porque no le importaba a nadie.

43 años. El veterinario del pueblo. Nicolás es un caso, un tipo que siempre está bromeando, pero que carece de gracia para ello. Alguien a quien nadie toma en serio, a quien nadie respeta demasiado, ni siquiera su "hija". Sus aspiraciones como escritor tampoco ayudan. Escribe novelas de misterio en patués que nadie lee y recopila cuentos y leyendas de los Pirineos que a nadie le interesan ya. Desde joven siente un amor platónico por Montse que no ha logrado culminar jamás.

21 años. Trabaja en el hostal La Renclusa, donde se hospedan los agentes de la UCO. Es una chica inestable, con dos caras. Cinco años atrás, cuando todavía era una adolescente, se enamoró de manera enfermiza de Álvaro, una obsesión que no ha desaparecido y que marcará el regreso del padre de Ana a Monteperdido. Su carácter se transforma a la sombra de su padre, Marcial, ante el que siente un miedo evidente.

52 años. Dueño de la armería del pueblo. Es un hombre hosco y conservador que tiene que cuidar de su madre con alzhéimer. Marcial es el prior de la Cofradía de Santa María de Laude, una organización vecinal muy importante en Monteperdido. No le gusta nada que dos forasteros como Santiago y Sara anden fisgando en las vidas de los vecinos del pueblo.

34 años. Amigo de Álvaro. Lleva un negocio de excursiones en Posets, cerca de Monteperdido, pero, en realidad, Gaizka se gana el dinero siendo el camello del pueblo, algo que muy pocos saben. Cuando Álvaro se separó de Raquel, le dio refugio en su negocio. Sin embargo, la amistad de Gaizka con Álvaro no es tan desinteresada.

33 años. Es ebanista, trabaja en el negocio de Raquel y tiene una aventura amorosa con ella, que ambos mantienen en secreto para evitar las habladurías en el pueblo. Poco se sabe de su vida anterior antes de que llegara a Monteperdido. Para él, la reaparición de Ana, supondrá un giro en su vida, ya que todos los planes que había hecho con Raquel parecen tambalearse.

45 años. El hermano mayor de Víctor y dueño de la Sociedad de Cazadores, un bar donde se reúnen los naturales de Monteperdido. Casado con Ondina, con dos hijos, Román es un hombre campechano, aficionado a la caza y a la cría de perros. En más de una ocasión hará ver al cabo Víctor Gamero que se está equivocando al centrar sus sospechas entre la gente del pueblo.

46 años. Guardia del puesto de Monteperdido. Un hombre campechano y que su trabajo, cuidando de Ana, hará que sienta un vínculo especial con la chica reaparecida.

27 años. Guardia del puesto de Monteperdido. Lleva poco tiempo en el cuerpo y enfrentarse al caso de Ana y Lucía le supera; su inexperiencia y su juventud harán que le cueste lidiar con las situaciones que le tocará vivir.

38 años. Guardia en el puesto de Monteperdido. El principal apoyo del cabo Víctor Gamero. Leal y con un gran sentido de la responsabilidad. Le costará aparcar sus afectos por la gente del pueblo para formar parte de la investigación.

59 años. Párroco de la Iglesia de Monteperdido. Integrado en la vida del pueblo como uno más, forma parte de la Cofradía y es un habitual de la Sociedad de Cazadores. A través de él, el teniente Santiago Baín conocerá un poco más a la gente del pueblo.

56 años. Es una mujer de pueblo bastante singular. Menuda, alejada de las convenciones que se suponen de una mujer así, traba una buena amistad con la sargento Sara Campos. Es descarada y bruta, pero también inteligente y sensible. Una persona curiosa que conoce bien a los habitantes del lugar y que en muchas ocasiones ayuda a Sara.