Moscú quiere afianzar en el plano legal la adhesión de Donetsk y Lugansk, al este, y de Zaporiyia y Jersón, al sur, las cuatro provincias ucranianas sometidas a referéndum para formar parte de Rusia. El Kremlin ha anunciado nuevas consultas en Jersón y Zaporiyia para fijar sus fronteras. Además, han anunciado que preparan unos presupuestos que tengan en cuenta los nuevos territorios. En el plano bélico, la amenaza nuclear sigue muy presente. La petición del líder checheno, Kadirov, a Rusia de que utilice armas atómicas de bajo impacto, todavía colea.
Moscú guarda con celo sus capacidades atómicas así que la información que hay se basa es cálculos y suposiciones. La última referencia se remonta a pocos días antes de la invasión de Ucrania, en el boletín de científicos atómicos, que intuye que Moscú dispone de unas 6.000 ojivas nucleares, de las que 1.500 estarían ya camino de su desactivación por obsoletas.
Así que Rusia tendría unas 4.500 cabezas operativas de las que unas 1.600 estarían montadas sobre misiles intercontinentales, bombarderos aéreos, lanzaderas de medio alcance o submarinos. Algunos operativos vienen desde los años 70 pero hay otros más modernos. Sea verdad o simplemente una forma de amedrentar, Moscú mantiene por escrito en su política estatal de uso de armas para disuasión que solo las usaría si alguien usa un arma atómica en su contra o de sus aliados o, también, si la existencia de Rusia se ve amenazada por el uso de cualquier arma.
La OTAN alertaba este fin de semana a sus países miembros de la movilización del submarino nuclear ruso K-329 Belgorod. Pero el sumergible no es lo más peligroso, sino lo que lleva en sus entrañas el misil nuclear Poseidón, que también es conocido como el ‘Arma del Apocalipsis’. El submarino entró en servicio el pasado 11 de julio y puede lanzar hasta seis torpedos Poseidón con cabezas nucleares de dos megatones. Esta carga podría provocar tsunamis radiactivos con olas de hasta 100 metros de altura, capaces de borrar del mapa ciudades como Nueva York o Los Ángeles, según los analistas navales de Occidente.
Las palabras de Biden han sido contundentes. "Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca debe librarse". En paralelo a la cumbre de la ONU, el Secreatario General de la OTAN ha advertido que habría consecuencias sin precedentes si Rusia utilizara armas nucleares. En el continente europeo, han expresado la misma indignación. El Alto Representante de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrel, ha dicho que amenazar con armas nucleares es inaceptable y que Putin está intentando intimidar a Ucrania y a todos los que la apoyan.
¿Qué dice el informe del OIEA sobre la central nuclear de Zaporiyia? ¿Cuál es la principal amenaza sobre la central? Nos lo explica Eduardo Gallego, catedrático de Ingeniería Nuclear y experto en seguridad de la Universidad Politécnica de Madrid.
María Kljuk trabaja en un canal de televisión ucraniano, nos lo contó en esta entrevista en el día 40 de este diario. Cuando estalló la guerra se trasladaron a Leópolis, pero ya han vuelto a Kiev. Allí ha pasado un verano muy diferente.
En medio de una enorme presión para que dé explicaciones Donald Trump, el fiscal general de EEUU ha dicho que él personalmenteaprobó la decisión de registrar la casa del expresidente y que no lo hizo a la ligera. Dice que antes intentaron métodos menos intrusivos.
En la prensa van saliendo más detalles a la luz. El FBI ya estuvo en la casa de Florida en junio para reclamarle a Trump documentos que se había llevado de la Casa Blanca, pero según cuentan varios medios, alguien les alertó de que quedaban más papeles en la casa, de los más secretos que puede tener un gobierno. El diario Washington Post publica que los agentes buscaban documentos relacionados con armas nucleares que temían que pudiesen caer en manos enemigas.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha condenado el reciente ataque a una central nuclear en Ucrania. "Cualquier ataque a las centrales nucleares es algo suicida y espero que esos ataques terminen", ha dicho Guterres en el Club Nacional de Prensa de Japón en Tokio.
La central nuclear ucraniana de Zaporiyia fue atacada a última hora del sábado y cada parte acusó a la otra del ataque. El operador de la central nuclear ucraniana, Energoatom, ha dicho que los bombardeos rusos dañaron tres monitores de radiación alrededor de la instalación de almacenamiento de combustibles nucleares gastados y que un trabajador resultó herido. Las agencias de noticias rusas, citando a la administración separatista de la planta, dijeron que las fuerzas ucranianas dispararon esos proyectiles.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) advirtió recientemente que la forma en que se gestiona la planta y los combates que se producen en sus alrededores suponen graves amenazas para la salud y el medio ambiente. Durante la conferencia de prensa del lunes, reiteró su advertencia sobre el uso de armas nucleares. "Creo que si se utilizan armas nucleares, probablemente ya no habrá ONU capaz de responder. Puede que ya no estemos todos aquí". Y aseguró que estamos asistiendo a una radicalización de la situación geopolítica que hace que el riesgo de una guerra nuclear vuelva a ser algo que no podemos olvidar del todo.