Gaza agoniza de hambre. Imágenes de sufrimiento extremo están llevando a líderes de todo el mundo a aumentar su presión sobre Israel. Incluso Estados Unidos, principal aliado de Benjamín Netanyahu, empieza a perder la paciencia. Donald Trump mantiene intacto su apoyo militar, pero endurece el tono, quiere que entre más comida a la Franja y que la guerra acabe cuanto antes.
En Europa, crecen las voces para que la presión pase de las palabras a los hechos. España y otros 16 países de la Unión Europea han apoyado esta semana revisar el Acuerdo de Asociación con Israel por vulnerar los derechos humanos.
El Reino Unido ha ido más allá y suspende las negociaciones para un acuerdo comercial con el Gobierno de Netanhayu. Poco después de estos anuncios, un tiroteo de las fuerzas israelíes sorprendía a una delegación de diplomáticos europeos y de otros países de visita en Cisjordania. Incidente que se ha interpretado como un intento de intimidación por parte de Israel.
Los 27 están divididos. Frente a los que han dado el paso de reconocer al Estado palestino, como España, Irlanda y Noruega; otros como Italia y Alemania reiteran su apoyo inquebrantable a Israel. Discrepan en cómo actuar, pero coinciden en que la situación humanitaria en Gaza es insostenible y en que urge aliviar el sufrimiento de los palestinos cuanto antes.
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