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La guerra en Gaza está siendo testigo de violaciones del derecho internacional y ha abierto dos procesos paralelos en dos tribunales diferentes. Por un lado, Israel, como Estado, se enfrenta a una denuncia de Sudáfrica en el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) por posible genocidio contra la población palestina. Por otro, el Tribunal Penal Internacional (TPI) tiene abierta una investigación por crímenes de guerra y de lesa humanidad contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y contra tres dirigentes de Hamás, Ismail Haniya, Yahya Sinwar y Mohammad Deif.

Aunque ambos tribunales se encuentran en La Haya (Países Bajos) y muchas veces se confunden, son muy distintos. Mientras que el Tribunal Internacional de Justicia se encarga de enjuiciar a Estados, la Corte Penal juzga a individuos. Además, el primero puede establecer reparaciones e indemnizaciones; el segundo hasta penas de prisión. Sin embargo, a lo largo de estos últimos años estas instituciones de justicia internacional han recibido muchas críticas: acusaciones de doble rasero, lentitud en sus investigaciones, costes excesivos o falta de eficacia a la hora de aplicar sus sentencias y medidas.

Para analizar todo esto hemos charlado con Carlos Castresana, fiscal del Tribunal de Cuentas de España y ex candidato a Fiscal Jefe en la Corte Penal Internacional, y con Rodolfo Marcone, abogado y autor de la denuncia contra Netanyahu que un grupo de juristas chilenos ha presentado ante la Corte Penal. 

Si quieres saber qué hace cada uno de estos tribunales, cómo funcionan, quién los financia, cuáles son sus límites, si sirven realmente para impartir justicia, y qué podría pasar en los casos abiertos por el conflicto en Gaza, no te pierdas este video.

Los ataques de Israel sobre Gaza dejan más de 100 fallecidos en las últimas 24 horas. La Unión Europea exige que se investigue el ataque que dañó la sede de Comité Internacional de la Cruz Roja. El Ejército de Israel ha intensificado los bombardeos. Solo en el norte de Gaza han muerto más de 40 personas en la última jornada.

Foto: Campo de refugiados de Al Shati (Omar AL-QATTAA/AFP)

Este reportaje explora si figuras públicas, como el futbolista Mohammed Salah, deben posicionarse sobre conflictos como el de Gaza. Discute el impacto de la inteligencia artificial y los boicots a marcas pro-israelíes, la politización en el fandom de bandas de K-pop, y el poder de los influencers para movilizar ayuda humanitaria. Cómo la cultura pop y la tecnología moldean la opinión pública en torno a la situación en Gaza. Un reportaje de Laura Valentina Cortés.

Este reportaje aborda cómo las redes sociales se han convertido en el principal medio de comunicación ante el bloqueo informativo en Gaza. Periodistas locales, como Hind Khoudari y Motaz Azaiza, usan estas plataformas para documentar en tiempo real los ataques y la vida bajo conflicto, a pesar de los riesgos y censuras. Los periodistas españoles Cristina Sánchez y Mikel Ayestarán destacan la colaboración con periodistas locales y la importancia de explorar nuevos formatos en redes para sensibilizar a las audiencias globales. Un reportaje de Laura Valentina Cortés.

El asedio israelí sobre Gaza no cesa, mientras las condiciones de vida en la Franja se deterioran cada día más. El hambre y la enfermedad ganan terreno en medio de la devastación, la basura y el calor. La vida de los gazatíes sigue marcada por los bombardeos diarios. En cualquier lugar y a cualquier hora. Pero no es la única amenaza. Ahora hay otro enemigo: las altas temperaturas, en ocasiones de más de 40 grados, y que las familias soportan bajo carpas de plástico y en medio de montañas de basura. Son toneladas los desperdicios que se pudren al sol y que crean focos de enfermedades que se están propagando rápidamente. Las organizaciones humanitarias hablan de una crisis de salubridad debido también a la falta de agua. Según los estándares mundiales, una persona requiere 100 litros de agua al día para consumo e higiene. En Gaza tienen menos de 1 litro diario y el 80% de la población ni siquiera tiene acceso al agua potable, a lo que se suma, además, la falta de alimento.

Foto: Abed Rahim Khatib/dpa

El mundo está cada vez más revuelto y según el escritor, Amin Maalouf, se ha convertido en un laberinto para las potencias que no saben cómo salir de las actuales dificultades.

El escritor franco-libanés ha presentado en España su nuevo libro 'El laberinto de los extraviados', un repaso histórico del auge y caídas de grandes potencias mundiales como Japón, China, la Unión Soviética o Europa, que sirve de análisis y aprendizaje sobre qué esperar del mundo en el que vivimos. Con él ha conversado Santiago Barnuevo.

Los ataques de Hamás del 7 octubre y los más de ocho meses de guerra en Gaza pasan factura psicológica a los israelíes. Un estudio reciente estima que un 5% de la población corre peligro de desarrollar estrés postraumático. Las clínicas que tratan estas otras heridas de guerra están desbordadas. El reservista Eliran Mizrachi, casado y padre de cuatro hijos, se suicidó después de haber estado varios meses en Gaza. Fue diagnosticado de estrés postraumático, pero aun así, volvió a la zona de combate.

Su caso ha alertado a especialistas como el doctor Yair Bar-Haim. Dirige la principal clínica del país que trata el trauma de guerra y ha hecho público un comunicado en el que pide al Ejército que no envié de nuevo a Gaza a soldados en tratamiento. "Si vuelven a combatir, probablemente, se agravarán los síntomas. No están preparados para tomar decisiones y pueden poner en peligro a otros", cuenta Yair desde su clínica, que abrió tras los ataques del 7 de octubre para abordar los problemas de una población traumatizada.