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Pasadas las 72 horas, encontrar vida es casi un milagro. Pero en la arrasada Mandalay, no dan la batalla por perdida. Ni los rescatistas rusos, ni los de la India, ni los birmanos que siguen sacando cuerpos y tienen que salir corriendo entre continuas réplicas.

Por eso, muchos duermen al raso en un momento en el que la electricidad, el agua y el refugio son un lujo.

Los hospitales están saturados de heridos y sin apenas medicinas para calmarlos. La Junta asume que las víctimas superarán las 3.000. Y en Bangkok, encaramados a la mole de escombros, buscan a 70 obreros atrapados. La angustia crece entre sus familiares.

A tan sólo unos metros, esperan y reciben ayuda los familiares de los obreros atrapados en el edificio que se derrumbó.

La junta militar cifra ya en más de 2.000 los muertos tras el violento terremoto que asoló Birmania el pasado viernes. Decenas de miles de personas pasan su cuarta noche a la intemperie, mientras se agota el tiempo para encontrar supervivientes. Tres días después del seísmo se desvanecen las esperanzas de encontrar vida entre los escombros. En las últimas horas, han sacado un cuerpo sin vida, pero quedan más de 70 obreros atrapados.

En Bangkok, capital de Tailandia, donde también ha golpeado el terremoto, las réplicas están siendo constantes.

El balance de víctimas por el terremoto de magnitud 7,7 que asoló Birmania el pasado 28 de marzo ha aumentado a más de 2.000 muertos, según la junta militar en el poder. De momento, se han confirmado 3.400 heridos y 300 desaparecidos, aunque fuentes locales aseguran que el número de víctimas mortales podría ser muy superior y llegar a las 3.000.

Mientras tanto, continúan las labores de rescate a contrarreloj, ya que las esperanzas de hallar a personas con vida disminuyen 72 horas después del seísmo. Equipos de emergencias internacionales enviados por países como China, India o Rusia, intentan buscar a supervivientes entre los escombros, especialmente en la ciudad birmana de Mandalay, muy cerca del epicentro. Sin embargo, el sofocante calor y las continuas y potentes réplicas están dificultando las labores de rescate. 

La junta militar, que gobierna Birmania desde el golpe de Estado de febrero del 2021, ha decretado siete días de luto en la nación, la más pobre de Asia. Aunque la oposición acusa al Ejército birmano de continuar los bombardeos en pueblos afectados por el temblor. 

En la vecina Tailandia, el seísmo también ha dejado 18 muertos y 78 desaparecidos, la mayoría tras el desplome de un rascacielos en construcción en Bangkok. El derrumbe está siendo investigado, ya que fue el único edificio que se derrumbó y el Gobierno apunta al acero empleado en su construcción.

Pasadas 72 horas, las esperanzas de encontrar supervivientes bajo toneladas de escombros son cada vez menores. Sensores que detectan calor han sido clave en los últimos rescates de varias personas que llevaban más de 60 horas atrapados en un edificio en Mandalay, la segunda ciudad más importante de Birmania.

En Bangkok continúan los trabajos contrarreloj en la torre de 30 pisos en construcción que se vino abajo. Más de 70 trabajadores permanecen sepultados.

Después de 72 horas del terremoto de magnitud 7,7 registrado el viernes en Birmania y que también se sintió con fuerza en Tailandia, hablamos con María Viladecans, trabajadora de la ONG Colabora Birmania, sobre cómo se está viviendo en el país: "La situación en Myanmar es muy desoladora, no han recibido ayuda por ninguna parte y el conflicto bélico no está ayudando", afirma. En Myanmar, el seísmo ha afectado a 20 millones de personas, un tercio de su población donde 1.700 personas han fallecido y hay más de 3.400 heridos en un país que continúa con el hermetismo de la Junta Militar.

"Estamos intentando entrar en Myanmar, cerca de Yangón para arriba las carreteras están muy afectadas por el terremoto. Estamos trabajando para buscar el mejor canal fiable", relata. La colaboradora insiste en la necesidad de dar ayuda al país y afirma que están buscando la manera de que lleguen: "Llevamos desde el viernes trabajando para que lleguen las ayudas, es difícil encontrar el camino para llegar hacia ellos", concluye.

Más de 40 horas después del devastador terremoto de Birmania, siguen rescatando a personas con vida. Hay al menos 1.700 fallecidos y 3.400 heridos, según la junta militar que gobierna el país.

Los esfuerzos siguen, en medio de las réplicas, en la devastada Mandalay, a pocos kilómetros del epicentro. Muchos de sus habitantes han tenido que dormir al raso. Con el aeropuerto y decenas de carreteras dañadas, los refuerzos tardan más en llegar.

Y en la vecina Tailandia, sacan otro cuerpo sin vida del edificio en obras que se derrumbó en Bangkok.

Foto: REUTERS

Esta semana, un terremoto de 7.7 grados azotaba Myanmar, dejando al menos, y según datos de este fin de semana, 1.644 muertos, 3.408 heridos y 139 desaparecidos en el país. Aunque según el modelo de pronóstico del Servicio Geológico de Estados Unidos, hay una probabilidad del 35% de que el número de fallecidos esté entre 10.000 y 100.000 personas. Algo en lo que coincide María Viladecas, socia fundadora del proyecto Colabora Birmania, en el informativo España a las 8 Fin de Semana. Señala que la situación está controlada en la zona en la que se encuentra, según la información que les llega a cuentagotas desde sus conocidos entre los equipos de rescate, y explica que el país necesita mucha ayuda, sobre todo por las altas temperaturas: "Ahora mismo hay mucha necesidad, sobre todo de comida, de arroz, de agua potable, de mosquiteras, incluso bolsas para cadáveres, porque están encontrando un montón y empieza a ser un problema muy grave de salud, porque claro, aquí estamos a más de 36 grados". En Bangkok, Tailandia, donde también se sintió el temblor, son 17 las personas fallecidas.

Los fuertes temblores han desatado el pánico en Mandalay, la segunda mayor ciudad de Birmania. El terremoto, de 7,7, es el de mayor magnitud registrado en los últimos 100 años en el país.

Las zonas más afectadas han sufrido cortes de electricidad y los hospitales están desbordados. La junta militar que gobierna el país ha declarado el estado de emergencia en seis regiones, incluida la capital.

Birmania lleva sumida en el más profundo caos desde que las autoridades militares tomaron el poder tras un golpe de Estado. Muchas zonas del país están controladas por grupos opositores. Una situación que podría dificultar la llegada de ayuda humanitaria. Según las autoridades podrían pasar semanas antes de que se conozca la magnitud de la destrucción causada.

Foto: REUTERS

Imágenes de Birmania, donde hay al menos 1.600 fallecidos y más de 3.400 heridos, según la junta militar que gobierna el país, tras el fuerte terremoto de 7,7 grados de este viernes.

Es el seísmo más intenso en 100 años en la región. Sus efectos se han sentido también en países vecinos como China, desde donde ya han llegado equipos de rescate y ayuda humanitaria. En Bangkok, Tailandia, intentan rescatar a medio centenar de personas. Están sepultadas bajo un edificio en construcción que se ha derrumbado. Después de una noche de incesante búsqueda con perros y drones, continúan las labores de rescate mientras familiares y amigos esperan con la esperanza de que sus seres queridos salgan con vida.

Foto: SAI AUNG MAIN / AFP

Un día después del terremoto de 7,7 grados, en Birmania (Myanmar) y Tailandia siguen buscando bajos los escombros a los posibles supervivientes que han sido sepultados bajo los edificios derrumbados. La corresponsal de TVE en Asia-Pacífico, Yolanda Álvarez, se ha desplazado a Bangkok, donde siguen las labores de rescate tras la caída de un edificio de 30 pisos en construcción. Más hermética es la situación en Birmania, donde la junta militar que gobierna restringe el acceso de periodistas, si bien, la entrada de ayuda internacional necesaria podría permitir una apertura al mundo.

Foto: LILLIAN SUWANRUMPHA / AFP