Los crímenes del museo de cera (1953)
El profesor Jarrod es escultor, admira la belleza pero sus manos ya no pueden crearla. Bastó un horrible incendio para desfigurar a un artista sin precedentes, que exhibía sus figuras con gran realismo a principios de siglo en Nueva York. La locura sume a Jarrod en una lenta venganza contra aquellos que pusieron en peligro su obra. Ahora renace de las sombras el artista, dando vida a un nuevo local, repleto de asesinos en serie y torturas capaces de hacer palidecer a los visitantes. Un rostro en particular se le antoja: el de María Antonieta, que contempla ya en una joven mujer.