Se estima que la moda rápida produce al año 150.000 millones de prendas. El 30% no se vende y acaba en la basura. Tenemos ropa para vestir hasta siete generaciones, con lo que hay que reparar, reutilizar, intercambiar como también hacían nuestros abuelos que ya eran sostenibles sin saberlo y se pasaban la ropa incluso de generación en generación. Hay comercios que no rebajan los precios de sus prendas porque eso equivale a quitarle valor a sus productos. Insisten en que los precios están más que ajustados y que con su compra también se contribuye a mantener oficios que ya están casi perdidos.
Foto: Calle Preciados, Madrid (Getty Images)