El origen de los pasos de Semana Sana y la escultura barroca policromada están muy relacionadas. El Museo del Prado acoge una exposición, llamada Darse la mano, que repasa las mejores imágenes de este periodo. La Iglesia católica encontró en estas esculturas la vía para infundir dolor, ternura o bondad, empleado un recurso que ya habían usado los clásicos.
Contaron con la colaboración de los mejores: con Luisa Roldán, con Berruguete, su Buen y Mal Ladrón, con Salzillo, con Gregorio Fernández y su cristo yacente descarnado. No obstante, no solo se apreciaban las dotes artísticas. "Los escultores, previamente antes de comenzar su tarea debían prepararse espiritualmente para iniciarla, eran como un médium entre el mundo divino y el humano", expone el jefe del departamento de escultura del Museo del Prado, Manuel Arias. La muestra estará disponible hasta marzo.