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Hasta hace unas semanas, Hannah vivía bien de su trabajo como maquilladora y peluquera. Era influencer en las redes libanesas, con decenas de miles de seguidores. Pero su vida ha dado un vuelco y ahora duerme con sus hijos en este parque de Beirut, a la intemperie. Se han tenido que desplazar dos veces, primero dejó su casa en el sur del país, huyendo de los ataques, y se refugió, en los suburbios de la capital, en los barrios de Dahye, una zona que ya casi nadie habita porque está siendo bombardeada a diario: un símbolo de la devastación.

Como alrededor del 90% de los palestinos, la familia de Mamdouh dejó su casa en Jan Yunis, una de las ciudades arrasadas, entre el sonido de las bombas y muertos de miedo. Meses después de malvivir en la tienda de uno de los campos de desplazados de la Franja, decidieron volver, pero ¿volver a dónde?

No queda prácticamente nada, apenas unos ladrillos sobre los que sentarse, ni nadie. Donde antes se escuchaba vida, ahora solo el ruido incesante de los aviones arriba y los escombros crujiendo bajo los pies de las pocas personas que han decidido regresar, abajo.

FOTO: Omar AL-QATTAA / AFP

Con un "estamos en guerra" Netanyahu ordenaba el 7 de octubre de 2023 atacar Gaza. Con el apoyo de EE.UU., la ofensiva empezó con ataques aéreos a la que siguieron las incursiones terrestres.

Según la ONU, Israel ha lanzado sobre la Franja 85 mil toneladas de explosivos. Como resultado de los ataques, 80 mil viviendas han sido arrasadas y al rededor de 42 mil palestinos hans sido asesinados. Se estima que 10 mil cadáveres siguen bajo los escombros.

"Es una operación contra Hamás", ha mantenido el primer ministro israelí desde el inicio. Algo que el jefe de la Autoridad Palestina califica como "genocidio". El Tribunal de la Haya dicta arresto contra Netanyahu por posibles crímenes de guerra, ya que a los ataques se suma el asedio a la población civil. Sin luz ni agua y con cortes a la entrada de ayuda humanitaria.

Una única tregua en noviembre permite recuperar a más de 100 rehenes a cambio de 240 presos palestinos. Ese mes los rebeldes hutíes de Yemen se suman al conflicto atacando barcos occidentales en el mar rojo en solidaridad con Gaza.

En abril, Irán, que apoya a las milicias antiisraelíes, ataca por primera vez directamente a su enemigo. Hace unos días volvió a hacerlo con cientos de misiles balísticos.

En septiembre, Israel hace explotar buscas y walkie-talkies de cientos de miembros de la milicia libanesa Hizbulá. Es el preludio al asesinato de su líder, Hasán Nasrala, y la invasión terrestre del sur del Líbano. Los ataques israelíes al país vecino dejan ya más de dos mil muertos.

Fueron los peores atentados en la historia de Israel. Muchos de los mil asesinados estaban en poblaciones junto a la Franja, los conocidos kibutz, donde un año después siguen presentes las huellas del 7 de octubre de 2023.

Las autoridades informan de que en Gaza todavía hay 100 rehenes israelís, pero creen que 35 de ellos podrían haber muerto. Mientras unas familias culpan a Hamás de que no haya tregua que devuelva a los cautivos, la mayoría de las familias de los rehenes y buena parte de la sociedad israelí culpa a Netanyahu de querer evitar un alto al fuego y preferir la guerra a cualquier pacto.

Este año ha registrado un progresivo empeoramiento de las relaciones entre España y Israel, cuyo Ministerio de Exteriores ha afirmado que nuestro país es "un paraíso para sembrar el odio e incitar a la destrucción de Israel", algo que José Manuel Albares, ministro de Exteriores, ha catalogado como "fuera de lugar". En un comunicado, Albares ha condenado, de manera tajante, el "brutal atentado terrorista de Hamás". También ha reprobado la respuesta de Israel, "que bombardea civiles e impide su acceso a la ayuda humanitaria".

A estas declaraciones se suman las del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha vuelto a rechazar el 7 de octubre, y ha trasladado "su más rotunda condena contra un atentado cruel y despiadado". España insiste, pese a todo, en que Israel es un país amigo. En el último año, las dos veces que Netanyahu ha retirado a su embajadora se ha evitado la respuesta recíproca.

El historiador, activista y político israelí Meir Margalit publica hoy El eclipse de la sociedad israelí. Atiende a los micrófonos de RNE desde Jerusalén. "Israel ha querido seguir viviendo esta historia, este victimismo. Quiere continuar sintiéndose víctima del antisemitismo internacional. Por eso sigue combatiendo porque se siente muy bien dentro de esta postura victimista. Lo único que sabe hacer Israel, hoy por hoy, es es combatir. Israel ha demostrado en este último año que es muy eficaz en ganar las guerras, pero Israel no ha logrado ganar la paz", expone el escritor.

"Hemos convertido Israel en una Esparta, un lugar que es casi ya imposible seguir viviendo", lamenta Margalit, que sostiene que el país se mueve en el "paradigma de las tres emes". La M de miedo, de mesianismo y de militarismo, explica: "Son los tres elementos que caracterizan a la sociedad israelí actual. El miedo, el cual acabamos de hablar constantemente. enemigos cambian de nombre, pero siempre tenemos uno frente a nuestra vista. El militarismo empezó tal vez como una necesidad, crear un ejército para salvaguardar el país. Pero esto ya es parte de la cultura nacional. El tercer elemento, menos conocido, el mesianismo. Se ha apoderado de la cultura del país. En su versión israelí actual, es un mesianismo que pretende purificar la tierra de Israel. Este mesianismo nos está llevando a un precipicio".

Entrevista completa en RNE Audio.

Hablamos con Nathalie Boucly, comisionada adjunta de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), de las consecuencias humanitarias que está teniendo la ofensiva israelí en El Líbano, donde ya 380.000 personas viven ya en refugios. Aunque Boucly nos recuerda que lo peor se sigue viviendo en la Franja de Gaza, que puede caer en situación de hambruna si no llega la ayuda suficiente antes de que acabe el año. "Es una situación absolutamente terrible. Solo hay un 11% del territorio que no está bajo órdenes de evacuación. Es decir, la inmensa mayoría de la población gazatí está desplazada", subraya Boucly. Nathalie Boucly considera que la única solución no llegará por la vía militar, sino por la política, e insiste en la necesidad de alcanzar un alto el fuego inmediato en todos los frentes.

De los casi 42.000 muertos por la ofensiva israelí en Gaza, más de 18.000 son niños y niñas. Según UNICEF, la Franja se ha convertido en el peor lugar del mundo para la infancia. Miles de menores han perdido a sus padres y 340.000 sufren malnutrición. Ninguno va a la escuela y todos necesitan asistencia psicológica por los traumas vividos y acumulados. Nuestra compañera Cristina Sánchez ha hablado con el Fondo Palestino para la Infancia, una de las organizaciones palestinas que está trabajando sobre el terreno con los menores de Gaza. Escuchamos a Niveen Qadadha, directora de Proyectos Humanitarios, que nos cuenta cómo han aumentado la amputaciones entre los menores de Gaza, y cómo el desplazamiento forzado, el hambre, las enfermedades infecciosas y el horror van a dejar secuelas psicológicas de por vida a los más pequeños.

Paulo Milanesio lleva una década trabajando en el sector humanitario y ha estado en lugares en conflicto como Ucrania, Camerún o Yemen: "Lo de Gaza es otro nivel". Paulo fue coordinador de Emergencias de Médicos Sin Fronteras y su último destino ha sido Gaza, desde donde regresó el pasado julio: "Lo que vi allí es una cosa que no se puede comparar con nada. Fue una situación apocalíptica. Es una atrocidad que están viviendo cientos de miles de personas. No voy a encontrarme con algo parecido", explica este profesional, que aún sigue intentando asimilar lo que vivió en Gaza, tres meses después de abandonar la zona.

"Tenemos colegas, en Médicos Sin Fronteras, que siguen trabajando ahí y la cosa cada vez está peor. Es difícil desconectar de algo así", lamenta. Paulo recuerda la sensación constante de que en cualquier momento podían morir en un bombardeo. "Un día que tuvimos que evacuar uno de los hospitales donde estábamos trabajando, porque los ataques empezaron indiscriminadamente. Es un desgaste constante en lo que es la salud mental y lo que es todas las sensaciones que implican estar expuesto de esta manera. En Gaza es el día a día".

Entrevista completa en RNE Audio.

El 7 de octubre de 2023, Elma Avraham fue sacada a la fuerza de su casa por cinco hombres y trasladada a la Franja de Gaza, donde permaneció cerca de dos meses como rehén de Hamás. Ese día, esta y otras milicias palestinas penetraron en suelo israelí y llevaron a cabo un ataque masivo en el que mataron a 1.200 personas y secuestraron a 251.

La respuesta fue una dura ofensiva israelí en Gaza que ya ha matado a más de 41.500 palestinos, la mayoría civiles y niños, y que no ha logrado el objetivo de traer de vuelta al centenar de rehenes que continúa en el enclave. Elma, que ahora tiene 85 años, fue liberada junto a otras decenas de personas durante una insólita tregua — la única pactada con el Gobierno de Benjamín Netanyahu — de cuatro días alcanzada en noviembre.