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Tal y como preveían los sondeos, las elecciones en Alemania han dado la victoria a los conservadores y su candidato, Friedrich Merz, será con casi toda probabilidad el próximo canciller. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) se posiciona como la principal fuerza política, aunque no alcanza el 30% que predecían las encuestas, y ahora se enfrenta a unas negociaciones "largas y complicadas", como ha señalado Merz, para formar un Gobierno con los socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz. Este partido ha experimentado unos resultados "desastrosos", según las palabras del canciller saliente. Además, el nuevo Ejecutivo tendrá que enfrentarse a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que, tras obtener el mejor resultado de su historia, se convierte en la principal oposición.

Por ahora, Merz ha expresado su voluntad de empezar a negociar con los socialdemócratas "en las próximas semanas" para establecer "un Gobierno operativo" y una mayoría parlamentaria que lo sustente. 

La locomotora alemana lleva dos años sin carburar, en recesión económica, y el resultado de las elecciones condiciona hoy más que nunca cómo de rápido pueda volver a coger velocidad.

Para muchos expertos, la llave para volver a arrancar esa locomotora está en la reforma de una regla constitucional que limita el déficit, el exceso de gasto público, al 0,35% año a año.

Los conservadores de la CDU liderados por Friedrich Merz ganan las elecciones con un 28,9% de los votos. Merz, en declaraciones tras un primer escrutinio, ha asegurado que es "consciente de la responsabilidad que tenemos ante nosotros". Merz le ha dado las gracias a sus votantes y la enhorabuena a sus competidores. "Tenemos que formar un Gobierno con rapidez y con mayoría parlamentaria. El mundo ahí fuera no nos espera. Vamos a Gobernar y vamos a seguir adelante", ha señalado Merz.