Algunos lo llaman "la anomalía griega". Con unos 2100 casos y algo más de 100 muertos, Grecia presenta unas cifras muy alejadas de las de otros países del Mediterráneo. Pero, ¿por qué?
Con 695 contagiados y 17 fallecidos, el país ya había impuesto medidas progresivas. Atenas temía un colapso de su sistema sanitario, muy dañado tras diez años de recortes.
Las cárceles latinoamericanas están, en su mayoría, hacinadas. No se puede mantener la distancia social para evitar la propagación del coronavirus. Paraguay está buscando alternativas. Además, la pandemia está sacudiendo especialmente a los migrantes que, no sólo se encuentran en otro país sino que en muchos casos, se ven literalmente en la calle. La Organización de Migraciones ha pedido a Grecia que descongestione los campamentos de refuguados tras detectarse una veintena de casos en uno de ellos.
Este lunes, el presidente turco Erdogan se ha reunido en Bruselas con las autoridades europeas, que han condicionado cualquier apoyo en la guerra de Siria, como pide Erdogan, a que se detenga el flujo de migrantes. Alemania se muestra dispuesta a acoger a 500 menores refugiados en la isla de Lesbos. Centenares de personas sobreviven como pueden en la frontera turco-griega.
La crisis del coronavirus agita Europa pero no oculta otras emergencias en la agenda política. La nueva presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen estrena sus primeros 100 días en el cargo intentando gestionar el desafío de Turquía que ha dejado a miles de refugiados en un limbo al lanzarlos sobre la frontera griega. Esta tarde, recibe en Bruselas al presidente Erdogan. Esta madrugada, Berlín ha anunciado que varios países europeos negocian un acuerdo para tratar de aliviar la situación de los menores que han llegado a este extremo de la Unión Europea.