Hablar de Mussolini 80 años después de su muerte sigue ejerciendo un efecto divisorio entre los italianos. Cada año, ante su tumba, no faltan los nostálgicos del fascismo que, brazo en alto, ensalzan su memoria.
La serie M, que acaba de estrenarse bajo la dirección del británico Joe Wright, ha resucitado la polémica. En ella, Mussolini se presenta como un megalómano que disfruta de los placeres de la vida mientras los camisas negras cometen atrocidades. La serie, que está barriendo en audiencia, no ha gustado en algunos círculos de la ultraderecha. Al presidente del Senado, que presume de coleccionar bustos de Mussolini, le parece que no enseña nada, que solo le ridiculiza.
La ficción se basa en un libro del conocido escritor italiano Antonio Scuratti que reconoce que cedió a las intenciones del director de darle ese tono de humor negro.
En Italia, a diferencia de España, no existe una ley de memoria historia para borrar la huella del dictador. No es extraño ver en muchos lugares de Roma el símbolo que dió nombre a su partido, el fascio.