Los hispanos son casi un 15% de los ciudadanos con opción a voto en los Estados Unidos, constituyendo la minoría más amplia del país y pueden ser clave en Estados bisagra como Arizona, Nevada o Pennsylvania. Según las últimas encuestas del Pew Research Center, un 57% planean votar por Kamala Harris y un 39% por Donald Trump. Los candidatos son conscientes de la importancia de este sector poblacional y tienen sus propias estrategias de captación.
Donald Trump les corteja con su propia versión musical y explota el discurso del agravio, el de que los inmigrantes irregulares se quedan con el trabajo y con las ayudas que deberían ser para los que llevan aquí más años. Por la contra, el equipo de Kamala Harris emplea anuncios en español en los que prometen soluciones para los ciudadanos que llevan décadas en el país, que trabajan, que pagan sus impuestos, pero que viven y mueren en la ilegalidad.