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La víspera de la investidura de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos, centenares de guardias nacionales descansaban frente al Capitolio. 25.000 van a vigilar la toma de posesión con Washington blindada, con controles militares y tanquetas apostadas en las principales vías. Los periodistas acreditados deben pasar además un control anti-COVID-19.

El centro de la ciudad y la explanada del Mall, la explanada monumental que comunica el monumento a Lincoln y el Capitolio, estaba totalmente vacíos a primera hora de la mañana del miércoles, según relata Cristina Olea, corresponsal de TVE en Washington.  

Solo unos pocos medios de comunicación y el personal acreditado podían acceder. Este año, la ceremonia será muy restringida, tanto por la seguridad como por la pandemia.

Foto: REUTERS/Caitlin Ochs

Más de 25.000 efectivos de la Guardia Nacional y otros cuerpos de seguridad de Estados Unidos refuerzan la seguridad en Washington ante un acto histórico, la toma de posesión del presidente electo Joe Biden en ausencia del saliente Donald Trump. Con el recuerdo aún muy vivo de las imágenes recientes de la irrupción de radicales en el Capitolio y las sospechas de que hubo ayuda desde el interior, se pretende evitar que se repitan incidentes como los que causaron cuatro muertes, decenas de heridos y un centenar de detenidos. Donald Trump, con un proceso de impeachment abierto en el Senado, va a romper con la tradición y asistirá para dar la bienvenida a Biden.

Donald Trump ya ha hecho las maletas. Comienza una nueva vida y lo hace abriéndole la puerta a un nuevo partido. En su mensaje de despedida, de 20 minutos, en el que no ha hecho autocrítica y ha alabado su propia presidencia, ha anticipado que un nuevo movimiento está por llegar. No mencionó en ningún momento el nombre del nuevo presidente y sigue sin conceder legitimidad a Joe Biden. Lanzaba un mensaje a sus seguidores, a los que calificaba de buenos republicanos y grandes patriotas: "El movimiento que iniciamos es solo el principio", ha dicho, refiriéndose al que ya se conoce como "trumpismo".

Kamala Harris va a ser la primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos. Se suele decir que el vicepresidente ayuda a ganar votos en las elecciones, pero que tiene escasa influencia cuando llega a la Casa Blanca. Pero no parece que vaya a ser el caso de Harris por su perfil mediático y por los 78 años del presidente Biden. Su papel como presidenta del Senado será decisivo para decantar las fuerzas hacia los demócratas en una cámara en la que ambos partidos tienen 50 senadores. Además, desde hoy, Harris deberá confrontar a aquellos que dicen que es de boca progresista y hechos conservadores.

Kamala Harris se vistió de blanco en la noche electoral para homenajear a las sufragistas. Es la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de EE.UU. y podría llegar a presidenta del país. Además, es de ascendencia afroamericana y asiática. Otra barrera rota por una mujer que ha brillado profesionalmente a lo largo de su vida.

Joe Biden se convertirá dentro de unas horas en el 46º presidente de los Estados Unidos en una investidura completamente atípica, cargada de tensión y de nerviosismo. Washington está blindado de cara a una ceremonia que no va a ser, al contrario de lo que ocurría tradicionalmente, una fiesta popular. 21.000 miembros de la Guardia Nacional van a velar por la seguridad del evento. Trump será el primer presidente en 150 años que no asista a la investidura ni dé físicamente el relevo a su sucesor.

Informan Fran Sevilla y Fernando Martínez

Luis Miranda, exdirector de Comunicación del Partido Demócrata y exasesor presidencial, ha analizado en 'Las mañanas de RNE' la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. "Biden puede empezar un proceso de reconciliación porque, a diferencia de Trump, va a ser honesto con el pueblo estadounidense, y eso va a desbaratar el nido de desinformación", ha dicho Miranda.

Biden tiene por delante muchos retos en el ámbito de la política internacional. El primero es China que cada vez expande más su influencia por todo el mundo. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ya ha dicho que no ve ese país como una amenaza pero sí como un desafío económico y comercial. El segundo gran reto es Rusia: el entorno de Biden ya ha pedido la liberación del líder opositor, Navalni, después de calificar a ese país como el mayor enemigo de Estados Unidos. El tercer punto es Oriente Medio e Israel. Biden se ha mostrado siempre contrario a los asentamientos judíos. El cuarto gran tema es Irán donde le preocupa el crimen organizado y la proliferación nuclear, también Latinoamérica. El último punto es el Sáhara Occidental donde podría impulsar el solicitado referéndum.

Stan Veuger, profesor de Economía del American Enterprise Institute, nos atiende desde Washington, una ciudad totalmente blindada para evitar incidentes en la toma de posesión de Biden. Veuger cree que los cuatro años de mandato de Trump “han sido un desastre desde el punto de vista de salud de la democracia estadounidense” y apuesta por una vuelta a la normalidad con la llegada de Biden. “No vamos a tener que esperar decisiones radicales comunicadas a través de Twitter. Habrá procesos normales y medidas razonables”. Veuger considera, de todas formas, que con la salida de Trump “los problemas de conexión con la realidad” del Partido Republicano no van a desaparecer.