Después de 74 días del llamamiento de su líder, Abdullah Öcalan, para un cese de la actividad, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha anunciado su disolución, lo que cierra un conflicto armado de cuatro décadas y que ha dejado cerca de 45.000 muertos. Turquía ha recibido la decisión con satisfacción y la califica de "histórica e importante".
El anuncio abre una oportunidad política para el presidente turco, Tayyip Erdogan, que busca apoyo kurdo para reformar la Constitución de cara a las elecciones de 2028. Además, podría aliviar tensiones en el Kurdistán iraquí y modificar el equilibrio en el norte de Siria. La Unión Europea ha pedido un proceso de paz creíble que garantice estabilidad regional.