El Por tres razones de hoy lo emitimos desde la cofradía de pescadores de Porto Do Son, en A Coruña (Galicia), donde son ochenta socios entre armadores y marineros, con más de cuarenta embarcaciones. Para ellos, la prioridad es la recogida de los plásticos, y en segundo lugar la responsabilidad legal. En los 30 kilómetros de costa calculan haber recogido una tonelada que almacenan en el ayuntamiento. Los pescadores de la zona se dedican a la pesca del pulpo, centolla, fanecas, sargos o lubina. En temporada también trabajan percebe, navaja y erizo.
El carguero 'Toconao' fue el que vertió seis contenedores con materiales diversos el día ocho de diciembre. Uno de ellos, con 26 toneladas de pélets, que ahora invaden las costas del norte de España.
Escuchamos lo que nos ha contado esta mañana la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que hoy ha visitado la playa de Coria. Entre las personas con las que contamos para conocer la dimensión de la problemática hablamos con el armador y vicepatrón mayor primero de la cofradía, Juan Ramón Torres Romero. Nos cuenta cómo hace 40 años ya les ocurrió algo parecido, pero sobre todo que diariamente recogen todo tipo de plásticos y están acostumbrados a emprender acciones legales debido a los vertidos. También hablamos con el vicepatrón mayor segundo: Fernando Queiruga Sampedro, armador de la embarcación Arela.
El aspecto ambiental lo analizamos con Xosé Luis Otero, coordinador científico de las Estaciones Biológicas de la Universidad de Santiago de Compostela, también catedrático de la misma universidad. También con Ricardo Beiras, investigador del Centro de Investigación Mariña de la Universidad de Vigo y director del grupo ECOTOX, que estudia la Ecotoxicología y Contaminación Marina de la universidad.
A nivel municipal, hablamos con el alcalde de Porto Do Son, Luis Oujo, que insiste en la importancia de saber cómo recoger los vertidos porque hay que hacerlo de una forma concreta. Le acompaña el concejal de Medio Ambiente Juan José Calo Miranda. También estaremos con el alcalde de Ribeira, Luis Pérez.
También estaremos con voluntarios organizados en plataformas como la ONG Noia Limpa, con la misión de proteger el medio ambiente de la zona, como nos cuenta María Santiago. Escuchamos a Ramón Cuevas, portavoz de la Guardia Civil sobre las tareas del SEPRONA, ya que una de las primeras medidas adoptadas por la Fiscalía de Medio Ambiente fue que el SEPRONA tomará muestras del material potencialmente peligroso y lo analice.
Ana Pontón, candidata del BNG a las elecciones gallegas, va a registrar hoy una petición para que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, dé explicaciones sobre el vertido de bolas de plástico en muchos arenales de Galicia: “Desconocemos su composición y debemos tener toda la precaución porque estamos hablando de un marea que está llegando a nuestro litoral. Amenaza nuestros recursos pesqueros”. Pontón culpa también al Gobierno central porque, asegura, desde el 13 de diciembre sabía que el problema existía: “Han dejado solos a los Ayuntamientos. Es repetir exactamente el protocolo del Prestige”. Los gallegos, añade Pontón, no necesitan un cruce de acusaciones entre las administraciones, porque ambas son responsables. También insiste en la necesidad de analizar el contenido: “No sabemos cuál es la composición exacta de este producto”.
Sobre las elecciones de febrero, confía en que el PP no obtendrá mayoría absoluta y ella podrá convertirse en presidenta de la Xunta: “Estoy convencida de que hay una mayoría que quiere cambio. La clave de estas elecciones será la movilización”. Ante la lectura de los resultados en clave nacional, concluye: “Estas elecciones no van de eso. Los líderes nacionales no son el centro del mundo. Estas elecciones van de defender la educación pública, de tener un modelo de cuidados para la gente mayor y darle futuro a la gente joven”.
Os veciños de Muxía chegaron a ver a silueta do Prestige apenas a tres millas da costa. O buque acabou afundido tras provocar unha marea negra que afectou a máis de 3.000 quilómetros de litoral.
Cada día, un cento de mercantes circulan polo corredor marítimo fronte á costa galega. Os protocolos deixan en mans do director xeral da Mariña Mercante a decisión última sobre que facer cun buque con problemas
La marea negra trajo también una marea de solidaridad llegada de toda España y de otros países de Europa. Hasta 300.000 mil voluntarios se enfundaron en monos blancos, guantes, botas y mascarillas para arrimar el hombro y recoger el chapapote que inundaba las playas gallegas. En algunos pueblos llegó a duplicarse la población.Y en su honor se levantó este monumento llamado 'A la Herida'.
En el aniversario del desastre del Prestige que inundaron las costas gallegas de crudo. Los vecinos recuerdan a los voluntarios que ayudaron a limpiar las costas. "No hay palabras de agradecimiento" dicen. "Así como se nos llenaron las costas de crudo se nos llenaron los pueblos de gente", recuerdan
Con el barco a 70 millas, la Xunta de Galicia y el gobierno central cierran filas con el plan. Se quiere al Prestige lo más lejos posible. Dos de sus remolcadores fueron el Ría de Vigo y el Charuca Silveira. En 2002 Gonzalo trabajaba en la empresa que los operaba: "El Charuca Silveira fue el primero que enganchó. (...) La mar era terrible. Lo típico que decimos los marinos, que se los comía la mar". Y el mar dictó su ley. El Prestige acaba partido tras recibir hasta 46.000 embates. Recorrió 437 kilómetros cambiando varias veces de rumbo.
La sentencia judicial dice que las autoridades gestionaron de manera correcta la crisis, aunque 20 años después, todavía hay expertos del mar que consideran que quizá hubiera sido mejor alternativa llevar el barco a un puerto o a una ría, confinarlo allí, en lugar de llevarlo a alta mar.
Instrumento político para unos, genuina protesta social para otros, tras el desastre surge la plataforma Nunca Máis, presente en las playas y en las calles. El gobierno gallego tramitó ayudas para los pescadores mientras la actividad estuvo prohibida. Empezaron a cobrarlas a los 15 días.
El impacto del desastre del Prestige, el petrolero hundido frente a las costas gallegas, causó uno de los mayores desastres ecológicos de la historia de España. Alcanzó casi tres mil kilómetros de costa en Galicia y también en Portugal, la costa cantábrica española y Francia.
Según la sentencia murieron o se vieron afectadas entre 115.000 y 230.000 aves marinas, y un sin fin de organismos marinos. Las investigaciones científicas se interrumpieron poco después por falta de dinero y no se ha vuelto a bajar al Prestige desde el año 2007.
Cuando el Prestige emitió la señal de socorro, la estrategia del Gobierno central y de la Xunta fue clara: remolcar el barco lo más lejos posible. El mensaje que transmitió fue que el riesgo de marea negra era bajo. Pero el buque, herido de muerte, no aguantó una travesía de más de 400 kilómetros con constantes cambios de rumbo, y naufragó a 250 kilómetros de la costa de Finisterre.
Han pasado dos décadas del desastre del Prestige y todavía en algunas zonas se puede ver la huella que dejó la marea negra, y eso que la costa gallega se recuperó, en general, antes de lo esperado. El impacto de la catástrofe dejó 63.000 toneladas de fuel derramadas y casi 3.000 kilómetros de costa impregnados. La marea negra paralizó la actividad pesquera de miles de personas.