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Tras la invasión rusa de Ucrania, la OTAN amplió el flanco este de la Alianza Atlántica con dos grupos de combate. Uno está en la base de Cincu, en Rumanía. Su principal misión es la disuasión, pero entrenan para defender el territorio aliado.

Foto: Un tanques Lecrerc del ejército francés en la base de Cincu, Rumanía (Thomas SAMSON/AFP)

La guerra en Ucrania encendió todas las alarmas de la OTAN, con países miembros muy cerca de la amenaza rusa, como Rumanía. Allí, la base militarMihail Kogălniceanu de la Alianza vigila el espacio aéreo común, según ha comprobado un equipo de Televisión Española. La conforman cazas italianos y Eurofighter que forman parte de la Vigilancia Aérea Reforzada del flanco este, en marcha desde la invasión de Rusia. [Especial: guerra en Ucrania]

FOTO: AFP / THOMAS SAMSON

Reunión de ministros de Exteriores de la OTAN en Rumanía en torno al apoyo a Ucrania en las semanas que se avecinan. Nuestros enviados especiales a Ucrania hablan sobre detenciones ilegales y torturas con la Fiscalía regional ucraniana. Nuestro compañero Guillaume Bontoux ha podido entrevistar al ex primer ministro de Haití, Claude Joseph, de visita en España. Hablamos sobre la polémica reforma electoral que propone el gobierno de México con la politóloga Andrea Samaniego, de la Universidad Autónoma de México. También estaremos en China y el Reino Unido.

Con dos mil años de historia a sus espaldas y una rica herencia cultural y lingüística, la segunda ciudad más grande de Rumanía es también el principal centro académico. La conoce bien el ingeniero químico e historiador Carlos Basté López, residente durante muchos años en este país. Cluj-Napoca cuenta con una población joven y diversa; en sus calles se oye hablar rumano, pero también húngaro y alemán. Con la profesora Olivia Petrescu conocemos la prestigiosa Universidad Babeș-Bolyai, el alma de la capital histórica de Transilvania. Paseamos desde la Plaza de la Unidad hasta la de Avram Iancu por el apacible Bulevar de los Héroes; descubrimos el estilo arquitectónico neorrumano en la calle Napoca y los restos de la antigua muralla en la calle Potaisa. Visitamos el jardín botánico y el cementerio Hajongard con el antiguo vecino de Cluj-Napoca Flaviu Bolbos. La catedral ortodoxa nos la muestra Valeriu Radulian, periodista de Radio Rumanía Internacional, que también nos invita a descubrir la Salina Turda (espectacular mina de sal reconvertida en parque de diversiones) y las inquietantes leyendas que flotan sobre el cercano bosque Hoia Baciu. No faltan en nuestra ruta paradas en la casa natal del rey húngaro Matías Corvino, en la iglesia de San Miguel, la animada Plaza del Museo ni en la colina de la Ciudadela, que nos reserva la mejor vista de conjunto de la ciudad desde la orilla opuesta del Pequeño Somes.

En la ciudad de Siretfrontera entre Rumanía y Ucrania, se han creado espacios donde los niños pueden hablar sobre cómo se sienten y les animan a expresarlo con dibujos. Hablamos con Melinda, la única psicóloga que trabaja asistiendo a niños y niñas de Ucrania en Siret y quien explica que ellos son libres de elegir el tema que quieren dibujar y que siempre “sale la guerra, lo que han vivido, todas las pesadillas que tienen o las expectativas y los sueños.” Además, los más pequeños expresan gratitud por lo bien que han sido recibidos en Rumanía a través de dibujos y muestras de cariño. “Dan las gracias continuamente a cualquier adulto que ven. Yo he visto un niño, por ejemplo, besando cada juguete que recibió”, cuenta Melinda.

Informa Laura Alonso, enviada especial.

La guerra ha interrumpido decenas de miles de vidas y ha acabado con otras tantas. Eugenio viaja ahora de camino a España acompañando a una familia que ha pasado 15 días oculta en un sótano. Eugenio ha perdido a su madre. Él voló desde Argentina para sacarla del país pero durante el trayecto, la mujer sufrió un ictus y murió. Ahora quiere ayudar a otros como Makar, un niño que ha subido en un autobús en Rumanía para instalarse en nuestro país. Lo conduce Enrique, conductor de la empresa pública de transportes de Madrid que ya ha conseguido fletar tres coches completos con refugiados. Entre sus pasajeros también está Katya, una niña que les anima el trayecto cantando ‘buenos días, Ucrania’. Han estado con todos ellos los enviados especiales de RNE, Laura Alonso y Sergio Jiménez.

En torno a 80 mil ucranianos que se niegan a salir de su país han optado por el refugio que les ofrece Chernovtsi, una ciudad aparentemente tranquila, de unos 200 mil habitantes, a unos 40 minutos de la frontera con Rumanía. Aquí hemos conocido a Rania, a su marido y sus tres hijos. Han venido desde Kiev y se quedan en casa de unos familiares. También allí está Marc, un británico que recuerda las similitudes entre el conflicto actual y el vivido en el Donbás. Informan los enviados especiales de RNE, Laura Alonso y Sergio Jiménez.

Si abandonar Ucrania es difícil para todos, aún lo es más para mujeres mayores, que viajan con muchos hijos o que realizan el trayecto solas. Tatiana viene sola del Donbas, donde trabajaba como cajera de supermercado y, aunque ha decidido quedarse cerca de la frontera ucraniana, explica que solo volverá "si Ucrania sigue siendo libre". Valentine también es de Lugansk, desde donde salió sola cuando los bombardeos y ataques aéreos destruyeron su casa. Ha tardado 3 días en llegar a Rumania y su destino es Bélgica, donde viven unos amigos de su hijo. Él, sin embargo, se ha tenido que quedar en el frente, combatiendo con el ejército ucraniano. Para ambas, el polideportivo de Dumbreveni es, de momento, su nuevo hogar.

Informa Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales

En el polideportivo de Dumbreveni, a unos 40 minutos frontera ucraniana, han pasado la noche entre 70 y 80 personas.  La mayoría de ellas ya ha partido hacia España o Italia, aunque una decena permanece. Se trata de mujeres mayores que viajan solas o mujeres como Nina, que está embarazada y tiene 5 hijos. Se queda en el polideportivo para esperar a su marido y poder ir juntos a otro país europeo. Cuenta la tristeza que ve en su hijo mayor y añade que quiere que el niño que espera solo vea sonrisas, y no lágrimas. Nicolás, que vivió en Barcelona y trabajó en la construcción, espera para poder volver a Ucrania y cree que no se ha hecho lo suficiente para frenar la guerra: "Las cosas no se han hablado".

Informan Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales

La ciudad de Chernivtsí, a tan solo una hora de distancia de la frontera rumana, se ha convertido en un punto clave: un sitio seguro para aquellos que tienen que huir, pero no quieren abandonar su país. Llegan ucranianos desde Kiev, Mariúpol y Zaporiyia, donde encuentran un lugar para quedarse hasta que puedan regresar a sus casas. Se trata sobre todo de familias que no quieren separarse y hombre que han llevado a sus mujeres e hijos a Rumanía. Voluntarios de Media Luna Roja reparten comida y bebida caliente y ofrecen ayuda psicológica. También continúan llegando voluntarios que, de forma individual, ayudan con lo que pueden, como André, un conductor de autobuses. En la ciudad se instalan carpas para que puedan descansar, aunque la mayoría de los que llegan son acogidos en hoteles, casas particulares o escuelas.

Informan Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales.

El éxodo ucraniano no cesa y, aunque la mayoría sale del país por la frontera polaca, el flujo migratorio se nota también en otros países, como Rumanía. En Suceava, a 50 minutos de la frontera ucraniana, han habilitado polideportivos, hoteles, colegios y hasta iglesias para acoger a los ucranianos. Hay 1.300 camas disponibles y, aunque las primeras semanas eran insuficientes, esta noche solo han sido ocupadas un centenar de ellas. Esto es así porque intentan encontrarles rápidamente un alojamientoValentine es un voluntario rumano que lleva más de 3 semanas ayudando allí: "El primer día yo estaba emocionalmente caído y después me acostumbré, tengo que ser fuerte para esta gente", expresa.

Informan Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales

En la frontera norte de Rumanía con Ucrania, cientos de ucranianos pasan la noche tras salir de la zona donde hace solo unos días se bombardearon varias bases áreas. Sofía o Víctor son algunos de los hijos de Anna, que cuenta que desde el martes esperan un autobús que los lleve a Portugal. Los niños juegan e intentan evadirse. Llaman la atención sus caras de felicidad entre los juguetes que un grupo de voluntarios ha llevado hasta un hotel de 5 estrellas, reconvertido en centro de acogida. Han estado con ellos los enviados especiales de RNE, Laura Alonso y Sergio Jiménez.

La frontera entre Rumanía y Ucrania no es solo la vía de salida de muchos ucranianos que quieren evitar la vía moldava o la prorrusa Transnistria.También sirve para la entrada y salida de muchos camiones de transporte de grano, por ejemplo. Tres camioneros turcos volvían a su país desde Odessa y contaban que habían podido hacer el trayecto sin problemas, a pesar de que cada vez son más frecuentes los controles por carretera. 

Los ucranianos que salen por aquí lo hacen con la idea de no alejarse mucho de la frontera y de volver a casa pronto. Es el caso de Natasha, que ha cruzado la frontera con su hijo y con una maleta. Dice que no quiere vivir en el extranjero y que no cree que pueda hacerlo cuando acabe la guerra.

Informan Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales.