Los detalles en Europa se suelen cifrar en miles de millones de euros. De ahí la importancia de dejar todo bien atado. Y ese no parece el caso en el Plan Global de Lucha contra la crisis que esta tarde deberían aprobar los jefes de gobierno de la zona euro.
Los tres pilares de esta estrategia anticrisis siguen planteando interrogantes.
Todavía no se ha cerrado con los bancos, que serán los grandes afectados, la quita que se aplicará a la deuda soberana griega. Que sea del 50 o del 60% puede ser vital para la cuenta de resultados de muchos.
Y de ello dependerá la recapitalización. A más quita en los bonos griegos más necesidad de inyección económica. También es importante saber si habrá depreciación en la deuda soberana de otros países y en qué cuantía. Por ejemplo, la banca española no corre riesgos en Grecia, pero en su cartera tiene mucha deuda española. Si esta pierde valor, necesitarán más dinero.
Por si fuera poco, el Fondo de Estabilidad sigue muy abierto. Para llegar a la capacidad del billón de euros apuntada por Merkel, se recurrirá al apalancamiento, utilizándolo para asegurar en torno al 20% de las nuevas emisiones de deuda de países con dificultades e incluso en la compra de bonos. Para ello debería contar con la participación de inversores privados y del Fondo Monetario Internacional.
¿Lo conseguirá? Esa es una duda razonable. La certeza la pone una vez más la canciller Merkel: no quiere ni oír hablar de que el Banco Central Europeo siga comprando bonos en el mercado secundario.