Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

El presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, considera que "no tendría sentido" que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no llegara a ser secretaria general del PSOE, después de la que "ha montado" a lo largo de los dos últimos años, en los que el líder del PP andaluz considera que ha estado preparando "una proyección nacional".

El liderazgo del PSOE en el ámbito nacional sería "incompatible" con la presidencia de la Junta de Andalucía, según ha asegurado Moreno, quien considera que no se trata del mismo caso que el de María Dolores de Cospedal, quien compatibilizó la presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con la secretaría general del PP, porque Cospedal era "la número dos" del PP y la sede nacional del partido, en Madrid, estaba más próxima a la del Ejecutivo regional.

Sobre la presidenta andaluza considera que si llegara a ser la líder nacional tendría que tener "la moderación, el equilibrio y la ponderación de un líder nacional, que ahora no tiene" y ha sostenido que su carrera ha estado "basada en una fuerte ambición y dejando muchos cadáveres por el camino".

Además, Moreno ha recordado que ha ofrecido hasta diez pactos a Díaz en el Parlamento y siempre se ha encontrado "rechazo", por lo que el PP ha abierto "una puerta de diálogo con la única formación con la que puede llegar a acuerdos", que es Ciudadanos. "Será Ciudadanos quien tendrá que decidir en un futuro hacia donde quiere optar, nosotros somos respetuosos y lo que estamos intentando es mejorar la calidad de vida de los andaluces dentro de nuestra capacidad de influencia", ha dicho Moreno, quien ha situado esas conversaciones en el marco de los presupuestos andaluces de 2017.

En clave nacional, el líder del PP andaluz, ha abogado por dar prioridad a la formación de gobierno en España para después llegar a acuerdos de Estado que den "estabilidad" a la nación.

(Entrevista de Manuel Sollo a Mathias Enard). Las fronteras artísticas entre Occidente y Oriente siempre han sido difusas y permeables, el maridaje ha sido constante a lo largo de los siglos, tanto como las guerras por intereses políticos, económicos o religiosos. Su memoria alienta la nueva novela del autor francés Mathias Enard, "Brújula" (Literatura Random House), con la que obtuvo el prestigioso Premio Goncourt de 2015. En una noche de insomnio y opio, un prestigioso musicólogo y arabista, Franz Ritter, evoca desde un apartamento en Viena sus estancias en Estambul, Alepo, Palmira, Damasco o Teherán, recuerda con meticulosidad enciclopédica a músicos y escritores, rememora con pasión a amigos aventureros y mujeres amadas. Sobre todos ellos se alza Sarah, de la que Ritter lleva enamorado veinte años. Ambos comparten una biografía intelectual y sentimental alimentada por las influencias y conexiones culturales, evidentes o sutiles, de ambas orillas mediterráneas. Del orientalismo del siglo XVIII a la actual guerra de Siria, a cuyos habitantes dedica el libro, Enard entrelaza ficción, ensayo y poesía en un relato esperanzado que aspira a superar fronteras y el miedo al otro. Nos lo cuenta aquí, entre Schubert y Litsz.

Un médico humanista, pionero de los estudios sobre los efectos de la guerra en los soldados y del destierro. Así define a Josep Solanes i Vilaprenyó la filóloga Mònica Miró, que trabaja para recuperar su obra. Hablamos de un prestigioso psiquiatra nacido en 1909 en Pla de Santa María y expatriado tras la Guerra Civil en Francia y Venezuela, que dedicó su vida a "Los nombres del exilio". Sobre este tema escribió la tesis doctoral que defendió con 70 años en la universidad francesa de Toulouse. Ampliada, la publicó un sello venezolano en 1993, dos años después de su muerte. Su primera edición española nos llega ahora como "En tierra ajena. Exilio y literatura desde la Odisea hasta Molloy", gracias a Acantilado y a Miró, que firma el prólogo. Se trata de un vasto ensayo que indaga en la radical experiencia de los exiliados entre la nostalgia del pasado y la esperanza del regreso. De todo ello dialogamos con Miró. Pero además nos interesaremos por su última obra, que también acaba de publicar "Perennia. Poesía epigráfica latina" (Godall), una selección de cincuenta epitafios latinos que también ha traducido.

Hoy descubrimos cómo se rompe la convivencia entre los vecinos cuando más del 80% son estudiantes universitarios que hacen fiestas por las noches, botellones que no terminan y que no respetan el descanso de familias enteras que reclaman poder dormir. El incivismo y la falta de respeto en barrios como El Plantinar generan situaciones difíciles en el día a día. Hay mucha tensión, llamadas a la policía de madrugada, problemas de ansiedad de personas que no saben cómo hacer frente a este problema. Otros ya han decidieron irse, dejar el barrio hace tiempo aunque sigan trabajando en él.

He hablado con algunos comerciantes que ahora se desplazan a diario para abrir sus negocios porque ya no podían más. De hecho, el Plantinar dentro de la comunidad universitaria de la zona se conoce como El Plantishow, como nos cuentan unos estudiantes.

Pero desde la asocaciación de vecinos El Mulhacén están trabajando y buscando fórmulas para recomponer la convivencia entre unos y otros, para restablecer los vínculos de la comunidad y concienciar de que este lema "nuestra convivencia, vuestra convivencia" tiene que funcionar, como dice Francisco Rivas. Están hablando con las universidades, el ayuntamiento, la guardia civil y todos los implicados para que se pueda volver a dormir y a convivir en este barrio de nuevo. Porque cuando llaman a los propietarios de los pisos, como relata una mujer afectada, para avisarles de lo que ocurre, éstos les cuelgan el teléfono. No les interesa mientras cobren la mensualidad correspondiente.

Y los vecinos se quejan de la falta de respeto de los jóvenes porque les amenazan cada vez que se les pide silencio o se muestran agresivos. Les plantan cara y se sienten fuertes porque son mayoría. "Cualquier día tenemos un disgusto de verdad", se queja otra vecina.

Pero también están los jóvenes que quieren estudiar y no están de acuerdo con tanto jolgorio descontrolado y a ellos apela la asociación de vecinos que intenta crear conciencia de la situación.

Esta situación se repite en muchos barrios de nuestro país que tienen universidades cerca, realidades invisibles pero que generan brechas de convivencia tremendas entre los vecinos.