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En el escenario de la última masacre en un colegio en Estados Unidos,  donde un joven 18 años, ha matado a tiros a más de 20 personas. Los vecinos han acompañado a los familiares de las víctimas en una larga vigilia, y este jueves se espera que esas 21 familias reciban los cuerpos de sus seres queridos. Los que viven en esta localidad aseguran que hay mucho enojo en Uvalde. Lo remarca Juan Chapa, a quien encontramos de camino a casa de su mejor amigo, cuyo hijo ha fallecido en la masacre. Juan cuenta que ese día muchos padres fueron armados al colegio para proteger a sus hijos; él piensa que hay que dar armas a los profesores. Con 18 años de edad, se pueden comprar armas en EE.UU. pero no beber alcolhol. Salvador Ramos se compró dos armas el día que cumplió los 18, las mismas que usó en la masacre después de disparar a su abuela en casa.

Sólo han pasado 10 días de la matanza racista de Búfalo y Estados Unidos se enfrenta a otra masacre, esta vez en escuela de primaria. Un joven de 18 años ha matado a 19 niños de entre 6 y 10 años y dos profesores en la pequeña localidad de Uvalde, en Texas. El atacante entró a la escuela armado y comenzó a disparar indiscriminadamente. Los primeros en intervenir fueron los agentes fronterizos. El atacante se había atrincherado en la escuela y los policías se colocaron entre él y los niños para protegerlos. Uno de ellos acabó con la vida del tirador, antiguo alumno del centro. Además de las víctimas mortales, hay varios heridos, entre ellos la abuela del atacante.

El autor de la masacre en la Escuela Elemental Robb, un colegio de educación primaria de la localidad de Uvalde, en Texas, era Salvador Ramos, un joven estadounidense de 18 años, alumno de un centro educativo cercano.Había estudiado en ese colegio con anterioridad y se había comprado un rifle, una pistola y un chaleco antibalas el mismo día en que alcanzó la mayoría de edad. Según los medios locales era un joven con un perfil complicado que sufrió acoso escolar por su tartamudez, y porque su familia era pobre. Algunos de los que le conocían le han descrito como alguien tranquilo, pero otros muchos como extraño y violento que se autolesionaba y mandaba mensajes inapropiados a las chicas en sus redes sociales. A una de ellas la etiquetó en una foto de las armas con las que cometió el crimen y le dijo: "Tengo un pequeño secreto que quiero contarte". 
 

Las hermanas fueron asesinadas por sus familiares en el este de Pakistán en un aparente crimen de "honor" después de que las jóvenes solicitaran el divorcio a sus primos, con las que las habían casado, y se negaran a que estos las acompañasen de regreso a Europa. Las jóvenes se llamaban Aneesa Abbas y Arooj Abbas, tenían 24 y 21 años, respectivamente, y residían en Terrassa, en el barrio de Sant Pere Nord, donde trabaja su padre.

Alrededor de 1.000 mujeres son cada año víctimas de los llamadoscrímenes por honor en Pakistán, aunque se estima que la cifra es mucho mayor. Desfiguraciones con ácido, agresiones sexuales o asesinatos son algunas de las penas que les aplican los hombres cuando desafían la conducta que se les ha establecido. Y entre las causas por las que se aplican los castigos, aunque estas no estén inscritas en ninguna cultura o religión, se encuentran mantener relaciones no aprobadas por la familia, el adulterio o el intento de divorcio.

Informa Cristina Sánchez.