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El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, decía el lunes que sus fuerzas militares habían situado bajo un hospital en Beirut un búnker de Hasan Nasrala, donde líder de Hizbulá asesinado en septiembre, guardaba millones de dólares. Los propios sanitarios lo han desmentido y su director ha abierto las puertas a decenas de periodistas para peinar centímetro a centímetro el complejo hospitalario.

Los médicos acusan a Israel de calumnias y califican estas informaciones como una forma de desacreditar a todos los profesionales sanitarios del país.

Alerta máxima en Tel Aviv. Las sirenas han vuelto a sonar esta mañana poco antes de que una lluvia de proyectiles atravesase sus cielos. El sistema de defensa israelí, interceptaba buena parte de los cohetes y misiles lanzados desde Líbano por Hizbulá. Los ataques arrancaron de madrugada. Entre los objetivos, tres bases militares en Tel Aviv y Haifa, al norte de Israel.

Horas antes, era el Ejército israelí el que volvía a bombardear los suburbios del sur de Beirut. El bombardeo cerca del hospital Hariri deja más de una docena de muertos y cerca de 60 heridos, según el Ministerio de Salud libanés. Son 300 los intereses de Hizbulá atacados en las últimas 24 horas.

Bajo otro hospital de Beirut el Ejército de Israel dice haber hallado un búnker donde Hizbulá almacenaba millones en oro y en efectivo. En su punto de mira, la red que financia a la milicia pro iraní.

El último intercambio de ataques ha provocado la suspensión de los vuelos para los próximos día de Air France y Emirates entre otras compañías.

Quien sí ha aterrizado en suelo israelí es el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Es su undécima visita a la región para tratar de impulsar un plan de paz. La primera, tras el asesinato del líder de Hamás, Yahya Sinwar

FOTO: REUTERS/Violeta Santos Moura

El popular mercado de Nabatieh era el centro comercial de la región, al que acudían cada lunes miles de visitantes de todo Líbano, pero los bombardeos israelíes han arrasado la zona. Decenas de tiendas, restaurantes, viviendas han sido destruidas.

Nabatieh es la quinta ciudad de Líbano, a unos 13 km de la frontera con Israel. Vivían unas 100.000 personas, pero ahora quedan unas decenas. Mohammed es uno de los pocos jóvenes que no ha huido. Hoy pasea entre las ruinas de un café en el que se reunía con sus amigos. La entrevista se interrumpe por una fuerte explosión. Nos dicen que es el sonido de un cohete que Hizbulá habría lanzado hacia Israel y nos piden que salgamos de la zona porque las fuerzas israelíes responderán. Dicho y hecho. Minutos después, otra explosión nos sorprende saliendo ya de la ciudad.

Y vemos cómo un misil, a unos 50 metros, ha destruido parte de la carretera de entrada. Ha habido un muerto.

Es el día a día de algunas localidades del sur de Líbano, donde Israel dice estar atacando a Hizbulá, pero donde sigue, también, causando daño a los civiles.

FOTO: Stringer/dpa

Israel difundió un vídeo para demostrar la muerte del líder de Hamás que planeó los ataques del 7 de octubre, Yahya Sinwar. Acorralado y malherido, con apenas fuerza, aún fue capaz de lanzar un palo para tratar de derribar el dron que lo grababa. "Terminó su vida golpeado y escondido; no daba órdenes, se preocupaba solo de sí mismo", aseguraba el ministro de Defensa de Israel. Sin embargo, la imagen de un Sinwar acorralado antes de morir ha creado un mito en torno a su figura, y le ha dado la vuelta al relato mediático que Israel trataba de capitalizar. Para muchos palestinos, la muerte de Sinwar demuestra que se encontraba luchando en el frente. El líder de Hamás ha sido el rostro más buscado desde hace años, pero no es el único. En el pasado, otros líderes importantes de Hamás han sido asesinados y el movimiento continuó. Su muerte, además, esconde incógnitas sobre los hechos. Según la versión oficial, fue este disparo de un tanque el que lo mató. Pero la autopsia ha determinado que Sinwar murió de un disparo en la cabeza.

Caen las bombas al sur de Beirut, en plena noche. Alguna muy próxima al aeropuerto. El propósito de Israel, dañar la estructura financiera que respalda a Hizbulá. Una decena de sucursales han sido destruidas. En Beirut y en el valle del Beeka, en el este del país, feudo de la milicia respaldada por Irán.

Israel informaba previamente de sus intenciones a la población para que evacuase la zona. El objetivo último, según el ministro de Defensa, "desmantelar a la milicia chii libanesa". "Limpiar completamente la zona, para permitir que los israelíes de las comunidades del norte regresen a sus casas", ha dicho Gallant.

La intensificación de los ataques en el último mes han causado ya más de 1.800 muertes en Líbano. Washington ha enviado a un mediador a Beirut para negociar un alto el fuego entre Israel y Hizbulá. Entre las condiciones exigidas por Tel Aviv, según publica el portal estadounidense Axios, que sus tropas participen activamente para evitar un futuro rearme de Hizbulá.

En las calles de las principales ciudades de Israel, las protestas no cesan. Miles de personas exigieron anoche a Netanyahu un acuerdo que devuelva a los rehenes. Creen que tras la muerte de Sinwar es tiempo de dar paso a la política y las negociaciones.

En Gaza, 50 camiones con ayuda procedente de Jordania han cruzado el paso de Erez. Una gota en un océano. La crisis humanitaria se agudiza en el enclave palestino, donde buena parte de la población está en riesgo de hambruna.

FOTO: EFE/EPA/WAEL HAMZEH

Periodistas israelíes se adentran con su Ejército en la Franja de Gaza. De camino, graban la devastación. Edificios enteros reducidos a escombros. Pero no es eso lo que quieren mostrarles, sino una casa en la ciudad de Ráfah, con la bandera israelí encima en señal de victoria.

Fue allí donde eliminaron al jefe militar de Hamás. Orgullosos, enseñan a prensa el interior de la vivienda en ruinas, incluido el sofá donde Yahya Sinwar pasó sus últimos momentos.

El grupo islamista ha respondido con un vídeo en el que intentan demostrar que siguen muy vivos, fuertemente armados y con capacidad para golpear objetivos israelíes, como tanques y soldados invasores dentro de la Franja. Israel ha confirmado que uno de sus coroneles, de 41 años, ha muerto en combate en el norte de Gaza.

Los civiles siguen sufriendo las consecuencias: solo el fin de semana, Israel ha matado a más de 100 gazatíes. Sangrientos bombardeos contra la localidad de Beit Lahia y el campo de refugiados de Yabalia.

Periodistas israelíes se adentran con su Ejército en la Franja de Gaza. De camino, graban la devastación. Edificios enteros reducidos a escombros. Pero no es eso lo que quieren mostrarles, sino una casa en la ciudad de Ráfah, con la bandera israelí encima en señal de victoria.

Fue allí donde eliminaron al jefe militar de Hamás. Orgullosos, enseñan a prensa el interior de la vivienda en ruinas, incluido el sofá donde Yahya Sinwar pasó sus últimos momentos.

El grupo islamista ha respondido con un vídeo en el que intentan demostrar que siguen muy vivos, fuertemente armados y con capacidad para golpear objetivos israelíes, como tanques y soldados invasores dentro de la Franja. Israel ha confirmado que uno de sus coroneles, de 41 años, ha muerto en combate en el norte de Gaza.

Los civiles siguen sufriendo las consecuencias: solo el fin de semana, Israel ha matado a más de 100 gazatíes. Sangrientos bombardeos contra la localidad de Beit Lahia y el campo de refugiados de Yabalia.

Un equipo de RTVE ha estado en uno de los hospitales de la zona más castigada por los bombardeos en Beirut, Líbano. El director de este hospital, Eli Hachem, muestra los daños de un ataque reciente. Un bombardeo a pocos metros provocó el derrumbamiento de techos y les obligó a evacuar el centro. Acababa de llegar una orden del ejército israelí: iban a atacar la zona y tenían 20 minutos para sacar a todos los pacientes

"Fue muy duro", recuerda, "porque había, por ejemplo, bebés prematuros que pesaban 150 gramos, y conectados a incubadoras, y también había decenas de trabajadores y otros pacientes", asegura.

El hospital llegó a cerrar, pero ahora funciona parcialmente, aunque aún hay plantas cerradas y habitaciones que no se pueden usar. Los daños son evidentes.

En el hospital apenas queda un puñado de pacientes, en cuidados intensivos. Pero la mayor parte del personal médico continúa trabajando. Dicen que no quieren irse porque la comunidad les necesita. Ya son 13 los hospitales del país que están prácticamente fuera de servicio.

Cadáveres y heridos abarrotan las pocas instalaciones médicas que aún funcionan en el norte de Gaza. Los que llegan son víctimas del último bombardeo israelí contra un edificio de Beit Lahia, que deja más de 80 muertos.

En este hospital no dan abasto para aliviar el dolor de tantos pacientes, muchos de ellos mujeres y niños, tirados en el suelo por falta de medios. Médicos sin Fronteras pide a Israel cesar de inmediato su asedio a los hospitales. Ni siquiera aquí se libran de las bombas, los cortes de electricidad y la falta de agua.

Según OXFAM, otra ONG, Israel ha matado a cuatro ingenieros que iban a reparar infraestructuras del agua. Muertes que, denuncian, violan el derecho internacional y agravan la crisis humanitaria.

Israel emite órdenes de evacuación masivas a una población exhausta, famélica y muchas veces enferma que no tiene a dónde huir. "Avisaron en plena noche de que iban a bombardear las casas y tuvimos que salir corriendo, incluso descalzos. Estamos muertos en vida", lamenta Fátima.

Achaf relata que el Ejército israelí separa y se ensaña especialmente con los hombres. "Nos sacaron a punta de pistola, nos desnudaron y nos registraron con lentes y cámaras durante horas", asegura.

Heridas psicológicas que muchos llevarán para siempre, ocultas entre tanta devastación. La destrucción es tal, que según un relator de la ONU, reconstruir Gaza podría llevar 80 años.

Foto: ISLAM AHMED / AFP