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En España están censados casi 160 mil ciudadanos chinos, que han celebrado esta noche en restaurantes de comida china o en sus casas la llegada del año del conejo. Aunque están lejos de su país, disfrutan de esta fiesta con todas sus tradiones.

A principios de los noventa, un joven veterinario granadino, José Luis Guirao, llegó a la ciudad camboyana de Battambang de manos de la ONG francesa Action Nord-Sud. Tras ver las secuelas físicas y psicológicas que sufría la población, unidas a la falta total de medios, decidió abrir en el año 1994 una casa de acogida de familias de la calle llamada Ptea Teuk Dong. En esa época de mucha escasez, el agua de coco era el único suero accesible para la población; de ahí el nombre de Ptea Teuk Dong, que en camboyano significa La Casa del Agua de Coco, la casa que salva vidas.... Con los años, la fundación Agua de Coco ha crecido y ampliado horizontes y, actualmente, mantiene los proyectos en Camboya y, desde el 2005, los ha ampliado también a Madagascar.

Millones de chinos han recibido el año nuevo en torno a la mesa y al programa especial de la televisión pública, que supera en fin de año los 700 millones de espectadores. Después de la cena, la tradición manda quemar pólvora para ahuyentar a los malos espíritus.

Más de 700 millones de personas vuelven a sus lugares de origen para celebrar el Año Nuevo. Las carreteras y las estaciones se colapsan y la gente hace colas durante días para conseguir un billete de tren o autobús.

Hace más de 30 años que se aplica la política del hijo único, para evitar la superpoblación. Ahora las familias empiezan a rebelarse contra la ley y reivindican su derecho a tener más de un hijo. Hay un primer caso que ya ha llegado a los tribunales.